NO ES TAN FIERO........
Tras los acontecimientos acaecidos los pasados años con la tan traída y llevada pretensión de ciertos sectores políticos de Cataluña empeñados en transmitir por todos los medios de comunicación existentes dentro del país, y fuera en los foros internacionales, la sensación, al perecer no exacta, de que en Cataluña una gran mayoría de los catalanes desean a ultranza que se les conceda de forma inapelable la independencia de su territorio del resto de España en la que ellos se sienten incómodos y hasta en cierto modo invadidos.
Tras la celebración realizada en Noviembre pasado, de forma ilegal, de una supuesta convocatoria a urnas, de cartón, por parte de su dirigentes desoyendo al gobierno de la nación y a instancias judiciales que obtuvieron un resultado incierto y poco fiable por la escasa garantía que ofrecieron y serenadas las aguas, tras unos meses de cama político-independentista, hoy yo me atrevo a decir desde tierras catalanas en las que me encuentro de visita, disfrutando de su riqueza histórico, artística, gastronómica y paisajística, que no es tan fiero el león como lo pintaron, que los catalanes son unas personas excelentes, trabajadores, emprendedores y honestos que bajo mi modesto punto de vista en una mayoría pasan de este independentismo y lo que quieren es paz, trabajo, que vuelvan los logros alcanzados socialmente, hoy mermados por la crisis y la situación económica, y que vivamos todos con orden y respeto.
Y esto lo manifiesto porque estoy comprobando que en Cataluña se habla catalán pero también se habla castellano, que a mi me están atendiendo perfectamente hablando en la lengua nacional, que es la única que se, que voy andando por las calles de sus ciudades y veo banderas catalanas colgadas el los balcones pero en una proporción se un 10 ó 15 % y que la gente es muy amable, muy simpática y hasta complaciente.
Yo pienso que los políticos, todos los políticos, lo que tienen que hacer es ponerse a trabajar por el bien común y gobernar limpia y justamente para que los ciudadanos podemos vivir mejor porque esa es su única y primera obligación, esa que muy pocos hacen como Dios manda.
Tras los acontecimientos acaecidos los pasados años con la tan traída y llevada pretensión de ciertos sectores políticos de Cataluña empeñados en transmitir por todos los medios de comunicación existentes dentro del país, y fuera en los foros internacionales, la sensación, al perecer no exacta, de que en Cataluña una gran mayoría de los catalanes desean a ultranza que se les conceda de forma inapelable la independencia de su territorio del resto de España en la que ellos se sienten incómodos y hasta en cierto modo invadidos.
Tras la celebración realizada en Noviembre pasado, de forma ilegal, de una supuesta convocatoria a urnas, de cartón, por parte de su dirigentes desoyendo al gobierno de la nación y a instancias judiciales que obtuvieron un resultado incierto y poco fiable por la escasa garantía que ofrecieron y serenadas las aguas, tras unos meses de cama político-independentista, hoy yo me atrevo a decir desde tierras catalanas en las que me encuentro de visita, disfrutando de su riqueza histórico, artística, gastronómica y paisajística, que no es tan fiero el león como lo pintaron, que los catalanes son unas personas excelentes, trabajadores, emprendedores y honestos que bajo mi modesto punto de vista en una mayoría pasan de este independentismo y lo que quieren es paz, trabajo, que vuelvan los logros alcanzados socialmente, hoy mermados por la crisis y la situación económica, y que vivamos todos con orden y respeto.
Y esto lo manifiesto porque estoy comprobando que en Cataluña se habla catalán pero también se habla castellano, que a mi me están atendiendo perfectamente hablando en la lengua nacional, que es la única que se, que voy andando por las calles de sus ciudades y veo banderas catalanas colgadas el los balcones pero en una proporción se un 10 ó 15 % y que la gente es muy amable, muy simpática y hasta complaciente.
Yo pienso que los políticos, todos los políticos, lo que tienen que hacer es ponerse a trabajar por el bien común y gobernar limpia y justamente para que los ciudadanos podemos vivir mejor porque esa es su única y primera obligación, esa que muy pocos hacen como Dios manda.