75 años del DNI: del 1 de Franco al falso mito de que tu número ha pertenecido a un muerto.
La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre alberga una exposición que repasa la historia del documento de identidad que un día ideó el dictador y que hoy vive en el bolsillo de todos los españoles.
Esther Blanco.
MADRID. Actualizado: 20/11/2019 23:32h.
En algunos lugares, como el Reino Unido, no existe. En otros, como en Noruega, entrará en vigor el 2020. En España, primero fue verde y después azul; y en 75 años ha pasado de imprimirse en cartón y escribirse a máquina, a esconder tecnología de vanguardia. Lejos queda ya el decreto con el que en 1944 Franco puso en marcha un sistema de identificación «intransferible» (y que levantó numerosos recelos) para todos los españoles.
Para el dictador fue el número 1 -aunque el primero en expedirse fue el de una mujer en Valencia-, y para su mujer e hija el 2 y el 3. En 1951, el mismo año en que comenzó la expedición para todo el país tras la posguerra, se identificó a la Familia Real. A Don Juan Carlos se le otorgó el 10, y a Doña Sofía, el 11. Y así, hasta el 99. Hoy, nada queda de ese primer documento salvo su finalidad. «Hemos cambiado, pero siempre a mejor», destaca Esther Muñoz, funcionaria de la División de Documentación, el órgano de la Policía Nacional encargado de velar por el documento de identidad. Esta profesional vivió en primera persona el que fue, posiblemente, el punto de inflexión en la vida del DNI: su informatización. Un cambio que, incluso, facilitó el modo en que los ciudadanos obtienen su documento. Hasta entonces no era instantáneo y tardaban entre 20 días y un mes en entregarlo.
A las puertas del cambio de siglo, la Policía Nacional comenzó el trasvase de información del papel a una base de datos digital con el objetivo de modernizar el DNI. Al tiempo que se optimizó toda la documentación, se creó la estructura del órgano central que hoy vigila el trabajo que se hace en cada puesto de expedición del país. «La informatización empieza en el 89, ya casi en el 90. Esos años empezamos a traer los primeros ordenadores, una herramienta muy básica, y yo estaba detrás de cada cambio y antes de hacer nada todo pasaba por mí porque era quien estaba verificando datos», recuerda Muñoz de aquella tarea.
La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre alberga una exposición que repasa la historia del documento de identidad que un día ideó el dictador y que hoy vive en el bolsillo de todos los españoles.
Esther Blanco.
MADRID. Actualizado: 20/11/2019 23:32h.
En algunos lugares, como el Reino Unido, no existe. En otros, como en Noruega, entrará en vigor el 2020. En España, primero fue verde y después azul; y en 75 años ha pasado de imprimirse en cartón y escribirse a máquina, a esconder tecnología de vanguardia. Lejos queda ya el decreto con el que en 1944 Franco puso en marcha un sistema de identificación «intransferible» (y que levantó numerosos recelos) para todos los españoles.
Para el dictador fue el número 1 -aunque el primero en expedirse fue el de una mujer en Valencia-, y para su mujer e hija el 2 y el 3. En 1951, el mismo año en que comenzó la expedición para todo el país tras la posguerra, se identificó a la Familia Real. A Don Juan Carlos se le otorgó el 10, y a Doña Sofía, el 11. Y así, hasta el 99. Hoy, nada queda de ese primer documento salvo su finalidad. «Hemos cambiado, pero siempre a mejor», destaca Esther Muñoz, funcionaria de la División de Documentación, el órgano de la Policía Nacional encargado de velar por el documento de identidad. Esta profesional vivió en primera persona el que fue, posiblemente, el punto de inflexión en la vida del DNI: su informatización. Un cambio que, incluso, facilitó el modo en que los ciudadanos obtienen su documento. Hasta entonces no era instantáneo y tardaban entre 20 días y un mes en entregarlo.
A las puertas del cambio de siglo, la Policía Nacional comenzó el trasvase de información del papel a una base de datos digital con el objetivo de modernizar el DNI. Al tiempo que se optimizó toda la documentación, se creó la estructura del órgano central que hoy vigila el trabajo que se hace en cada puesto de expedición del país. «La informatización empieza en el 89, ya casi en el 90. Esos años empezamos a traer los primeros ordenadores, una herramienta muy básica, y yo estaba detrás de cada cambio y antes de hacer nada todo pasaba por mí porque era quien estaba verificando datos», recuerda Muñoz de aquella tarea.