La momia de la joven con un diente extra y el corazón intacto que murió acuchillada.
Científicos desvelan una muerte violenta ocurrida hace más de 2.600 años en
Egipto.
La víctima, señora de una gran casa, tenía ascendencia europea y fue embalsamada de forma extraña.
Judith de Jorge.
MADRID. Actualizado: 29/01/2020 10:01h.
En las películas de terror con guiones predecibles, fantasmas y espíritus de personas asesinadas se manifiestan (habitualmente con las malas costumbres de desordenar habitaciones, lanzar objetos por los aires o dejarse ver en la oscuridad) para que los vivos hagan justicia y los aparecidos puedan, por fin, descansar en paz. La momia de una joven egipcia que se exhibe en el Museo Ulster en Belfast (Irlanda del Norte) también ha desvelado una muerte violenta, aunque lo ha hecho de una forma mucho más discreta. Científicos de diferentes
universidades e instituciones
británicas han descubierto que murió acuchillada cuando solo tenía 20 años. También han observado en su ADN una ascendencia europea inesperada y en sus restos, un par de rarezas físicas: tenía un diente y una vértebra extras. Además, su corazón, que se creía ausente, permanece intacto.
Takabuti, como se llama la joven momificada, vivió hace más de 2.600 años en Tebas, lo que hoy es Luxor. Los expertos creen que era una
mujer casada, probablemente la señora de una gran casa. Su padre, llamado Nespare, ejercía como sacerdote del dios Amón. Su momia fue adquirida por un particular y trasladada a Belfast en 1834. Un año después fue desenvuelta por primera vez, intrigando a egiptólogos y al público por igual y suscitando un buen número de preguntas. ¿De qué murió? ¿Cómo fue en vida? El equipo de investigación ha utilizado algunas de las tecnologías más avanzadas para contestarlas y ha hecho públicas las respuestas en el 185 aniversario del desenvolvimiento de la momia.
En la espalda.
Las exploraciones muestran que Takabuti fue acuchillada en la parte superior de la espalda cerca de su hombro izquierdo, lo que provocó su muerte rápida. Al parecer, un enigmático objeto en la cavidad de su cuerpo, que antes se creía que era su corazón, es de hecho el material utilizado para empacar la herida del cuchillo. Como señala Eileen Murphy, bioarqueóloga en la
Universidad de Queen's en Belfast, «con frecuencia se comenta que (la joven) se ve muy tranquila acostada dentro de su ataúd, pero ahora sabemos que sus últimos momentos fueron todo menos tranquilos y que ella murió a manos de otro».
Los registros históricos de los primeros días de la momia en Belfast dejan claro que causó una sensación mediática. Fue la inspiración de un
poema y de una
pintura, y la
prensa irlandesa se hizo eco de los relatos sobre cómo se le retiraron las vendas. Una investigación realizada hace diez años mostró cómo su cabello castaño rojizo fue deliberadamente rizado y peinado. Esto, según los investigadores, pudo ser una parte muy importante de su identidad, ya que rechazó el típico estilo de cabeza rapada.
Corazón preservado.
Pero si esos detalles ya resultaban extraños en un embalsamamiento, en los últimos años, los rayos X, tomografías computarizadas, análisis de cabello y datación por radiocarbono proporcionarían otros aún más extraños. Por ejemplo, los investigadores han podido identificar el corazón de la joven, que se creía que faltaba, intacto y perfectamente preservado. «No se puede subestimar que esté presente, ya que en el antiguo Egipto este órgano se extraía en la otra vida y se pesaba para decidir si la persona había llevado una buena vida o no. Si era demasiado pesado, el demonio Ammit se lo comía y su
viaje a la otra vida fracasaba», señala Ramsey.
Otro de los hallazgos más curiosos sobre Takabuti es que su ADN es más similar al de los europeos que al de las poblaciones egipcias antiguas. Una huella genética relativamente rara, ya que no se ha encontrado en ninguna población egipcia antigua o moderna.
«Este estudio se suma a nuestra comprensión no solo de la muerte de Takabuti, sino también del contexto histórico más amplio de los tiempos en los que vivió: el descubrimiento sorprendente e importante de su herencia europea arroja luz sobre un punto de inflexión significativo en la historia de Egipto», señala Rosalie David, egiptóloga en la Universidad de Manchester. Los resultados concuerdan con estudios previos sobre antiguos egipcios que son genéticamente más similares a los europeos que los árabes modernos.
Algo que sobra.
Además, el equipo mostró que la joven tenía un diente extra, 33 piezas en lugar de 32, algo que solo ocurre en el 0,02% de la población. Y una vértebra extra, otra rareza que solo ocurre en el 2% de la población.
La momia de Takabuti no ha hablado, como sí lo ha hecho recientemente la de Nesyamun, un sacerdote de hace más de 3.000 años, gracias a la impresión en 3D de su tracto vocal. Sin embargo, los autores sí han sabido escuchar su silencio. Como ellos mismos dicen, este estudio demuestra cómo se puede revelar nueva información miles de años después de la muerte de una persona.