LAS TARJETAS DE CRÉDITO
Hay que reconocer que ha sido un buen invento esto de las tarjetas de crédito que te permite salir de casa, a penas sin metálico, y que puedes comprar con ella todo lo que te apetezca siempre, claro está, que el crédito te lo permita.
Y hay que ver lo que ha evolucionado su utilidad y su utilización con el transcurso de los años. En un principio se limitaba su uso en grandes almacenes, en tiendas especializadas, y para sacar dinero de los cajeros, pero en la actualidad con la tarjeta lo pagas todo. La carnicería, la farmacia, el super, la tienda de la esquina, el aparcamiento, el restaurante, el peaje de las autovías y hasta la peluquería.
Bueno eso, claro está, en las grandes ciudades y el los lugares donde abunda el turismo porque los extranjeros la usan con más frecuencia que nosotros.
A mí no me gustan demasiado estos y otros modernismos pero no hay más remedio que aceptarlos y hasta utilizarlos porque la sociedad y el consumismo te obligan a ello que además supone una cierta seguridad porque no tienes que llevar los billetes en la cartera. Pero hay que tener en cuenta que la tarjeta también tiene sus inconvenientes, el primero no llevar nunca el PIN cerca de ella porque si pierdes o te roban la cartera estás aviado ya que te limpian todo lo que tengas en el banco. El segundo que el acercarte a un cajero a sacar dinero tiene el riesgo de que en ese momento se te acerque el caco te ponga un cuchillo o una pistola en las espaldas y te obligue a cantar el número secreto con el cual igualmente te limpia la cuenta. Y un tercero para mí el más importante que es el gastar el dinero de forma más alegre y descontrolada porque la tarjeta no marca el total gastado sino a final de mes, cuando recibes el cargo, y entonces la mayoría de las veces te sorprende su total porque tú no esperabas haber gastado tanto.
Y sobre todo, y que no se moleste nadie, las que tienen mas riesgo en esto son las mujeres porque ellas están más al tanto de la moda, de los escaparates y son más atacadas por la propaganda y por los anuncios de televisión incitándolas a, eso que a ellas les gusta tanto, ir de compras. A este respecto corría por ahí un chiste que supongo conocéis en el que un niño le preguntara a su padre;
-Papá por que no has pedido al banco la tarjeta de crédito que perdió mamá.
. Y el padre le contesto: Hijo porque los ladrones gastan menos que tu madre.
Bueno tras esta pequeña broma viendo los ventajas y los inconveniente hay que reconocer que algo bueno tienen las tarjetas y es que puedes comprar sin tener dinero y pagar cuando cobras a fin de mes, o sea, que la tarjeta es un crédito fácil y económico para que disfrutes con él un mes sin tener que hacer un desembolso inicial y eso tal y como está la situación económica ya es la mayor ventaja.
Hay que reconocer que ha sido un buen invento esto de las tarjetas de crédito que te permite salir de casa, a penas sin metálico, y que puedes comprar con ella todo lo que te apetezca siempre, claro está, que el crédito te lo permita.
Y hay que ver lo que ha evolucionado su utilidad y su utilización con el transcurso de los años. En un principio se limitaba su uso en grandes almacenes, en tiendas especializadas, y para sacar dinero de los cajeros, pero en la actualidad con la tarjeta lo pagas todo. La carnicería, la farmacia, el super, la tienda de la esquina, el aparcamiento, el restaurante, el peaje de las autovías y hasta la peluquería.
Bueno eso, claro está, en las grandes ciudades y el los lugares donde abunda el turismo porque los extranjeros la usan con más frecuencia que nosotros.
A mí no me gustan demasiado estos y otros modernismos pero no hay más remedio que aceptarlos y hasta utilizarlos porque la sociedad y el consumismo te obligan a ello que además supone una cierta seguridad porque no tienes que llevar los billetes en la cartera. Pero hay que tener en cuenta que la tarjeta también tiene sus inconvenientes, el primero no llevar nunca el PIN cerca de ella porque si pierdes o te roban la cartera estás aviado ya que te limpian todo lo que tengas en el banco. El segundo que el acercarte a un cajero a sacar dinero tiene el riesgo de que en ese momento se te acerque el caco te ponga un cuchillo o una pistola en las espaldas y te obligue a cantar el número secreto con el cual igualmente te limpia la cuenta. Y un tercero para mí el más importante que es el gastar el dinero de forma más alegre y descontrolada porque la tarjeta no marca el total gastado sino a final de mes, cuando recibes el cargo, y entonces la mayoría de las veces te sorprende su total porque tú no esperabas haber gastado tanto.
Y sobre todo, y que no se moleste nadie, las que tienen mas riesgo en esto son las mujeres porque ellas están más al tanto de la moda, de los escaparates y son más atacadas por la propaganda y por los anuncios de televisión incitándolas a, eso que a ellas les gusta tanto, ir de compras. A este respecto corría por ahí un chiste que supongo conocéis en el que un niño le preguntara a su padre;
-Papá por que no has pedido al banco la tarjeta de crédito que perdió mamá.
. Y el padre le contesto: Hijo porque los ladrones gastan menos que tu madre.
Bueno tras esta pequeña broma viendo los ventajas y los inconveniente hay que reconocer que algo bueno tienen las tarjetas y es que puedes comprar sin tener dinero y pagar cuando cobras a fin de mes, o sea, que la tarjeta es un crédito fácil y económico para que disfrutes con él un mes sin tener que hacer un desembolso inicial y eso tal y como está la situación económica ya es la mayor ventaja.