Una
mujer se casa en una residencia de ancianos para que su
abuela pueda acudir a la boda.
La pareja cambió sus planes de boda para que las medidas contra el
Covid-19 no impidieran a la anciana acudir al evento.
ABC.
Actualizado: 13/10/2020 11:51h.
Para Kirsten Haigh, una joven que reside en
San Francisco, era muy importante que su abuela de 89 años asistiera a su boda. Sin embargo, y debido a las distintas restricciones tomadas para evitar la expansión del
coronavirus, la anciana no podía desplazarse de la residencia en la que se encontraba para acudir al enlace.
«Estábamos planeando tener una gran boda en Costa Mesa el 6 de septiembre a la que acudirían de 100 a 150 invitados», confesó Steven Shoemaker, pareja de Haigh, a la CNN. Pero la aparición del Covid-19 torció todo lo que los novios llevaban ya meses preparando y provocó que la presencia de la abuela se volviera un detalle difícil de cumplir.
Por ello, los hoy marido y mujer, tomaron la decisión de realizar la ceremonia en Park Visa Health Center, el centro de mayores en el que vive la mujer, para que el día fuera tan especial como la joven lo había soñado.
«Tuvimos la epifanía de lo que realmente importa aquí, así que preguntamos al centro si podíamos casarnos en el aparcamiento, porque su ventana da al aparcamiento», contó la mujer. «Y, por supuesto, obtuvimos mucho más».
Tras escuchar la tierna petición de Haigh y Shoemaker, la residencia se puso a trabajar con la
familia para dar a la pareja la ceremonia más especial que podían.
Empezaron elaborando una reducida lista de invitados en la que se encontraban solo los
parientes más cercanos. Con el objetivo de que más
familiares pudieran acudir, el hermano del novio intervino como oficiante.
No fue el único detalle curioso. Los asistentes al evento, que al final se celebró en el jardín de la residencia, estaban sentados en sillas de plástico con una separación de dos metros.
Así, gracias al centro, los novios pudieron disfrutar de una boda muy especial con la abuela emocionada observando todo desde la primera fila.
Aunque la anciana asegura que desearía que su nieta hubiera tenido la ceremonia con la que siempre había soñado, declara que el evento fue mágico y que se siente agradecida de haber formado parte de él.