FACEBOOK...

FACEBOOK

Hay que ver que buena ventana al mundo, que manera más fácil de buscar amigos, de relacionarse en un instante con cualquiera, de felicitar, de enviar una carta, y todo eso gratis, sin documentos mediáticos, sin sellos y sin transporte habitual.
Y que decir de enviar un foto, un vídeo, un documento. Pues todo eso lo tenemos en Facebook.
Los más mayores jamás imaginamos que a nuestra vejez íbamos a tener a nuestra disposición tantas ventajas, tantas facilidades y tan amplia relación con el mundo exterior.

La informática ha realizado un avance inimaginable en todos los medios de comunicación y ha puesto el mundo a nuestros pies haciendo que la cultura se pueda manejar desde casa, se pueda buscar un libro, la biografía de su autor, un paisaje del Caribe y hasta la claridad y transparencia de las aguas de sus blanquísimas playas, subir al Everet, hipotéticamente, o viajar en un avión viendo desde arriba toda la belleza y la magnificencia de esa naturaleza que Dios nos dio.

Los ordenadores y los móviles nos han metido en el bolsillo toda la cultura y todas las formas de poder ampliar nuestros conocimientos, nuestras inquietudes y nuestras aficiones, con solo tocar un botón y abrir una puerta al universo. Hasta nos permite escribir sin faltas de ortografía porque un marcador rojo nos va señalando esa palabra mal escrita.

Pero no todo es bueno, positivo y maravilloso, dentro de esa caja de sabiduría, de imágenes, de sonidos y de posibilidades, y ahí es donde está el riesgo, la tentación o la irresponsabilidad de sabe donde está el listón del cual no se puede ni se debe pasar. Esto que tiene su mayor peligro en los niños, en los adolescentes y en los jóvenes, también afecta a los mayores y es una cosa que ya se controla por la autoridad pero que deben controlar también muy de cerca, los padres y los educadores, para que saquemos el mayor rendimiento posible a la informática pero al mismo tiempo que sepamos utilizarla con honestidad, con educación y con respeto a nosotros mismo y por supuesto, más aún, con los demás.

De todas formas si nuestros antepasados levantaran la cabeza y vieran que se puede hablar con un hijo por teléfono, y verlo al mismo tiempo desde Madrid, o desde Londres, que puedan ver la calle y la casa donde viven por un ordenador, o que puedan comprar un coche que se aparca solo, seguramente que volverían a morirse. Pues nosotros tenemos todo eso y mucho más, disfrutémoslo y utilicémoslo siempre con mesura, con responsabilidad y con inteligencia, porque así nos serán muy beneficiosos. todos estos progresos.