La historia acontece en una ciudad del norte de Europa.
Atardecer en la ciudad
La tarde toca a su fin, un viento desapacible sacude los todavía desnudos árboles, una lluvia racheada barre la ciudad, la gente marcha presurosa, tienen prisa por llegar a sus hogares, la jornada de trabajo ha terminado.
Por uno de los puentes que atraviesa la ciudad, un hombre camina cabizbajo, ensimismado no parece sentir frio, de mediana estatura, ronda la cincuentena, de tez blanca en una cara alargada totalmente inexpresiva, el cabello rubio escasea en algunas partes, viste con discreción aunque su atuendo desgastado denota una precaria economía, de pronto se para y se asoma peligrosamente sobre el pretil del puente, la forma brusca de hacerlo llama la atención de las pocas personas que por allí transitan, un joven de aspecto aniñado se acerca y pregunta solícito: ¿señor se encuentra mal, necesita ayuda? El desconocido no parece oírle, mira obsesionado la fuerte corriente que por efecto del deshielo se produce por estas fechas, el joven le tira repetidas veces de la chaqueta para llamar su atención e insiste ¿puedo hacer algo por usted? El desconocido se yergue como si oyera por primera vez al muchacho, se toma tiempo en contestarle, al fin dice: hace mucho frío nos vendría bien un café caliente ¿me acompañas? el joven asiente, marchan presurosos subiéndose el cuello de sus respectivos atuendos.
En la lejanía un hermoso arco iris pone fin a la tarde.
Atardecer en la ciudad
La tarde toca a su fin, un viento desapacible sacude los todavía desnudos árboles, una lluvia racheada barre la ciudad, la gente marcha presurosa, tienen prisa por llegar a sus hogares, la jornada de trabajo ha terminado.
Por uno de los puentes que atraviesa la ciudad, un hombre camina cabizbajo, ensimismado no parece sentir frio, de mediana estatura, ronda la cincuentena, de tez blanca en una cara alargada totalmente inexpresiva, el cabello rubio escasea en algunas partes, viste con discreción aunque su atuendo desgastado denota una precaria economía, de pronto se para y se asoma peligrosamente sobre el pretil del puente, la forma brusca de hacerlo llama la atención de las pocas personas que por allí transitan, un joven de aspecto aniñado se acerca y pregunta solícito: ¿señor se encuentra mal, necesita ayuda? El desconocido no parece oírle, mira obsesionado la fuerte corriente que por efecto del deshielo se produce por estas fechas, el joven le tira repetidas veces de la chaqueta para llamar su atención e insiste ¿puedo hacer algo por usted? El desconocido se yergue como si oyera por primera vez al muchacho, se toma tiempo en contestarle, al fin dice: hace mucho frío nos vendría bien un café caliente ¿me acompañas? el joven asiente, marchan presurosos subiéndose el cuello de sus respectivos atuendos.
En la lejanía un hermoso arco iris pone fin a la tarde.