La Eurozona está entrando en una fase menos volátil, pero más letal", escribe hoy Soros en el Financial Times y lo razona en que la banca
española e
italiana se está forrando financiándose barato en el Banco Central Europeo (BCE) y comprando a buen precio con ese dinero la deuda pública de sus países. El BCE acepta a su vez esos bonos
españoles o
italianos como garantía de que los bancos le van a devolver el dinero. Eso ha supuesto en los últimos meses un balón de oxígeno para Mario Monti y
Mariano Rajoy, pero en un movimiento que el propio banco central
alemán Bundesbank ve peligroso y se opone a que siga la juerga. No quiere, porque en una eventual ruptura del euro, el BCE y su principal accionista
Alemania está asumiendo demasiado riesgo con los países del sur.
Según el análisis de Soros -que se podrá decir de él que tiene intereses en que estalle el euro y todo lo que se quiera, pero no que es tonto- si el propio Bundesbank se huele que puede romperse la moneda única, cómo no van a olerlo los mercados.
Los analistas ven a
Italia y a
España, a Mario&Mariano, como una pareja indivisible. "Cuando uno se acatarra, el otro estornuda. La semejanza entre ambos países preocupa a los inversores", sostiene hoy por ejemplo Nicholas Spiro, analista en Londres de deuda soberana. La mala subasta de Italia de hoy que ha preferido no colocar toda la deuda prevista para no pagar un alto precio está relacionado con el aumento de preocupación con España y así se está reflejando en la nueva caída de la Bolsa española, que no va a más por las compras que aún realiza San BCE.
En este ambiente, se hace insólito que el
PSOE no apoye la nueva Ley de Estabilidad Presupuestaria, que los inversores consideran clave para considerar que España ha entrado en una fase duradera de más rigor en sus cuentas públicas. La Comisión Europea incluso considera que el texto de Montoro se queda corto, porque cree que debería ser aún más exigente con las autonomías pero aprecia que va más lejos que nunca.
El argumento principal
socialista para rechazarla es que Rajoy no cumple el acuerdo de reforma constitucional alcanzado con Zapatero en agosto de 2011 sobre que el déficit en 2020 debía ser del 0,4% en vez del cero a secas que introduce ahora la Ley. También que la senda de reducción de deuda es más exigente que lo pactado. Pero es que si la situación en ese
verano forzó a Zapatero a firmar lo que fuera con Rajoy, la actual es peor, en el sentido de que llueve sobre mojado y la fase es más peligrosa. Y si el PSOE se hinchó a decir que el
PP no arrimaba el hombro en la pasada legislatura -en alguna ocasión clave con razón- ahora es impresentable que no se aplique el cuento y decida ahora alimentar más su ya desastrosa hoja de servicios en la gestión de la crisis. Si la Eurozona entra en fase letal con hundimiento de Mario&Mariano, no se beneficiará el PSOE precisamente.