ESPAÑA.
El fracaso de las negociaciones entre PP y Vox entrega la Asamblea al PSOE y acerca a Extremadura a unas nuevas elecciones.
DAVID VIGARIO.
Mérida.
Actualizado Martes, 20 junio 2023 - 11:36.
PP y Vox han votado a sus propios candidatos a presidir la Cámara, que finalmente queda en manos de la socialista Blanca Martín.
"El patrimonio más importante que tengo es mi palabra", ha repetido una y otra vez María Guardiola desde la noche electoral, proclamando que bajo ningún concepto iba a pactar con Vox, formación que le es imprescindible para alcanzar la presidencia de la Junta de Extremadura. Y la primera prueba 'de fuego' era la constitución de la Mesa de la Asamblea.
Y se confirmaron los pronósticos que ya este lunes escenificaron ambos partidos tras su segunda reunión para negociar un acuerdo desde la noche electoral. Y ninguno de los dos, ni PP y ni Vox, se ha movido un ápice de sus posturas, ante la incredulidad de sus votantes y también de los socialistas, a los que les ha llovido del cielo, contra todo pronóstico el 28M (cuando Fernández Vara anunció, incluso que dejaba la política), la presidencia de la Asamblea de Extremadura.
Blanca Martín, que fue la que ocupó este puesto en la pasada legislatura, consiguió 32 votos (los 28 del PSOE y los 4 de Podemos); el PP se votó a sí mismo (28 votos) y Vox hizo lo propio (5 votos). No sólo consiguieron 'gratis' los socialistas la presidencia, también la vicepresidencia, y en este caso el control absoluto del parlamento, una cuestión decisiva a la hora de, por ejemplo, otorgarle a Fernández Vara la posibilidad, aunque no tenga votos suficientes para ello, y en plena campaña electoral de las elecciones generales del 23 de julio.
Génova tampoco ha visto con malos ojos esta falta de acuerdo de Guardiola en Extremadura con Vox porque equilibra de esta manera el 'efecto Valencia' con el 'reparto express' de la semana pasada que le otorgó munición electoral a Pedro Sánchez.
De hecho, Feijóo proclamó después de las elecciones autonómicas en una entrevista en televisión que no le importaba entregar el gobierno de Extremadura siempre que el PSOE respetara en toda España a la lista más votada. Así que en Génova el pulso de Guardiola contra Vox, aunque pueda sacrificar su gobierno, es visto de forma positiva.
María Guardiola sólo le dio la opción a Vox de que su candidato, Ángel Pelayo Gordillo, fuera el presidente de la Asamblea pero con la condición de que no entrara en un gobierno de coalición, es decir, no darle ninguna consejería. Y eso el partido de Santiago Abascal no lo ha aceptado. "Exigimos respeto a nuestros votantes", repiten desde los resultados de las elecciones esta formación, con 50.000 apoyos en las urnas, y que se sienten "despreciados" por la líder del PP en la región.
En el fondo, Vox no quiere repetir su estrategia en el inicio de su irrupción en la política nacional cuando no entraban en ninguna institución y le daban los votos sin nada a cambio a los 'populares'. Las experiencias de Andalucía y Madrid, cuando en las siguientes elecciones se quedaron sin ser decisivos, les han hecho cambiar de estrategia. Pero Guardiola no ha cedido, y por lo que se ve, prefiere una repetición electoral después del verano en Extremadura, que es el escenario más factible en estos momentos, que incumplir con su palabra, a pesar de necesitar a los cinco diputados de Vox para lograr ser la primera presidenta en la historia de Extremadura.
Así, Guardiola ha sacrificado el control de la Asamblea de Extremadura y el riesgo de una repetición electoral con la incertidumbre de los resultados (y previsiblemente ya sin Pedro Sánchez en Moncloa como recurso electoral de campaña como en el 28M) antes que pactar con Vox y meterlos en el gobierno. Y por su parte, la formación de Santiago Abascal ha demostrado que tampoco 'iba de farol' y su postura de fuerza se ha mantenido hasta el final. O consejerías o nada.
El fracaso de las negociaciones entre PP y Vox entrega la Asamblea al PSOE y acerca a Extremadura a unas nuevas elecciones.
DAVID VIGARIO.
Mérida.
Actualizado Martes, 20 junio 2023 - 11:36.
PP y Vox han votado a sus propios candidatos a presidir la Cámara, que finalmente queda en manos de la socialista Blanca Martín.
"El patrimonio más importante que tengo es mi palabra", ha repetido una y otra vez María Guardiola desde la noche electoral, proclamando que bajo ningún concepto iba a pactar con Vox, formación que le es imprescindible para alcanzar la presidencia de la Junta de Extremadura. Y la primera prueba 'de fuego' era la constitución de la Mesa de la Asamblea.
Y se confirmaron los pronósticos que ya este lunes escenificaron ambos partidos tras su segunda reunión para negociar un acuerdo desde la noche electoral. Y ninguno de los dos, ni PP y ni Vox, se ha movido un ápice de sus posturas, ante la incredulidad de sus votantes y también de los socialistas, a los que les ha llovido del cielo, contra todo pronóstico el 28M (cuando Fernández Vara anunció, incluso que dejaba la política), la presidencia de la Asamblea de Extremadura.
Blanca Martín, que fue la que ocupó este puesto en la pasada legislatura, consiguió 32 votos (los 28 del PSOE y los 4 de Podemos); el PP se votó a sí mismo (28 votos) y Vox hizo lo propio (5 votos). No sólo consiguieron 'gratis' los socialistas la presidencia, también la vicepresidencia, y en este caso el control absoluto del parlamento, una cuestión decisiva a la hora de, por ejemplo, otorgarle a Fernández Vara la posibilidad, aunque no tenga votos suficientes para ello, y en plena campaña electoral de las elecciones generales del 23 de julio.
Génova tampoco ha visto con malos ojos esta falta de acuerdo de Guardiola en Extremadura con Vox porque equilibra de esta manera el 'efecto Valencia' con el 'reparto express' de la semana pasada que le otorgó munición electoral a Pedro Sánchez.
De hecho, Feijóo proclamó después de las elecciones autonómicas en una entrevista en televisión que no le importaba entregar el gobierno de Extremadura siempre que el PSOE respetara en toda España a la lista más votada. Así que en Génova el pulso de Guardiola contra Vox, aunque pueda sacrificar su gobierno, es visto de forma positiva.
María Guardiola sólo le dio la opción a Vox de que su candidato, Ángel Pelayo Gordillo, fuera el presidente de la Asamblea pero con la condición de que no entrara en un gobierno de coalición, es decir, no darle ninguna consejería. Y eso el partido de Santiago Abascal no lo ha aceptado. "Exigimos respeto a nuestros votantes", repiten desde los resultados de las elecciones esta formación, con 50.000 apoyos en las urnas, y que se sienten "despreciados" por la líder del PP en la región.
En el fondo, Vox no quiere repetir su estrategia en el inicio de su irrupción en la política nacional cuando no entraban en ninguna institución y le daban los votos sin nada a cambio a los 'populares'. Las experiencias de Andalucía y Madrid, cuando en las siguientes elecciones se quedaron sin ser decisivos, les han hecho cambiar de estrategia. Pero Guardiola no ha cedido, y por lo que se ve, prefiere una repetición electoral después del verano en Extremadura, que es el escenario más factible en estos momentos, que incumplir con su palabra, a pesar de necesitar a los cinco diputados de Vox para lograr ser la primera presidenta en la historia de Extremadura.
Así, Guardiola ha sacrificado el control de la Asamblea de Extremadura y el riesgo de una repetición electoral con la incertidumbre de los resultados (y previsiblemente ya sin Pedro Sánchez en Moncloa como recurso electoral de campaña como en el 28M) antes que pactar con Vox y meterlos en el gobierno. Y por su parte, la formación de Santiago Abascal ha demostrado que tampoco 'iba de farol' y su postura de fuerza se ha mantenido hasta el final. O consejerías o nada.