LA CAL DE MI ANDALUCIA
(CaO)
La cal es oxido de calcio; es una sustancia blanca, ligera, cáustica y alcalina que se obtiene calcinando caliza y otros materiales que contienen carbonato cálcico, se obtiene así la cal viva que es un potente desinfectante, muy toxico, que en contacto con el agua es capaz de desintegrar los cuerpos.
La cal viva se convierte en muerta después de echarla en agua, procedimiento que tarda varios minutos y provoca una ebullición peligrosa, que debe de hacerse con mucho cuidado porque este proceso químico puede dañas nuestro cuerpo con quemaduras graves si lo ponemos en contacto con ella.
Una vez apagada la cal, cal muerta, se convierte en una masa blanca, que al secarse se endurece pero vuelve a licuarse en contacto con el agua y permite utilizarla para desinfectar y blanquear casas y fachadas dando una sensación de limpieza y luminosidad que caracteriza el paisaje andaluz y lo distingue, sobremanera, del resto de los distintos aspectos urbanos que presentan los pueblos del otras comunidades autónomas de nuestro querido país España.
En nuestro pueblo, en aquellos años difíciles de la posguerra, era el material indispensable para la decoración, interior y exterior, de nuestras viviendas y hasta de nuestras cocinas que en su inmensa mayoría eran chimeneas con fuego de palos de olivo, que también recibían a menudo la visita de la escoba de encalar para tratar de ocultar la natural negrura que el fuego proporciona. Blanquear para volverse a oscurecer, era lo que nuestras madres trataban de conseguir a menudo como si en ello estuvieran disimulando y ocultando las carencias y las miserias de aquella época que entonces estábamos padeciendo.
Un pueblo blanco envuelto en el sol y la luz de nuestra Andalucia es toda una postal de un bello cuadro de cualquier pintor costumbrista, con raíces mediterráneas, que son los que pintan cono nadie la gracia y la vida de esta tierra maravillosa que Dios nos dio. Esa mezcla del verdor de nuestros olivos, con la inmaculada blancura de la cal de nuestros pueblos, constituyen una eterna e itinerante bandera verde y blanca que es la nuestra.
A veces el desarrollo y la mezcla con otros estilos y formas de construir nos hace olvidar esa particular forma nuestra, de cal y de escoba, para adornar nuestro paisaje, pero deberíamos exigirlo y recuperarlo porque no hay nada mas bello que un blanco e inmaculado pueblo andaluz. Yo soy un enamorado y un defensor a ultranza de la cal., así que yo estoy en favor de una Andalucia blanca.
(CaO)
La cal es oxido de calcio; es una sustancia blanca, ligera, cáustica y alcalina que se obtiene calcinando caliza y otros materiales que contienen carbonato cálcico, se obtiene así la cal viva que es un potente desinfectante, muy toxico, que en contacto con el agua es capaz de desintegrar los cuerpos.
La cal viva se convierte en muerta después de echarla en agua, procedimiento que tarda varios minutos y provoca una ebullición peligrosa, que debe de hacerse con mucho cuidado porque este proceso químico puede dañas nuestro cuerpo con quemaduras graves si lo ponemos en contacto con ella.
Una vez apagada la cal, cal muerta, se convierte en una masa blanca, que al secarse se endurece pero vuelve a licuarse en contacto con el agua y permite utilizarla para desinfectar y blanquear casas y fachadas dando una sensación de limpieza y luminosidad que caracteriza el paisaje andaluz y lo distingue, sobremanera, del resto de los distintos aspectos urbanos que presentan los pueblos del otras comunidades autónomas de nuestro querido país España.
En nuestro pueblo, en aquellos años difíciles de la posguerra, era el material indispensable para la decoración, interior y exterior, de nuestras viviendas y hasta de nuestras cocinas que en su inmensa mayoría eran chimeneas con fuego de palos de olivo, que también recibían a menudo la visita de la escoba de encalar para tratar de ocultar la natural negrura que el fuego proporciona. Blanquear para volverse a oscurecer, era lo que nuestras madres trataban de conseguir a menudo como si en ello estuvieran disimulando y ocultando las carencias y las miserias de aquella época que entonces estábamos padeciendo.
Un pueblo blanco envuelto en el sol y la luz de nuestra Andalucia es toda una postal de un bello cuadro de cualquier pintor costumbrista, con raíces mediterráneas, que son los que pintan cono nadie la gracia y la vida de esta tierra maravillosa que Dios nos dio. Esa mezcla del verdor de nuestros olivos, con la inmaculada blancura de la cal de nuestros pueblos, constituyen una eterna e itinerante bandera verde y blanca que es la nuestra.
A veces el desarrollo y la mezcla con otros estilos y formas de construir nos hace olvidar esa particular forma nuestra, de cal y de escoba, para adornar nuestro paisaje, pero deberíamos exigirlo y recuperarlo porque no hay nada mas bello que un blanco e inmaculado pueblo andaluz. Yo soy un enamorado y un defensor a ultranza de la cal., así que yo estoy en favor de una Andalucia blanca.