LAS OVEJAS DE LA CALLE DEL POZO BUENO...

LAS OVEJAS DE LA CALLE DEL POZO BUENO
Hace ahora más de setenta años, cuando Carlos Revuelta, que en paz descanse, nos llevo a todos los niños de ese contorno de la Calle del Pozo Bueno a ver a sus ovejas y darles de comer la parte de fuera de las remolachas azucareras, llamado pulpa. Era una tarde de otoño e invierno, esas fechas de cerca de Navidad, y fuimos todos mis amigos del barrio, encantados al ver las ovejas de cerca en su colgadizo, del señor Zoilo Revuelta, a mí me parecían como casi mis burros de altas y grandes, estuvimos mucho rato entre estos animales, y recuerdo que tenían un carnero muy grande, que no se dejaba coger por ningún niño, todos las ovejas eran de lana blanca, y sus pesebres de madera haciendo fondo de artesa, para mí y mis amigos fue un viaje de conocer esos animales tocándoles y acariciándoles, incluso los corderos pequeños, Entre mis amigos estaban. Sixto, Toñin, Dionisio, Auleriano, y alguno más, fue una tarde para los amigos de aquel barrio lasecano fabulosa, ya no se me olvidaría nunca aquella imagen de las ovejas tan grandes entre los niños, era una estampa que tengo en mi mente presente, y aún más cuando veo algún rebaño por el campo donde voy circulando con mi coche, que van pastando y andando sin prisa. En mi casa cuando llegué aquella tarde noche, mi padre me explico como funcionaban las ovejas en pleno invierno, al no poder salir al campo por la lluvia o nieve, fue un experiencia que me pareció muy buena, Ya tendría siempre a Carlos Revuelta como persona amigable mía, y alguna vez le comenté esa tarde de cerca de Nochebuena, donde pude tocar y acariciar a muchas ovejas muy grandes, que eran el ejemplo de estas tierras de Castilla. Nunca más volví a ver ovejas tan grandes de tamaño. Es una pena que ese oficio de pastor sea casi imposible de encontrar, solo se ven personas muy mayores o personas de otras tierras que han venido a practicar su pastoreo.
G X Cantalapiedra.