María Gámez, la directora de la Guardia Civil a la que las amenazas ultras no doblegarán
Creció y vivió entre faros y heredó del mar la resistencia de los acantilados y la fuerza de sus temporales
JUAN LUIS VALENZUELA Sábado, 24 de abril de 2021
Hay que conocer a María Gámez para saber que ni las balas del Cetme ni los abyectos y amenazantes textos con amenaza de muerte, le van a influir lo más mínimo en su compromiso ni la van a achantar en su labor al frente de la Dirección General de la Guardia Civil. Y puedo decir esto con total seguridad y contundencia porque conozco a María desde hace años.
María Gámez, la malagueña que dejó el sol de su querida Málaga para venir a encerrarse prácticamente entre cuatro paredes de su despacho madrileño. Un lugar exento del sol mediterráneo donde “echa horas y horas” en su importante destino como primera mujer responsable de la Guardia Civil al frente de un cuerpo de 77.000 efectivos. Gámez sabe lo que es la dureza de llegar alto desde sus humildes orígenes familiares: hija de un farero, Antonio, y de una gran madre, Carmen, más diez hermanos más. De una familia modesta con trece miembros que mantener salió una adolescente que pudo llegar a la Universidad. Y no solo llegó sino que fue una brillante estudiante. Y mucho más. Con firmeza y “empinando codos” aprobó unas oposiciones para estar entre los más altos niveles del escalafón de la administración.
Y desde esa brillantez que relucía como funcionaria fueron muchos los ojos que se fijaron en ella como un activo político. El Partido Socialista le sedujo y ella se dejó seducir porque nunca olvidó sus modestos orígenes y a quienes debía que defender. Como tampoco olvidó el techo de cristal de las mujeres y por quienes había que luchar por la Igualdad. De la misma forma que tampoco olvida que los 77.000 miembros de la Benemérita son personas y son familias. Como me dijo hace justo un año “El peor momento de mi labor es cada llamada para comunicar el fallecimiento de uno de los nuestros y pensar inmediatamente en su familia”.
Trayectoria política
Su carrera política puede considerarse como meteórica pero sin ambiciones ni codazos. Además nada le ha sido regalado. En 2004 fue nombrada delegada de la Junta en la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa en Málaga. Más tarde designada máxima responsable del Ejecutivo regional en la provincia malagueña como delegada del Gobierno autonómico. Deja la “tranquilidad” de esos cargos para plantar cara a un bastión municipal del PP como es la Alcaldía de Málaga.
En 2015 le faltó un concejal para ser alcaldesa. Luego retoma su trabajo de alta funcionaria pero año y medio más tarde regresa a primera fila tras nombrarla Pedro Sánchez Subdelegada del Gobierno central. Durante esa etapa conoce más de cerca las Fuerzas de Seguridad del Estado con las que estrecha relaciones y conoce de cerca operaciones de alto calado. Se recuerdan las duras jornadas en Totalán coordinando las labores el rescate del pequeño Julen en el pozo en que lamentablemente, al final, apareció muerto.
El recuerdo de Julen
La recuerdo en esos tristes y dramáticos días y como mantuvo siempre viva la esperanza de encontrar a Julen con vida. Tal vez en esas noches gélidas de los Montes de Málaga se acordaría de cuando era pequeña y jugaba al teléfono con dos vasos de yogur unidos por un hilo en los faros de Sanlúcar, Estepona o Marbella, lugares en los que vivió. Ahora tiene un “teléfono rojo” con otro hilo, en este caso directo, con altas instituciones del país como Directora de la Guardia Civil.
La niña que jugaba con las chapas que tiraban los pescadores, tiene que lidiar ahora con “chapas” más grandes. Y estoy seguro que aunque le preocupe, aunque esté sintiendo de cerca el odio cainita y totalitario de quien prefiere las balas a los votos, él animo, la determinación y la ilusión por hacer su trabajo bien no le afectarán ni un ápice.
Dije de ella que “es una mujer a la que ni las tormentas ni las borrascas harán que zozobre ninguno de sus navíos a su cargo... criarse a 21 metros sobre el mar en el faro, en Punta Doncella, imprime carácter”. Ahora me ratifico. Por muchos ataques interesados que reciba, por muchos intentos de erosionarla y ahora, en el máximo desafío, por graves amenazas que la quieran intimidar, no lo conseguirán. María Gámez es dura, resistente y consistente como la piedra de los acantilados de los faros que tanto conoce y fuerte como los temporales del mar pero, también, sensible y humana como los pescadores de las chapas de sus juegos infantiles.
Pétrea y maciza en sus convicciones frente a aquellos que como diría Machado, solo expresan “el vacío del mundo en la oquedad de su cabeza”, que no son “no fruto maduro ni podrido, sino una fruta vana de aquella España que pasó y no ha sido, esa que hoy tiene la cabeza cana”.
Creció y vivió entre faros y heredó del mar la resistencia de los acantilados y la fuerza de sus temporales
JUAN LUIS VALENZUELA Sábado, 24 de abril de 2021
Hay que conocer a María Gámez para saber que ni las balas del Cetme ni los abyectos y amenazantes textos con amenaza de muerte, le van a influir lo más mínimo en su compromiso ni la van a achantar en su labor al frente de la Dirección General de la Guardia Civil. Y puedo decir esto con total seguridad y contundencia porque conozco a María desde hace años.
María Gámez, la malagueña que dejó el sol de su querida Málaga para venir a encerrarse prácticamente entre cuatro paredes de su despacho madrileño. Un lugar exento del sol mediterráneo donde “echa horas y horas” en su importante destino como primera mujer responsable de la Guardia Civil al frente de un cuerpo de 77.000 efectivos. Gámez sabe lo que es la dureza de llegar alto desde sus humildes orígenes familiares: hija de un farero, Antonio, y de una gran madre, Carmen, más diez hermanos más. De una familia modesta con trece miembros que mantener salió una adolescente que pudo llegar a la Universidad. Y no solo llegó sino que fue una brillante estudiante. Y mucho más. Con firmeza y “empinando codos” aprobó unas oposiciones para estar entre los más altos niveles del escalafón de la administración.
Y desde esa brillantez que relucía como funcionaria fueron muchos los ojos que se fijaron en ella como un activo político. El Partido Socialista le sedujo y ella se dejó seducir porque nunca olvidó sus modestos orígenes y a quienes debía que defender. Como tampoco olvidó el techo de cristal de las mujeres y por quienes había que luchar por la Igualdad. De la misma forma que tampoco olvida que los 77.000 miembros de la Benemérita son personas y son familias. Como me dijo hace justo un año “El peor momento de mi labor es cada llamada para comunicar el fallecimiento de uno de los nuestros y pensar inmediatamente en su familia”.
Trayectoria política
Su carrera política puede considerarse como meteórica pero sin ambiciones ni codazos. Además nada le ha sido regalado. En 2004 fue nombrada delegada de la Junta en la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa en Málaga. Más tarde designada máxima responsable del Ejecutivo regional en la provincia malagueña como delegada del Gobierno autonómico. Deja la “tranquilidad” de esos cargos para plantar cara a un bastión municipal del PP como es la Alcaldía de Málaga.
En 2015 le faltó un concejal para ser alcaldesa. Luego retoma su trabajo de alta funcionaria pero año y medio más tarde regresa a primera fila tras nombrarla Pedro Sánchez Subdelegada del Gobierno central. Durante esa etapa conoce más de cerca las Fuerzas de Seguridad del Estado con las que estrecha relaciones y conoce de cerca operaciones de alto calado. Se recuerdan las duras jornadas en Totalán coordinando las labores el rescate del pequeño Julen en el pozo en que lamentablemente, al final, apareció muerto.
El recuerdo de Julen
La recuerdo en esos tristes y dramáticos días y como mantuvo siempre viva la esperanza de encontrar a Julen con vida. Tal vez en esas noches gélidas de los Montes de Málaga se acordaría de cuando era pequeña y jugaba al teléfono con dos vasos de yogur unidos por un hilo en los faros de Sanlúcar, Estepona o Marbella, lugares en los que vivió. Ahora tiene un “teléfono rojo” con otro hilo, en este caso directo, con altas instituciones del país como Directora de la Guardia Civil.
La niña que jugaba con las chapas que tiraban los pescadores, tiene que lidiar ahora con “chapas” más grandes. Y estoy seguro que aunque le preocupe, aunque esté sintiendo de cerca el odio cainita y totalitario de quien prefiere las balas a los votos, él animo, la determinación y la ilusión por hacer su trabajo bien no le afectarán ni un ápice.
Dije de ella que “es una mujer a la que ni las tormentas ni las borrascas harán que zozobre ninguno de sus navíos a su cargo... criarse a 21 metros sobre el mar en el faro, en Punta Doncella, imprime carácter”. Ahora me ratifico. Por muchos ataques interesados que reciba, por muchos intentos de erosionarla y ahora, en el máximo desafío, por graves amenazas que la quieran intimidar, no lo conseguirán. María Gámez es dura, resistente y consistente como la piedra de los acantilados de los faros que tanto conoce y fuerte como los temporales del mar pero, también, sensible y humana como los pescadores de las chapas de sus juegos infantiles.
Pétrea y maciza en sus convicciones frente a aquellos que como diría Machado, solo expresan “el vacío del mundo en la oquedad de su cabeza”, que no son “no fruto maduro ni podrido, sino una fruta vana de aquella España que pasó y no ha sido, esa que hoy tiene la cabeza cana”.
Ya se sabe el origen de la carta?. Tú, ni petreo ni macizo, sigues con tu cabeza, paciencia, no tienes otra.