Allá por los años 40 y 50, en las estaciones importantes del tren, había un cartel que rezaba así: " CUIDADO CON LOS CARTERISTAS". El que no llevaba cartera leía el letrero y quedaba tal como estaba, pero el que llevaba cartera se echaba mano al bolso de la chaqueta y esa acción era su perdición, pues el carterista, que vigilaba a todos los que bajaban del tren sabía que aquel que se echaba mano al bolsillo, sí llevaba cartera e iba por él y con verdadera maestría le robaba la cartera. Ni que decir tiene que poco más tarde quitaron todos los carteles de las estaciones del tren que anuciaban: ¡Cuidado con los carteristas!