Esta señora, si es la que me figuro, es de piñón fijo. Siempre erre que erre con su sonsonete. Lo que me extraña, es que no se esté aquí emparejada con otro seudónimo que le haga el contrapunto, rematando sus dichejos siempre copiados de la prensa de su onda, pero todo se andará.
Al parecer ha vivido siempre en ese país que describe irónicamente Borí i Fontestá:
Jauja es el país más grande
y bonito por excelencia;
allí se nada en la opulencia
y de pobres no hay.
Allí no manda nadie
y todo el mundo cree y reza,
para que se acate y respeta
el pensar de cada uno
Así todos viven tranquilos
en la más dulce armonía,
sin crímenes, ni policía,
ni pleitos, ni guerras civiles.
No se hacen quintas ni elecciones;
como que no hay propietarios,
no hay abogados, ni notarios,
ni se pagan contribuciones.
Allí nadie tiene la manía
del trabajo por el interés,
porque al no haber dinero
no se conoce nunca la miseria.
Todo el mundo encuentra lo que pide;
para contentar a quien lo quiere
cada día sale el sol
y llueve siete veces la semana.
La lluvia no les preocupa;
el lunes, llueven cabritos;
el martes, palomas asadas;
el miércoles, butifarra;
el jueves, redes y corsés;
viernes, frutas y bananos;
sábado, puros habanos,
y el domingo, albóndigas
y melocotones rubios como soles.
Allí sólo hay frutas finas
y las manzanas camosines,
albaricoques de hueso dulce.
Las casas son de turrones;
las paredes, de chocolate;
los arroyos, de oro y plata;
y los campos, cubiertos de capones.
Los árboles dan vestidos;
las montañas, perlas ricas;
los jardines, flores muy bonitas,
y las fuentes, vinos exquisitos.
Allí no hay que pasar
penas para poder vivir;
venga broma, venga reír,
y comer bien, y disfrutar.
Así es que como reina
tanta alegría y quietud,
se disfruta tal salud
que los médicos no tienen trabajo.
Y cuando ya se está al borde
de las puertas de la muerte,
viene una fiebre, un ataque fuerte,
y... buenas noches y buena hora!
Con ello, sin desenfreno,
si os gusta lo que se dice,
váyase a pasar un verano
allá en la tierra de Jauja.
Y cuando esté de vuelta,
como yo no he ido nunca...
a ese país hermoso y gayo,
ya me contento si os gusta
Perdonad la traducción.
Salud.
Al parecer ha vivido siempre en ese país que describe irónicamente Borí i Fontestá:
Jauja es el país más grande
y bonito por excelencia;
allí se nada en la opulencia
y de pobres no hay.
Allí no manda nadie
y todo el mundo cree y reza,
para que se acate y respeta
el pensar de cada uno
Así todos viven tranquilos
en la más dulce armonía,
sin crímenes, ni policía,
ni pleitos, ni guerras civiles.
No se hacen quintas ni elecciones;
como que no hay propietarios,
no hay abogados, ni notarios,
ni se pagan contribuciones.
Allí nadie tiene la manía
del trabajo por el interés,
porque al no haber dinero
no se conoce nunca la miseria.
Todo el mundo encuentra lo que pide;
para contentar a quien lo quiere
cada día sale el sol
y llueve siete veces la semana.
La lluvia no les preocupa;
el lunes, llueven cabritos;
el martes, palomas asadas;
el miércoles, butifarra;
el jueves, redes y corsés;
viernes, frutas y bananos;
sábado, puros habanos,
y el domingo, albóndigas
y melocotones rubios como soles.
Allí sólo hay frutas finas
y las manzanas camosines,
albaricoques de hueso dulce.
Las casas son de turrones;
las paredes, de chocolate;
los arroyos, de oro y plata;
y los campos, cubiertos de capones.
Los árboles dan vestidos;
las montañas, perlas ricas;
los jardines, flores muy bonitas,
y las fuentes, vinos exquisitos.
Allí no hay que pasar
penas para poder vivir;
venga broma, venga reír,
y comer bien, y disfrutar.
Así es que como reina
tanta alegría y quietud,
se disfruta tal salud
que los médicos no tienen trabajo.
Y cuando ya se está al borde
de las puertas de la muerte,
viene una fiebre, un ataque fuerte,
y... buenas noches y buena hora!
Con ello, sin desenfreno,
si os gusta lo que se dice,
váyase a pasar un verano
allá en la tierra de Jauja.
Y cuando esté de vuelta,
como yo no he ido nunca...
a ese país hermoso y gayo,
ya me contento si os gusta
Perdonad la traducción.
Salud.