El ENCUENTRO.
Cuarenta años después de conocernos en la mili, 12 milicios que compartíamos la misma tienda nos reunimos en en Madrid para recordar aquellos tiempos y para darnos un abrazo. Esta fue mi presentación ante el grupo:
Llamados a una guerra imaginaria,
en abruptos paisajes rondeños,
llegamos los doce a Montejaque
henchidos de ilusiones y de sueños.
Una lona fue nuestro hospedaje,
la paja el colchón de cada día,
mosquetón y petate, el equipaje,
el resto juventud y valentía.
El Masca y el Maxi, ¿Qué cabrones!
El potro y la soga ¡Qué agonía!
La "guerra", la instrucción y la revista
eran nuestro norte y nuestro guía.
El tiro, las granadas y las marchas,
las clases, el retén y la apatía
completaban la formación castrense
y lo hacían más "ameno" todavía...
Si no hubiese sido por los baños,
la presa, los conejos y la sandía,
hubiéramos cogido una endeblez
que estaríamos arrastrando todavía.
Allí pasamos dos veranos
en busca de la estrella prometida
y aunque solo algunos la lograron
todos sentimos la misión cumplida.
Después cada uno en su destino
cumplió con las prácticas previstas,
vivió su vida lo mejor que pudo
y fundó un hogar y una familia.
Al final el más empecinado
consiguió reunirnos un 11S,
solo 40 años han pasado
y estamos aquí sin que nos pese.
Gracias Fernando por tu empeño.
Gracias compañeros por venir.
Un abrazo muy fuerte para todos.
Y gracias a Dios que nos dejó vivir
M. Lara Septiembre 2005
Cuarenta años después de conocernos en la mili, 12 milicios que compartíamos la misma tienda nos reunimos en en Madrid para recordar aquellos tiempos y para darnos un abrazo. Esta fue mi presentación ante el grupo:
Llamados a una guerra imaginaria,
en abruptos paisajes rondeños,
llegamos los doce a Montejaque
henchidos de ilusiones y de sueños.
Una lona fue nuestro hospedaje,
la paja el colchón de cada día,
mosquetón y petate, el equipaje,
el resto juventud y valentía.
El Masca y el Maxi, ¿Qué cabrones!
El potro y la soga ¡Qué agonía!
La "guerra", la instrucción y la revista
eran nuestro norte y nuestro guía.
El tiro, las granadas y las marchas,
las clases, el retén y la apatía
completaban la formación castrense
y lo hacían más "ameno" todavía...
Si no hubiese sido por los baños,
la presa, los conejos y la sandía,
hubiéramos cogido una endeblez
que estaríamos arrastrando todavía.
Allí pasamos dos veranos
en busca de la estrella prometida
y aunque solo algunos la lograron
todos sentimos la misión cumplida.
Después cada uno en su destino
cumplió con las prácticas previstas,
vivió su vida lo mejor que pudo
y fundó un hogar y una familia.
Al final el más empecinado
consiguió reunirnos un 11S,
solo 40 años han pasado
y estamos aquí sin que nos pese.
Gracias Fernando por tu empeño.
Gracias compañeros por venir.
Un abrazo muy fuerte para todos.
Y gracias a Dios que nos dejó vivir
M. Lara Septiembre 2005