LAS ESTRELLAS
He estado pensando últimamente en dedicar algunos capítulos de esta Atalaya a esos personajes de la tele, la radio, la televisión, e incluso el deporte, que se han convertido en estrellas rutilantes, que gozan de mucha fama y popularidad, no exenta de un poder económico y social alucinante, aunque no siempre merecen por lo que hacen tanto premio o tanta aureola.
Y hoy para empezar me he fijado en María Teresa Campos una de las figuras más emblemáticas de la televisión que lleva ya 50 años apareciendo, primero en las ondas, como locutora de radio, en s cuidad natal Málaga y después en la pequeña pantalla, en la que ha participado en toda clase de facetas televisivas, teatro, presentación, dirección de programas y publicidad, que la han convertido en una gran estrella nacional de la comunicación.
No sería yo quien negara las dotes y facultades de esta señora con las que ha conseguido perdurar, de forma continua y destacada, en la Televisión durante toda su vida como una gran estrella y como una artista de un prestigio incuestionable. O sea que esta se lo ha ganado y se lo sigue ganando, cada día, como una trabajadora nata que no descansa ni se jubila sino que disfruta con su trabajo y con su experiencia. Bien por María Teresa.
Sin embargo yo pienso que ya, a sus 75 años, podría haberse pensado en dejar el sitio a gente nueva que también deben tener derecho a triunfar, a demostrar sus posibilidades y facultades y a llenar la pantalla con juventud, con nuevos aires con lozanía y belleza que eso siempre atrae a los televidentes y revaloriza al programa.
Otra cosa que a mi no me gusta de esta Sra es su clara utilización de los medios para sacar partido a nivel familiar de la inclusión en su programa de su hija Terelu y últimamente hasta de su pareja Bigote Arrocet que también aparece con ella en el programa que actualmente dirige. Está claro que todo queda en su familia pero no es menos cierto que hay muchas familias a las que les vendría muy bien compartir esos ingresos. En política a eso le llaman prevaricación en televisión a eso yo le llamaría egoismo, insolidaridd y mangonéo y dice muy poco en su favor como persona porque ya no se trata de ella y sus valores profesionales, se trata de un favoritismo que perjudica a terceros.
Ya en la jubilación sería mucho más honesta María Teresa.
He estado pensando últimamente en dedicar algunos capítulos de esta Atalaya a esos personajes de la tele, la radio, la televisión, e incluso el deporte, que se han convertido en estrellas rutilantes, que gozan de mucha fama y popularidad, no exenta de un poder económico y social alucinante, aunque no siempre merecen por lo que hacen tanto premio o tanta aureola.
Y hoy para empezar me he fijado en María Teresa Campos una de las figuras más emblemáticas de la televisión que lleva ya 50 años apareciendo, primero en las ondas, como locutora de radio, en s cuidad natal Málaga y después en la pequeña pantalla, en la que ha participado en toda clase de facetas televisivas, teatro, presentación, dirección de programas y publicidad, que la han convertido en una gran estrella nacional de la comunicación.
No sería yo quien negara las dotes y facultades de esta señora con las que ha conseguido perdurar, de forma continua y destacada, en la Televisión durante toda su vida como una gran estrella y como una artista de un prestigio incuestionable. O sea que esta se lo ha ganado y se lo sigue ganando, cada día, como una trabajadora nata que no descansa ni se jubila sino que disfruta con su trabajo y con su experiencia. Bien por María Teresa.
Sin embargo yo pienso que ya, a sus 75 años, podría haberse pensado en dejar el sitio a gente nueva que también deben tener derecho a triunfar, a demostrar sus posibilidades y facultades y a llenar la pantalla con juventud, con nuevos aires con lozanía y belleza que eso siempre atrae a los televidentes y revaloriza al programa.
Otra cosa que a mi no me gusta de esta Sra es su clara utilización de los medios para sacar partido a nivel familiar de la inclusión en su programa de su hija Terelu y últimamente hasta de su pareja Bigote Arrocet que también aparece con ella en el programa que actualmente dirige. Está claro que todo queda en su familia pero no es menos cierto que hay muchas familias a las que les vendría muy bien compartir esos ingresos. En política a eso le llaman prevaricación en televisión a eso yo le llamaría egoismo, insolidaridd y mangonéo y dice muy poco en su favor como persona porque ya no se trata de ella y sus valores profesionales, se trata de un favoritismo que perjudica a terceros.
Ya en la jubilación sería mucho más honesta María Teresa.
De acuerdo con todo. Tengo una gran preocupación, temo que cualquier día se cae de los tacones.
Buenos días.
Buenos días.