DEPRESIÓN VACACIONAL...

DEPRESIÓN VACACIONAL

Son las vacaciones, para todos los que tienen la suerte de disfrutarlas, un aire nuevo, una recarga de energía, un merecido descanso que necesitamos para pensar que existe otra vida más relajada y menos exigente donde lo único que interesa es ser felices y pasarlo muy bien.

Lo malo es que hay muchas personas que ni pueden disfrutarla, que tienen que ver como los demás de van a la montaña, a la playa, o al extranjero y tienen que seguir con la monotonía, los problemas, y con la esperanza de que alguna vez les tocará a ellos.

Yo creo que todo el mundo debería disfrutar unas vacaciones porque son un estímulo, necesario para elevar nuestra autoestima, y alcanzar un equilibrio emocional que nos de fuerzas para ver el futuro con cierta ilusión y con la esperanza de que todo se puede solucionar.

Aunque la verdad es que el ser humano es un tanto complicado y a veces quien debería estar feliz no lo está y sin embargo el que no tiene motivos para serlo lo es. Todo depende de la fortaleza emocional de cada uno y de la forma de organizar su vida, su ocio, y su divertimento.
Es bueno que sea así porque de esta manera todos podemos encontrar nuestra propia felicidad sin que dependa de nuestro estatus social, cultural o económico.

A ese respecto se habla mucho de la depresión vacacional que es la que sufren los que vuelven después de haber disfrutado sus vacaciones y es que el cambio que supone haber estado un periodo de tiempo inactivo, alejado del trabajo, del despertador y del pasaje habitual de nuestra ciudad, nuestro barrio o nuestro pueblo y cambiarlo por la playa, un hotel, la montaña o el chiringuito son motivo suficiente como para sentir cierto malestar o nostalgia de todo lo perdido, que no era lo nuestro habitual, sino el regalo de unos días de vacaciones que muchas veces son producto del ahorro que hemos ido realizando a lo largo de un año.

Yo creo que la solución de este injusto malestar estaría en que los que lo padecen se acordaran, en esos momentos, de todos los compatriotas que no disfrutan de esas vacaciones y que no sufren ningún malestar añadido que no sea el de poder disfrutar, él y su familia, las próximas vacaciones.

Fuera depresiones, mucho optimismo e ilusión por mantener o encontrar un trabajo, o una empresa, dignos y justos que es lo que necesitamos para poder disfrutar todos de unas merecidas vacaciones. Que sea así y que todos contribuyamos a ello.