DESDE MI ATALAYA
El Albollón
Después de mi estancia en Arjonilla como Maestro, mi primer escuela, pude conseguir un traslado provisional a Martos en un colegio que había en esa calle tan extremadamente pendiente que se llama el Albollón. En reaildad no era un colegio sino una casa particular donde el Ayuntamiento había instalado dos unidades escolares.
Allí permanecí dos cursos el 1964/65 y el 1965/66. teníamos muchas carencias porque no existía patio de recreo y estábamos... dos maestros solos porque el resto del colegio estaba cerca del Ayuntamiento. Pero allí intentábamos cumplir con nuestro trabajo, lo mejor posible, y procurar que aquellos niños que nos habían encomendado adquiriesen educación y conocimientos que le fueran preparando para un futuro de buenas personas, de dignos ciudadanos y de gente de bien.
Yo iba y venia cada día con mi moto y en ella llegaba por un callejón lateral hasta la esquina de mi escuela. Como el sueldo era tan escaso, 900 pts mensuales, me llevaba la comida de casa y aprovechando las horas de la interrupción del medio día allí mismo utilizando la mesa de profesor como cocina realizaba la comida.
Cada día no obstante otros compañeros y yo nos solíamos reunir en un casino que había en la Fuente Nueva llamado Casino de Artesanos, ya desaparecido para tomar una cerveza y unas tapas y allí no pasábamos un rato de distracción hasta las 2 ó 2.15 que nos íbamos a comer para estar dispuestos a las 3 que era la hora de entrada por la tarde.
Martos tenía en aquella plaza otro casino, el Primitivo que este si permanece todavía y a que nunca entré porque era, más selecto, y no entraba dentro de mis posibilidades ni de mi estatus social..
Lo que si recuerdo es que algunos días íbamos a un bar muy pequeño que había en la calle Campiña y que lo regentaba un hombre que se llamaba Manolo que era un gran barman y que actuando completamente solo atendía perfectamente la barra y la cocina preparando unos aperitivos calientes excelentes que eran famosos en todo Martos. Me consta que este hombre murió hace unos años, ya muy mayor en esa misma calle al caerse y darse un golpe en la cabeza con la acera.
Un cosa curiosa que me sucedió a mi en ese tiempo de permanencia en Martos, en el Casino de Artesanos donde iba, casi todos los días, había un conserje que vendía lotería y cuando llegó el sorteo de Navidad el año 1965 vendió el 2º premio del Gordo que repartió muchos millones en la ciudad. A mi este hombre no hacía más que ofrecérmela diciendo que comprara que iba a tocar allí pero como yo no he sido nunca muy aficionado a la lotería me quedé sin premio. Bueno yo entonces era joven, tenía salud, muchas ganas de vivir y toda una vida por delante, para que quería más.
El Albollón
Después de mi estancia en Arjonilla como Maestro, mi primer escuela, pude conseguir un traslado provisional a Martos en un colegio que había en esa calle tan extremadamente pendiente que se llama el Albollón. En reaildad no era un colegio sino una casa particular donde el Ayuntamiento había instalado dos unidades escolares.
Allí permanecí dos cursos el 1964/65 y el 1965/66. teníamos muchas carencias porque no existía patio de recreo y estábamos... dos maestros solos porque el resto del colegio estaba cerca del Ayuntamiento. Pero allí intentábamos cumplir con nuestro trabajo, lo mejor posible, y procurar que aquellos niños que nos habían encomendado adquiriesen educación y conocimientos que le fueran preparando para un futuro de buenas personas, de dignos ciudadanos y de gente de bien.
Yo iba y venia cada día con mi moto y en ella llegaba por un callejón lateral hasta la esquina de mi escuela. Como el sueldo era tan escaso, 900 pts mensuales, me llevaba la comida de casa y aprovechando las horas de la interrupción del medio día allí mismo utilizando la mesa de profesor como cocina realizaba la comida.
Cada día no obstante otros compañeros y yo nos solíamos reunir en un casino que había en la Fuente Nueva llamado Casino de Artesanos, ya desaparecido para tomar una cerveza y unas tapas y allí no pasábamos un rato de distracción hasta las 2 ó 2.15 que nos íbamos a comer para estar dispuestos a las 3 que era la hora de entrada por la tarde.
Martos tenía en aquella plaza otro casino, el Primitivo que este si permanece todavía y a que nunca entré porque era, más selecto, y no entraba dentro de mis posibilidades ni de mi estatus social..
Lo que si recuerdo es que algunos días íbamos a un bar muy pequeño que había en la calle Campiña y que lo regentaba un hombre que se llamaba Manolo que era un gran barman y que actuando completamente solo atendía perfectamente la barra y la cocina preparando unos aperitivos calientes excelentes que eran famosos en todo Martos. Me consta que este hombre murió hace unos años, ya muy mayor en esa misma calle al caerse y darse un golpe en la cabeza con la acera.
Un cosa curiosa que me sucedió a mi en ese tiempo de permanencia en Martos, en el Casino de Artesanos donde iba, casi todos los días, había un conserje que vendía lotería y cuando llegó el sorteo de Navidad el año 1965 vendió el 2º premio del Gordo que repartió muchos millones en la ciudad. A mi este hombre no hacía más que ofrecérmela diciendo que comprara que iba a tocar allí pero como yo no he sido nunca muy aficionado a la lotería me quedé sin premio. Bueno yo entonces era joven, tenía salud, muchas ganas de vivir y toda una vida por delante, para que quería más.