Con esto de la “intelnet”, donde los hombres firmamos con nombres de mujer y al revés, cada vez nos conocemos menos. Aquí las relaciones se apoyan en personalidades inventadas (menos Piri) en las que los barrigudos viejos nos hacemos pasar por esbeltos guayabos, los embusteros compulsivos y estafadores se nos presentan como seres inefables preñados de honorabilidad y no venden “la amoto” y, los mamones de toda la vida incluidos sus ancestros lejanos y recientes dicen, que los “chupopteros son otros. ... (ver texto completo)