-TRAS LAS NUBES-
De nada servía preguntarse qué habria pasado si años atrás hubiera abandonado el barco.
Tomo una decisión y echó a andar y anduvo tras largos faldones de seda en cuanto baile de
familia bien se presentara. Carga la escopeta y apunto a la nada.
Solo descubrio nubes. Una de ellas era tan esponjosa como el cabello de Maria y tan blanca como su piel. Furioso decidio dispararle pero deshacerla era inutil.
Maria ya no tiene el cabello esponjoso. Tampoco la piel suave. Solo se mece mirando al cielo, imaginando que las nubes son las velas del navio que le traen de vuelta.