UN VIAJE HACIA EL BURGO DE OSMA EN NOCHE BUENA
Hace ahora cuarenta y tantos años, aquel matrimonio con sus dos hijos pequeños, circulaba camino del Burgo de Osma, Era el día de Noche Buena, sobre las diez menos cuarto de la mañana, y el coche empezaba a subir Los Altos de Ayllón, era un paisaje diabólico, todo de blanco vestido, la temperatura era de seis grados bajo cero, y el hombre pensó darse la vuelta, pero su esposa dijo que no, que había que seguir adelante como fuera, El frío reinante no animaba a salir del coche y colocar las cadenas que si que llevaba el automóvil, más aquel frío horroroso con la calefacción dada y el sol empezando a salir animaba a seguir circulando, anduvieron varios kilómetros dando bandazos, la nieve daba chirridos que hasta los niños veían el peligro que estaban pasando, fueron quizá seis kilómetros de tensión cada momento, la velocidad del coche no pasaba de 20, kilómetros hora, o quizá menos, y al llegar a empezar a bajar hacia la zona del Duero, o sea Peñalba de San Esteban, la nieve cubría cada vez menos la carretera, aunque existían planchas de hielo que podrían ser peligrosas, todo parece que fue suerte, ninguna barrera se les ponía por delante. Entre hielo y nieve por las cunetas, con temperaturas de algún grado bajo cero, llegaron al Burgo, donde los locales comerciales estaban repletos de personas, sin dar importancia a ese tiempo de nieve y hielo, que parecía que contaban con ello, Siempre El Burgo de Osma tuvo temperaturas muy frías, y sus vecinos parece que lo superan con tranquilidad, es una tierra donde el frío incluso se nota en verano por sus noches, que parecen que te alegran esas brisas del Río Ucero, que te quitan el calor del cuerpo, Estas tierras se ve que siempre tuvieron ese clima de frío durante todo el año. Aunque a sus habitantes no les asusta, están curados de sus fríos invernales.
G X Cantalapiedra.
Hace ahora cuarenta y tantos años, aquel matrimonio con sus dos hijos pequeños, circulaba camino del Burgo de Osma, Era el día de Noche Buena, sobre las diez menos cuarto de la mañana, y el coche empezaba a subir Los Altos de Ayllón, era un paisaje diabólico, todo de blanco vestido, la temperatura era de seis grados bajo cero, y el hombre pensó darse la vuelta, pero su esposa dijo que no, que había que seguir adelante como fuera, El frío reinante no animaba a salir del coche y colocar las cadenas que si que llevaba el automóvil, más aquel frío horroroso con la calefacción dada y el sol empezando a salir animaba a seguir circulando, anduvieron varios kilómetros dando bandazos, la nieve daba chirridos que hasta los niños veían el peligro que estaban pasando, fueron quizá seis kilómetros de tensión cada momento, la velocidad del coche no pasaba de 20, kilómetros hora, o quizá menos, y al llegar a empezar a bajar hacia la zona del Duero, o sea Peñalba de San Esteban, la nieve cubría cada vez menos la carretera, aunque existían planchas de hielo que podrían ser peligrosas, todo parece que fue suerte, ninguna barrera se les ponía por delante. Entre hielo y nieve por las cunetas, con temperaturas de algún grado bajo cero, llegaron al Burgo, donde los locales comerciales estaban repletos de personas, sin dar importancia a ese tiempo de nieve y hielo, que parecía que contaban con ello, Siempre El Burgo de Osma tuvo temperaturas muy frías, y sus vecinos parece que lo superan con tranquilidad, es una tierra donde el frío incluso se nota en verano por sus noches, que parecen que te alegran esas brisas del Río Ucero, que te quitan el calor del cuerpo, Estas tierras se ve que siempre tuvieron ese clima de frío durante todo el año. Aunque a sus habitantes no les asusta, están curados de sus fríos invernales.
G X Cantalapiedra.