Algo sobre emigración. España ha sido tierra de emigrantes. Llenamos las américas de apellidos castellanos, donde no éramos bien recibidos por los nativos, pero teníamos mejores armas y mas mala leche.
Siglos mas tarde independizadas las colonias, continuo una fuerte emigración. Las familias reunían el dinero que podían, para mandar a sus hijos con tan solo catorce años y quitarlos de las hordas Carlistas. Los ya americanos los recibían bien. En muchos países apenas quedaban nativos, que trabajaran las enormes extensiones de terreno apropiados por codiciosos llegados un siglo antes. En el caso argentino, la emigración europea fue enormemente eficaz para limpiar de nativos la inmensa pampa.
El señuelo para muchos jóvenes huérfanos de esperanza, era, las casonas que se hacían, con su palmera a la puerta, símbolo del triunfador que conseguía hacer fortuna. Tras regresar con los cuarenta cumplidos, y quebrado de salud, se casaba con alguna prima o sobrina treinta años mas joven para que todo quedara en casa.
La palmera era el estandarte del triunfador. ¡Mira la casa de un indiano! se dice en nuestros días cuando esbelta e inmutable vemos la palmera señorear a la puerta de la casona.
Sin duda esto sería un gran aliciente para una juventud desorientada y adoctrinada con el amor patrio.
También ahora como antaño hay emigrantes que triunfan, y exhiben su triunfo entre sus paisanos que harán todo lo posible por imitarlos. Ese es el efecto llamada, y no que Sánchez los deje venir.
Cualquier politica que se lleve a cabo, será un fracaso en tanto en cuanto a unos pocos pasos de la miseria, se encuentra la insultante opulencia que estos jóvenes ven en sus móviles.
Se culpa a las mafias. Pues no. Hay miles de jóvenes que quieren huir de sus lares, y las mafias les posibilitan el viaje de sus sueños, y están dispuestos a arriesgar su poco dinero y su vida para conseguirlo.
El mundo occidental se tiene que dar cuenta que las armas no son eficaces para parar lo imparable. Que en lugar de mandarlos armas hay que darlos paz, y facilitar el progreso, en lugar de apropiarse de sus materias primas para luego venderlos el producto terminado.
Siglos mas tarde independizadas las colonias, continuo una fuerte emigración. Las familias reunían el dinero que podían, para mandar a sus hijos con tan solo catorce años y quitarlos de las hordas Carlistas. Los ya americanos los recibían bien. En muchos países apenas quedaban nativos, que trabajaran las enormes extensiones de terreno apropiados por codiciosos llegados un siglo antes. En el caso argentino, la emigración europea fue enormemente eficaz para limpiar de nativos la inmensa pampa.
El señuelo para muchos jóvenes huérfanos de esperanza, era, las casonas que se hacían, con su palmera a la puerta, símbolo del triunfador que conseguía hacer fortuna. Tras regresar con los cuarenta cumplidos, y quebrado de salud, se casaba con alguna prima o sobrina treinta años mas joven para que todo quedara en casa.
La palmera era el estandarte del triunfador. ¡Mira la casa de un indiano! se dice en nuestros días cuando esbelta e inmutable vemos la palmera señorear a la puerta de la casona.
Sin duda esto sería un gran aliciente para una juventud desorientada y adoctrinada con el amor patrio.
También ahora como antaño hay emigrantes que triunfan, y exhiben su triunfo entre sus paisanos que harán todo lo posible por imitarlos. Ese es el efecto llamada, y no que Sánchez los deje venir.
Cualquier politica que se lleve a cabo, será un fracaso en tanto en cuanto a unos pocos pasos de la miseria, se encuentra la insultante opulencia que estos jóvenes ven en sus móviles.
Se culpa a las mafias. Pues no. Hay miles de jóvenes que quieren huir de sus lares, y las mafias les posibilitan el viaje de sus sueños, y están dispuestos a arriesgar su poco dinero y su vida para conseguirlo.
El mundo occidental se tiene que dar cuenta que las armas no son eficaces para parar lo imparable. Que en lugar de mandarlos armas hay que darlos paz, y facilitar el progreso, en lugar de apropiarse de sus materias primas para luego venderlos el producto terminado.
En los picotazos rojos, se ven la razones de herederos y seguidores indianos.
¡Menudo picotazo tienes tu en la chimenea!