El 4 de agosto de 1939, desde la cárcel madrileña de Ventas, Julia una de estas trece mujeres le escribiría a su madre “madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para siempre. Tu hija que ya jamás te podrá besar ni abrazar… Que no me lloréis. Que mi nombre no se borre de la historia.” Estas fueron las últimas palabras de Julia Conesa Conesa, una de “las trece rosas”.
El 7 de noviembre del 1936 desde la checa de Madrid
uno de los niños de los mas de 50 no le escribio a su madre pero si lo hubiese
echo diría mas o menos lo mismo.
Madre madrecita querida del alma en el pecho yo llevo una bala
pronto me reunire con papa en el mas aya o como somos catolicos en el cielo
yo no hice nada soy honrrado pero de madrugada nos sacaran para llevarnos al
cerro lo haran de noche para que nadie vea los crimenes que se están haciendo
adios madrecita nunca te besaré mas estas serían las palabras de alguno de los
niños asesinados en Paracuellos pero ni eso pudieron hacer.
uno de los niños de los mas de 50 no le escribio a su madre pero si lo hubiese
echo diría mas o menos lo mismo.
Madre madrecita querida del alma en el pecho yo llevo una bala
pronto me reunire con papa en el mas aya o como somos catolicos en el cielo
yo no hice nada soy honrrado pero de madrugada nos sacaran para llevarnos al
cerro lo haran de noche para que nadie vea los crimenes que se están haciendo
adios madrecita nunca te besaré mas estas serían las palabras de alguno de los
niños asesinados en Paracuellos pero ni eso pudieron hacer.