He comprobado cómo una vez más se impone la ley no escrita de la sumisión acrítica de los diputados del Grupo Popular y, cómo algunos, en forma desafortunada, insultaban a los actores que dignamente discrepaban en silencio desde la tribuna, o lanzaban improperios a la oposición por su discrepancia democrática, y, sobre todo, cómo adulaban con la sonrisa y el aplauso a su líder, y he sentido miedo, un miedo frío, físico, palpable y denso como el chapapote; pero también he constatado cómo alguno de ellos, al aplaudir y al sonreír, se removía en su escaño, sin duda pensando en la vergüenza que tendría que pasar cuando, al llegar a su casa, tuviera que mirar a sus hijos, a sus padres, a su esposa o a su marido y explicarles lo inexplicable. A estos últimos me dirijo, pidiéndoles que expresen lo que sienten y que actúen en consecuencia.
eL ESCRITO NO ES MIO PERO LO PEGO PORQUE ME PARECE MUY BUENO PARA ESTE ASUNTO
eL ESCRITO NO ES MIO PERO LO PEGO PORQUE ME PARECE MUY BUENO PARA ESTE ASUNTO