- ¿Se puede llamar justicia a lo que parece venganza?
Jinete sobre su rucio habló en voz alta el manchego.
Mirólo con suspicacia don Alonso Quijano “El Bueno”
y contestóle sin tardanza: así lo creo amigo Panza,
pues, aunque nos de mucho canguelo ese duelo
ahora entablado entre togas y puñetas blancas
que se está dilucidando a navajazos traperos
en las más altas instancias del mundo de los justicieros,
no olvides fiel escudero; que siempre que llueve escampa
y que hay quienes prefiere eliminar al mensajero
por si, al llegar la clara vemos lo que tapó el aguacero.
- ¿Rayos y truenos señor Quijano?
-Si Sancho, eso y algunos cientos de muertos
que yacen por ahí apilados al borde de los caminos
de los campos de las Castillas y el resto de las Españas,
aparte, de armar ruido que hurte de las miradas
profanas las tramas urdidas para distraer caudales
de las arcas estatales y tupir bien algunas particulares.
- ¡Voto a Bríos y cago en tó, señor!
-Luego..., ¿justicia o no?
-No seas rústico, perifrasea o circunloquia,
no vaya a ser que te empitone la vaca, ya que,
has de saber, que no siempre dos y uno hacen tres
y menos, cuando se trata de ver qué hay detrás
de este mundillo al revés, en el que los presuntos son los buenos
y ponen contra las tablas a quienes les han de juzgar.
- ¡Pardiez pardiez! Dijo el palurdo concluyendo:
-Miedo tendrá el juzgador que haya de juzgar otra vez
si, observando el entramado de los que ejercen poder ve,
que las camisas de once varas son como prietos corsés
que impiden movimiento alguno que él debería ejercer.
-Panza, sabia conclusión la tuya, a la primera lo has visto,
ya veo que eres listo y que a poco más que aprendas
entenderás que para sobrevivir y obtener prebendas
en este mundo gris y oscuro, ir desprovisto de escudo,
daga, picardía y maldad, no es bueno contra tanto listo
y menos, contra pasteleros que hacen tortillas sin huevos.
Salud.
Jinete sobre su rucio habló en voz alta el manchego.
Mirólo con suspicacia don Alonso Quijano “El Bueno”
y contestóle sin tardanza: así lo creo amigo Panza,
pues, aunque nos de mucho canguelo ese duelo
ahora entablado entre togas y puñetas blancas
que se está dilucidando a navajazos traperos
en las más altas instancias del mundo de los justicieros,
no olvides fiel escudero; que siempre que llueve escampa
y que hay quienes prefiere eliminar al mensajero
por si, al llegar la clara vemos lo que tapó el aguacero.
- ¿Rayos y truenos señor Quijano?
-Si Sancho, eso y algunos cientos de muertos
que yacen por ahí apilados al borde de los caminos
de los campos de las Castillas y el resto de las Españas,
aparte, de armar ruido que hurte de las miradas
profanas las tramas urdidas para distraer caudales
de las arcas estatales y tupir bien algunas particulares.
- ¡Voto a Bríos y cago en tó, señor!
-Luego..., ¿justicia o no?
-No seas rústico, perifrasea o circunloquia,
no vaya a ser que te empitone la vaca, ya que,
has de saber, que no siempre dos y uno hacen tres
y menos, cuando se trata de ver qué hay detrás
de este mundillo al revés, en el que los presuntos son los buenos
y ponen contra las tablas a quienes les han de juzgar.
- ¡Pardiez pardiez! Dijo el palurdo concluyendo:
-Miedo tendrá el juzgador que haya de juzgar otra vez
si, observando el entramado de los que ejercen poder ve,
que las camisas de once varas son como prietos corsés
que impiden movimiento alguno que él debería ejercer.
-Panza, sabia conclusión la tuya, a la primera lo has visto,
ya veo que eres listo y que a poco más que aprendas
entenderás que para sobrevivir y obtener prebendas
en este mundo gris y oscuro, ir desprovisto de escudo,
daga, picardía y maldad, no es bueno contra tanto listo
y menos, contra pasteleros que hacen tortillas sin huevos.
Salud.