MAS SE PERDIÓ EN CUBA
A la gente pesarosa, que se suele agobiar por todo, se le suele decir“más se perdió en Cuba” para hacerle ver que sus problemas quizá no sean tan graves como los están haciendo parecer. Algunos añaden incluso la coletilla de “y vinieron silbando” para destacar que incluso de los momentos más duros en los que parece que todo está en contra, se puede sacar una sonrisa y cambiar el punto de vista.
El origen de esta frase es uno de los episodios más oscuros de la historia de España y quizá el más triste de aquellos últimos años de el Imperio Español de ultramar que vio desaparecer su hegemonía en la isla de Cuba.
Corría el año 1898, cuando España venía luchando contra los movimientos secesionistas de Cuba desde 30 años atrás y un nuevo enemigo apareció con intención de conquistar la isla, nada menos que los Estados Unidos de América.
Se produjo entonces una situación de choque entre ambas potencias. Los estadounidenses apoyaron el proceso secesionista de Cuba y el fin del imperialismo español en el Caribe. Lo que escondía detrás este arropamiento del país norteamericano eran intereses en la propia isla, así que después de la guerra hipano-estadounidense en 1902 firmaron un tratado con los cubanos por el que se adjudicaban la gobernabilidad de la isla.
Sin embargo, la realidad era que la Guerra de Cuba era profundamente despreciada por gran parte de la población española, especialmente por los más pobres. Si bien es cierto que las élites culturales y la burguesía defendían la lucha por los territorios caribeños, lo cierto es que las familias trabajadoras no podían entender porque tenían que mandar a morir a sus hijos en una guerra en la que solo se defendía el honor de una nación venida a menos. Con lo cual a los españoles no les supuso njnguna pana la pérdida de aquella batalla, ni de aquel territorio, del que solo recibían, hacía ya más de 30 años, la pena de tener que mandar allí a sus hijos para luchar.
Los soldados que llegaron sanos y salvos, algunos heridos, de vuelta a su país de origen no vinieron cabizbajos, sino alegres y silbando y cantando himnos felices por volver a casa, enteros, de una guerra que no era la suya y con la posibilidad de comenzar una vida nueva, aunque en un país profundamente deprimido. Así que según esto en Cuba no se perdió tanto y por eso se emplea la frase para quitarle importancia a cualquier otra pérdida que alguien pueda tener.
A la gente pesarosa, que se suele agobiar por todo, se le suele decir“más se perdió en Cuba” para hacerle ver que sus problemas quizá no sean tan graves como los están haciendo parecer. Algunos añaden incluso la coletilla de “y vinieron silbando” para destacar que incluso de los momentos más duros en los que parece que todo está en contra, se puede sacar una sonrisa y cambiar el punto de vista.
El origen de esta frase es uno de los episodios más oscuros de la historia de España y quizá el más triste de aquellos últimos años de el Imperio Español de ultramar que vio desaparecer su hegemonía en la isla de Cuba.
Corría el año 1898, cuando España venía luchando contra los movimientos secesionistas de Cuba desde 30 años atrás y un nuevo enemigo apareció con intención de conquistar la isla, nada menos que los Estados Unidos de América.
Se produjo entonces una situación de choque entre ambas potencias. Los estadounidenses apoyaron el proceso secesionista de Cuba y el fin del imperialismo español en el Caribe. Lo que escondía detrás este arropamiento del país norteamericano eran intereses en la propia isla, así que después de la guerra hipano-estadounidense en 1902 firmaron un tratado con los cubanos por el que se adjudicaban la gobernabilidad de la isla.
Sin embargo, la realidad era que la Guerra de Cuba era profundamente despreciada por gran parte de la población española, especialmente por los más pobres. Si bien es cierto que las élites culturales y la burguesía defendían la lucha por los territorios caribeños, lo cierto es que las familias trabajadoras no podían entender porque tenían que mandar a morir a sus hijos en una guerra en la que solo se defendía el honor de una nación venida a menos. Con lo cual a los españoles no les supuso njnguna pana la pérdida de aquella batalla, ni de aquel territorio, del que solo recibían, hacía ya más de 30 años, la pena de tener que mandar allí a sus hijos para luchar.
Los soldados que llegaron sanos y salvos, algunos heridos, de vuelta a su país de origen no vinieron cabizbajos, sino alegres y silbando y cantando himnos felices por volver a casa, enteros, de una guerra que no era la suya y con la posibilidad de comenzar una vida nueva, aunque en un país profundamente deprimido. Así que según esto en Cuba no se perdió tanto y por eso se emplea la frase para quitarle importancia a cualquier otra pérdida que alguien pueda tener.
Hola Manuel muy interesante tu relato. trozos de nuestra história que viene bien recordar. mi abuelo fue un de los que lucharon en aquella tierra se lo llevaron con 18 años y volvio con 21. gustaba mucho de hablarnos de ello. saludos Rosalí.
yo tambi