EL PICU
Los que sean de mi edad conocen perfectamente este vocablo y su significado y al mismo tiempo saben para que servía este artilugio.
Era el picu un aparato rectangular, a modo de un DVD, pero más grueso y lo abrías en dos partes una que era donde iba el altavoz o altavoces y la otra en donde iba una base circular sobre la que se insertaba el disco y un brazo móvil con una aguja, que era el que se depositaba sobre el disco, que al girar con la electricidad producía es sonido y la música.
El picu fue el invento que a nuestra juventud le permitió disfrutar de aquel baile agarrado que era tan escaso que solo se limitaba a las fiestas del pueblo y a algún baile veraniego que además se celebraban siempre a la vista de las madres que se encargaban de vigilar la intensidad y la duración del acercamiento de la pareja.
Hay que decir que entonces no existían las discotecas y este invento vino a facilitarnos el montar nosotros una “disco”, en cualquier momento y en cualquier lugar, pues solo se necesitaba, el aparato, unos cuantos discos de vinilo, de aquellos grandes, y un enchufe para tener música al instante.
De aquella manera surgieron los “guateques”que se celebraban en nuestras propias casas, con el permiso de nuestros padres, que al tenernos a todos allí creían que el peligro era menor y esto hacían que de esa confianza nosotros sacásemos el mayor partido posible que sin duda alguna era mínimo pero significaba un poco de libertad que para nosotros en aquella época bien fuera, sexual, social, o familiar, significaba un gran avance.
Al principio era muy frecuente que nos juntáramos varios amigos, comprábamos entre todos el picu, los pagábamos a plazos entre todos, y luego lo utilizábamos nosotros y también lo solíamos alquilar a otros amigos. Esto los jóvenes de hoy ni se lo creerán, pero así lo teníamos nosotros de complicado en el aspecto sexual en aquella época, bueno en ese y en todos, por supuesto, pero la verdad es que también vivimos, también nos divertíamos a nuestra manera y gracias a Dios nos sentimos orgullosos de haber vivido una vida sexual plena aunque solo dentro del matrimonio. Eran otros tiempos, eran otras normas, pero quizás hacían más deseado y más sublime aquel sobreprotegido camino de la felicidad en el sexo.
Los que sean de mi edad conocen perfectamente este vocablo y su significado y al mismo tiempo saben para que servía este artilugio.
Era el picu un aparato rectangular, a modo de un DVD, pero más grueso y lo abrías en dos partes una que era donde iba el altavoz o altavoces y la otra en donde iba una base circular sobre la que se insertaba el disco y un brazo móvil con una aguja, que era el que se depositaba sobre el disco, que al girar con la electricidad producía es sonido y la música.
El picu fue el invento que a nuestra juventud le permitió disfrutar de aquel baile agarrado que era tan escaso que solo se limitaba a las fiestas del pueblo y a algún baile veraniego que además se celebraban siempre a la vista de las madres que se encargaban de vigilar la intensidad y la duración del acercamiento de la pareja.
Hay que decir que entonces no existían las discotecas y este invento vino a facilitarnos el montar nosotros una “disco”, en cualquier momento y en cualquier lugar, pues solo se necesitaba, el aparato, unos cuantos discos de vinilo, de aquellos grandes, y un enchufe para tener música al instante.
De aquella manera surgieron los “guateques”que se celebraban en nuestras propias casas, con el permiso de nuestros padres, que al tenernos a todos allí creían que el peligro era menor y esto hacían que de esa confianza nosotros sacásemos el mayor partido posible que sin duda alguna era mínimo pero significaba un poco de libertad que para nosotros en aquella época bien fuera, sexual, social, o familiar, significaba un gran avance.
Al principio era muy frecuente que nos juntáramos varios amigos, comprábamos entre todos el picu, los pagábamos a plazos entre todos, y luego lo utilizábamos nosotros y también lo solíamos alquilar a otros amigos. Esto los jóvenes de hoy ni se lo creerán, pero así lo teníamos nosotros de complicado en el aspecto sexual en aquella época, bueno en ese y en todos, por supuesto, pero la verdad es que también vivimos, también nos divertíamos a nuestra manera y gracias a Dios nos sentimos orgullosos de haber vivido una vida sexual plena aunque solo dentro del matrimonio. Eran otros tiempos, eran otras normas, pero quizás hacían más deseado y más sublime aquel sobreprotegido camino de la felicidad en el sexo.