El vino sin vender en Italia se convierte en gel desinfectante contra el coronavirus.
Con la crisis del Covid, se reciclan en desinfectante 70 millones de botellas de vino DOC, para dejar espacio a la nueva producción.
Ángel Gómez Fuentes.
CORRESPONSAL EN ROMA Actualizado: 20/08/2020 16:36h.
«In vino veritas» («En el vino está la verdad»), dice el proverbio clásico. Ahora, por culpa del coronavirus, se puede decir «In vino vita est» («En el vino está la vida»), porque se transforma en gel desinfectante de las manos contra las posibles huellas dejadas por Covid-19. En Italia el equivalente de 70 millones de botellas de vino DOC (Denominación de origen controlada) se convertirán en gel desinfectante, ante la caída de demanda por el coronavirus y la necesidad de dejar espacio a la nueva producción, pues la vendimia ya está en marcha en algunas zonas italianas. El diario La Repubblica llama a esta operación de obtener desinfectante con vino DOC, algo dramático para muchos viticultores, «harakiri enológico». En total, más de 500.000 hectolitros de vino (más o menos 70 millones de botellas) están de camino en estos días a las destilerías para ser transformados en alcohol para desinfectantes, gracias a 50 millones de ayudas estatales y regionales. Para esta «operación gel» se concede una ayuda de 27 céntimos por litro de vino destilado para alcohol (Francia ha ofrecido 80 céntimos para desechar 375 millones de botellas DOC), un precio demasiado bajo que ha funcionado solo en algunas regiones como Apulia, Sicilia, Campania, Marche, Piemonte y Lazio. En ocasiones se ha pagado algo más, hasta 65 y 80 céntimos.
Drástica reducción de la demanda.
El cierre de muchos restaurantes, bares y otros locales de copas, además de las discotecas, ha impedido a los viticultores vender una parte del vino. Y no solo en Italia, sino también en otros mercados, donde se han reducido drásticamente las exportaciones, en particular en Europa y en Estados Unidos. Según la Asociación agrícola Coldiretti, el consumo en Italia se redujo a la mitad durante los tres meses de confinamiento.
Curiosamente, en estos tiempos enloquecidos por el coronavirus, se desploma la demanda de botellas del vino italiano, desde su famoso Chianti clásico o Montepulciano hasta el más preciado Brunello di Montalcino, pero hacen falta y se buscan a buen precio las botellas de gel desinfectante. Hoy, un sarcasmo de la pandemia, 100 litros de vino se convierten en las destilerías en 10 litros de alcohol entre 92 y 96 grados, listos para transformarse en 120 botellitas de 100 ml. de gel desinfectante. «Nos hemos visto obligados por la emergencia, es una situación extrema, algo que a nadie le gusta», confiesa Elio Pescarmona, director de la bodega Tres siglos, considerada como la mayor productora de prestigiosos vinos piamonteses DOGG (Denominación de origen controlada y garantizada) desde el año 1887.
El dios Baco en las farmacias.
Con este doloroso harakiri, se espera dar cabida a la vendimia 2020, en cuyo horizonte ha surgido otro grave problema: Las restricciones en las fronteras por el coronavirus puede impedir, en gran parte, la llegada de los 180.000 trabajadores temporeros rumanos y búlgaros que llegan a Italia en esta época. Esta mano de obra representa el 20 por 100 de la fuerza laboral en el campo italiano.
Italia es el primer exportador mundial de vino, seguido de España. Es un sector con más de 50 millones de hectolitros, que vale 11.000 millones de euros, cuenta con 2.000 empresas industriales que ocupan a 1.300.000 personas.
El coronavirus ha logrado lo que nunca hubiera sido posible imaginar: Un vaso de vino puede convertirse en un refinado gel, con el que solo pueden «brindar» las farmacias. Al dios Baco, presente en las bodegas porque enseñó a los mortales a cultivar la vida y hacer vino, tendrán que hacerle también espacio en las farmacias.
Con la crisis del Covid, se reciclan en desinfectante 70 millones de botellas de vino DOC, para dejar espacio a la nueva producción.
Ángel Gómez Fuentes.
CORRESPONSAL EN ROMA Actualizado: 20/08/2020 16:36h.
«In vino veritas» («En el vino está la verdad»), dice el proverbio clásico. Ahora, por culpa del coronavirus, se puede decir «In vino vita est» («En el vino está la vida»), porque se transforma en gel desinfectante de las manos contra las posibles huellas dejadas por Covid-19. En Italia el equivalente de 70 millones de botellas de vino DOC (Denominación de origen controlada) se convertirán en gel desinfectante, ante la caída de demanda por el coronavirus y la necesidad de dejar espacio a la nueva producción, pues la vendimia ya está en marcha en algunas zonas italianas. El diario La Repubblica llama a esta operación de obtener desinfectante con vino DOC, algo dramático para muchos viticultores, «harakiri enológico». En total, más de 500.000 hectolitros de vino (más o menos 70 millones de botellas) están de camino en estos días a las destilerías para ser transformados en alcohol para desinfectantes, gracias a 50 millones de ayudas estatales y regionales. Para esta «operación gel» se concede una ayuda de 27 céntimos por litro de vino destilado para alcohol (Francia ha ofrecido 80 céntimos para desechar 375 millones de botellas DOC), un precio demasiado bajo que ha funcionado solo en algunas regiones como Apulia, Sicilia, Campania, Marche, Piemonte y Lazio. En ocasiones se ha pagado algo más, hasta 65 y 80 céntimos.
Drástica reducción de la demanda.
El cierre de muchos restaurantes, bares y otros locales de copas, además de las discotecas, ha impedido a los viticultores vender una parte del vino. Y no solo en Italia, sino también en otros mercados, donde se han reducido drásticamente las exportaciones, en particular en Europa y en Estados Unidos. Según la Asociación agrícola Coldiretti, el consumo en Italia se redujo a la mitad durante los tres meses de confinamiento.
Curiosamente, en estos tiempos enloquecidos por el coronavirus, se desploma la demanda de botellas del vino italiano, desde su famoso Chianti clásico o Montepulciano hasta el más preciado Brunello di Montalcino, pero hacen falta y se buscan a buen precio las botellas de gel desinfectante. Hoy, un sarcasmo de la pandemia, 100 litros de vino se convierten en las destilerías en 10 litros de alcohol entre 92 y 96 grados, listos para transformarse en 120 botellitas de 100 ml. de gel desinfectante. «Nos hemos visto obligados por la emergencia, es una situación extrema, algo que a nadie le gusta», confiesa Elio Pescarmona, director de la bodega Tres siglos, considerada como la mayor productora de prestigiosos vinos piamonteses DOGG (Denominación de origen controlada y garantizada) desde el año 1887.
El dios Baco en las farmacias.
Con este doloroso harakiri, se espera dar cabida a la vendimia 2020, en cuyo horizonte ha surgido otro grave problema: Las restricciones en las fronteras por el coronavirus puede impedir, en gran parte, la llegada de los 180.000 trabajadores temporeros rumanos y búlgaros que llegan a Italia en esta época. Esta mano de obra representa el 20 por 100 de la fuerza laboral en el campo italiano.
Italia es el primer exportador mundial de vino, seguido de España. Es un sector con más de 50 millones de hectolitros, que vale 11.000 millones de euros, cuenta con 2.000 empresas industriales que ocupan a 1.300.000 personas.
El coronavirus ha logrado lo que nunca hubiera sido posible imaginar: Un vaso de vino puede convertirse en un refinado gel, con el que solo pueden «brindar» las farmacias. Al dios Baco, presente en las bodegas porque enseñó a los mortales a cultivar la vida y hacer vino, tendrán que hacerle también espacio en las farmacias.