El MANITAS.
Hay que ver lo importante que es en una casa el manitas o la manitas, porque aquí también tenemos que mantener la igualdad de los sexos en cuanto a facultades aptitudes de los miembros de una familia empezando, por el matrimonio o pareja, y terminado por los hijos y todos los que formen parte del conjunto del hogar.
Rara es la semana que no se presenta algún chapú y se no contamos con ese manitas tenemos el día fastidiado porque no siempre se encuentra a mano el especialista que te lo puede solucionar y cuando lo hace te puede sorprender la factura que debes de pagar y no está el horno para muchos bollos.
En casa de mis padres, yo recuerdo que cuando había algún problema de este tipo, mi padre intentaba solucionarlo pero no con mucha diligencia ni con óptimos resultados porque aunque la avería, aparentemente estuviese solucionada, siempre le sobraba alguna pieza. Y le decía y esto por que sobra y el me contestaba eso no servía para nada, pero la verdad es que a la larga el problema persistía y había que contar para solucionarlo con la pieza o piezas que sobraron.
En mi casa se ve que yo ha heredado las mismas facultades que mi padre porque a mí también me cuesta mucho arreglar, algo pronto y bien, aunque la verdad es que voluntad no me falta. Cuando se rompe algo o deja de funcionar yo en seguido me pongo a intentar arreglarlo pero las mayoría de las veces, o tengo que comprar un cacharro nuevo, o tengo que ponerme en manos de un especialista para que me lo solucione.
No obstante había un manitas en casa, mi hijo César, ese no tiene ningún problema para arreglar o instalar algún aparato doméstico, yo creo que en esto se parece a mi suegro que el hombre tenía un negocio de frío industrial y entendía de la mecánica que ello conllevaba, pero este por desgracia ya no nos puede arreglar nada, primero porque está casado y tiene su propio hogar y su propias averías y segundo que está a 700 kms de distancia y por supuesto arreglar nuestros problemas es totalmente imposible.
He de decir en mi favor que a raíz de mi jubilación, a base de intentarlo una y otra vez, parece que estoy mejorando mucho en este aspecto. Ya arreglo un enchufe, la resistencia del braseo, cambiarla pila de un reloj, el filtro de la aspiradora o una zapatilla de un grifo, así que aunque más que manitas, soy un manazas, también voy progresando, al parecer en esto, adecuadamente, como hacían los niños en mi colegio.
Hay que ver lo importante que es en una casa el manitas o la manitas, porque aquí también tenemos que mantener la igualdad de los sexos en cuanto a facultades aptitudes de los miembros de una familia empezando, por el matrimonio o pareja, y terminado por los hijos y todos los que formen parte del conjunto del hogar.
Rara es la semana que no se presenta algún chapú y se no contamos con ese manitas tenemos el día fastidiado porque no siempre se encuentra a mano el especialista que te lo puede solucionar y cuando lo hace te puede sorprender la factura que debes de pagar y no está el horno para muchos bollos.
En casa de mis padres, yo recuerdo que cuando había algún problema de este tipo, mi padre intentaba solucionarlo pero no con mucha diligencia ni con óptimos resultados porque aunque la avería, aparentemente estuviese solucionada, siempre le sobraba alguna pieza. Y le decía y esto por que sobra y el me contestaba eso no servía para nada, pero la verdad es que a la larga el problema persistía y había que contar para solucionarlo con la pieza o piezas que sobraron.
En mi casa se ve que yo ha heredado las mismas facultades que mi padre porque a mí también me cuesta mucho arreglar, algo pronto y bien, aunque la verdad es que voluntad no me falta. Cuando se rompe algo o deja de funcionar yo en seguido me pongo a intentar arreglarlo pero las mayoría de las veces, o tengo que comprar un cacharro nuevo, o tengo que ponerme en manos de un especialista para que me lo solucione.
No obstante había un manitas en casa, mi hijo César, ese no tiene ningún problema para arreglar o instalar algún aparato doméstico, yo creo que en esto se parece a mi suegro que el hombre tenía un negocio de frío industrial y entendía de la mecánica que ello conllevaba, pero este por desgracia ya no nos puede arreglar nada, primero porque está casado y tiene su propio hogar y su propias averías y segundo que está a 700 kms de distancia y por supuesto arreglar nuestros problemas es totalmente imposible.
He de decir en mi favor que a raíz de mi jubilación, a base de intentarlo una y otra vez, parece que estoy mejorando mucho en este aspecto. Ya arreglo un enchufe, la resistencia del braseo, cambiarla pila de un reloj, el filtro de la aspiradora o una zapatilla de un grifo, así que aunque más que manitas, soy un manazas, también voy progresando, al parecer en esto, adecuadamente, como hacían los niños en mi colegio.