Viví, algo así me ocurrió a mí. Fumaba 2 paquetes de Habanos diarios, lo hacía con ansia pero un día, domingo por la mañana, noté la garganta saturada de tabaco y decidí dejar la cajetilla en la mesita hasta el día siguiente, pero el lunes fuí al trabajo sin ella... y hasta hoy, hace algo más de 21 años. Nunca lo eché en falta ni tuve ninguna sensación de necesitarlo, nunca pensé que me resultaría tan fácil. Un saludo desde Santander.