DESDE MI ATALAYA...

DESDE MI ATALAYA
LAS ACEITUNAS
Es ahora la época de ir a recoger la aceituna verde de los olivos para prepararlas y endulzarlas convirtiéndolas en ricas aceitunas de mesa. Esto a nosotros los de Jaén nos parece muy normal y muy fácil pero no le ocurre lo mismo a los habitantes de otras zonas en las que no tienen como principal medio de vida el olivar.
Yo recuerdo que en mi infancia la aceituna de mesa que consumíamos era casi exclusivamente la elaborada en nuestras casas. En los meses de Septiembre-Octubre todo el mundo por aquí suele ir a recoger aceituna los olivos para este fin, unos las cogen de sus olivos, otros de los de un familiar o amigo que previamente ha dado el permiso oportuno, pero a nadie se le niega coger unos kilos de aceituna consumirlas después en su domicilio como aperitivo.
Una vez recogida había que machacarlas con un mazo de madera o rajarlas con un cuchillo por dos o tres sitios según fuesen a preparar aceituna partida o aceituna entera y a eso nos dedicaban, a veces, a los niños o adolescentes para hacerlo. En ambos casos yo recuerdo que los dedos se ponían muy negros y había que lavarse posteriormente las manos con mucho cuidado para dejarlas limpias.
Una vez hecho esto había que echar en agua las aceitunas durante varios días para que fueran perdiendo el amargor, a la vez que se le iba cambiando el agua muy a menudo. Cuando nuestra madre lo estimara conveniente se introducían las aceitunas en una orza y se les añadía el aliño, que varía mucho según sea el pueblo o la provincia donde se realiza esta preparación, en nuestro pueblo Fuensanta esto se hacía con sal, ajos sin pelar, cáscaras de naranja, tomillo y romero. No se si algo habrá cambado con el tiempo pero en nuestra casa era así. Una vez echo esto dejar todo el tiempo necesario en la orza, cerrada con una tapadera de madera, y esperar que tomen el aliño y estén listas para llevar a la mesa.
Las primeras eran siempre las aceitunas de cornezuelo que se empezaban a consumir por la feria que son de las más sabrosas y con un gusto especial pero estas tienen el inconveniente que se ablandan con mucha facilidad y no se pueden comer.
A mi me encanta la aceituna de mesa y como ahora es tan fácil siempre tengo en casa, no una orza pero si una garrafa pequeña, por aquí en Málaga las aliñan con mucho vinagre y la verdad es que también están muy buenas. ¡Ala! Pues a disfrutarlas en casa con la familia. DESDE MI ATALAYA
LAS ACEITUNAS
Es ahora la época de ir a recoger la aceituna verde de los olivos para prepararlas y endulzarlas convirtiéndolas en ricas aceitunas de mesa. Esto a nosotros los de Jaén nos parece muy normal y muy fácil pero no le ocurre lo mismo a los habitantes de otras zonas en las que no tienen como principal medio de vida el olivar.
Yo recuerdo que en mi infancia la aceituna de mesa que consumíamos era casi exclusivamente la elaborada en nuestras casas. En los meses de Septiembre-Octubre todo el mundo por aquí suele ir a recoger aceituna los olivos para este fin, unos las cogen de sus olivos, otros de los de un familiar o amigo que previamente ha dado el permiso oportuno, pero a nadie se le niega coger unos kilos de aceituna consumirlas después en su domicilio como aperitivo.
Una vez recogida había que machacarlas con un mazo de madera o rajarlas con un cuchillo por dos o tres sitios según fuesen a preparar aceituna partida o aceituna entera y a eso nos dedicaban, a veces, a los niños o adolescentes para hacerlo. En ambos casos yo recuerdo que los dedos se ponían muy negros y había que lavarse posteriormente las manos con mucho cuidado para dejarlas limpias.
Una vez hecho esto había que echar en agua las aceitunas durante varios días para que fueran perdiendo el amargor, a la vez que se le iba cambiando el agua muy a menudo. Cuando nuestra madre lo estimara conveniente se introducían las aceitunas en una orza y se les añadía el aliño, que varía mucho según sea el pueblo o la provincia donde se realiza esta preparación, en nuestro pueblo Fuensanta esto se hacía con sal, ajos sin pelar, cáscaras de naranja, tomillo y romero. No se si algo habrá cambado con el tiempo pero en nuestra casa era así. Una vez echo esto dejar todo el tiempo necesario en la orza, cerrada con una tapadera de madera, y esperar que tomen el aliño y estén listas para llevar a la mesa.
Las primeras eran siempre las aceitunas de cornezuelo que se empezaban a consumir por la feria que son de las más sabrosas y con un gusto especial pero estas tienen el inconveniente que se ablandan con mucha facilidad y no se pueden comer.
A mi me encanta la aceituna de mesa y como ahora es tan fácil siempre tengo en casa, no una orza pero si una garrafa pequeña, por aquí en Málaga las aliñan con mucho vinagre y la verdad es que también están muy buenas. ¡Ala! Pues a disfrutarlas en casa con la familia.