ANTONIO CAMILO
Eran los años 1950, estábamos todavía en plena posguerra, el año 1947 fue considerado el año del hambre, y es un año maldito por la cantidad de personas que murieron en nuestro país como consecuencia de la falta de alimentos y por ingerir comidas elaboradas con verduras no aptas para el consumo humano recogidas desesperadamente del campo.. Yo tengo de esa época un trágico recuerdo pues a mi 7 años veía pasar por la carretera ataúdes de mayores y de niños casi a diario.
Eran unos años muy difíciles y había en Fuensanta una familia muy numerosa que tenía en la plaza de arriba, donde hoy está el bar de Antonio Espinosa, el pollo, convertido en frutería, una tienda tipo de todo un poco cuyo propietario era Antonio Pareja, de mote Camilo. Esta familia tenía, si mal no recuerdo, siete hijos, cinco hembras y dos varones y la esposa se llamaba Ana. Todos de alguna manera trabajaban el el negocio, sobretodo el matrimonio y los dos varones y de su trabajo y esfuerzo salía lo necesario para el sustento de aquella numerosa familia.
Su principal actividad era la pescadería y yo recuerdo que la preveían de género, cada día, los hijos Francisco y Antonio que iban a Martos con una bicicleta para traer las cajas de pescado. Duro trabajo aquél cuando las bicicletas eran viejas y obsoletas, la carretera de tierra, unos pedales y su esfuerzo todos los mecanismos necesarios para transportar los artículos.
Era una tienda muy curiosa (yo diría que los supermercados de aquella época) que lo mismo comprabas una escoba, un kilo de sardinas, unas alpargatas o un melón..
Era muy corriente ver a Ana sentada en una silla con una especie de tabla con una púas largas incrustadas y una escoba de las de entonces hechas con hojas de palmera rayando la, una y otra vez en aquellas púas, para convertirla en una escoba o brocha para encalar.
También me acuerdo que servía un poco como tienda de chuches para los niños aunque lo único que yo recuerdo que comprábamos allí era un polvo color chocolate que era harina de algarrobas, que estaba algo dulce y que nosotros lamíamos y nos ensuciábamos los labios con ella, envuelta en un trozo de papel de estraza que era como nos las vendían.
Estos hijos varones e incluso la hija menor, han estado viviendo del pescado con sendos establecimientos en Fuensanta y en Jaén, y aún hoy día una hija de Francisco y su marido regentan pescad erías en nuestro pueblo.,
Así se vivía en Fuensanta hace 60 años, no se puede aquella vida con la que hoy disfrutamos, ya no hay hambre en nuestro pueblo, ya no hay miseria, hay muchos coches y camiones para el transporte, hay supermercados y tiendas donde surtirse de todo, y aunque todavía tenemos que pensar en alcanzar cotas más altas de bienestar, yo me temo que en otros 60 años no seamos capaces de hacer una evolución y un progreso similar al que hemos hecho desde 1950 hasta hoy. Ojalá me equivoque.
Eran los años 1950, estábamos todavía en plena posguerra, el año 1947 fue considerado el año del hambre, y es un año maldito por la cantidad de personas que murieron en nuestro país como consecuencia de la falta de alimentos y por ingerir comidas elaboradas con verduras no aptas para el consumo humano recogidas desesperadamente del campo.. Yo tengo de esa época un trágico recuerdo pues a mi 7 años veía pasar por la carretera ataúdes de mayores y de niños casi a diario.
Eran unos años muy difíciles y había en Fuensanta una familia muy numerosa que tenía en la plaza de arriba, donde hoy está el bar de Antonio Espinosa, el pollo, convertido en frutería, una tienda tipo de todo un poco cuyo propietario era Antonio Pareja, de mote Camilo. Esta familia tenía, si mal no recuerdo, siete hijos, cinco hembras y dos varones y la esposa se llamaba Ana. Todos de alguna manera trabajaban el el negocio, sobretodo el matrimonio y los dos varones y de su trabajo y esfuerzo salía lo necesario para el sustento de aquella numerosa familia.
Su principal actividad era la pescadería y yo recuerdo que la preveían de género, cada día, los hijos Francisco y Antonio que iban a Martos con una bicicleta para traer las cajas de pescado. Duro trabajo aquél cuando las bicicletas eran viejas y obsoletas, la carretera de tierra, unos pedales y su esfuerzo todos los mecanismos necesarios para transportar los artículos.
Era una tienda muy curiosa (yo diría que los supermercados de aquella época) que lo mismo comprabas una escoba, un kilo de sardinas, unas alpargatas o un melón..
Era muy corriente ver a Ana sentada en una silla con una especie de tabla con una púas largas incrustadas y una escoba de las de entonces hechas con hojas de palmera rayando la, una y otra vez en aquellas púas, para convertirla en una escoba o brocha para encalar.
También me acuerdo que servía un poco como tienda de chuches para los niños aunque lo único que yo recuerdo que comprábamos allí era un polvo color chocolate que era harina de algarrobas, que estaba algo dulce y que nosotros lamíamos y nos ensuciábamos los labios con ella, envuelta en un trozo de papel de estraza que era como nos las vendían.
Estos hijos varones e incluso la hija menor, han estado viviendo del pescado con sendos establecimientos en Fuensanta y en Jaén, y aún hoy día una hija de Francisco y su marido regentan pescad erías en nuestro pueblo.,
Así se vivía en Fuensanta hace 60 años, no se puede aquella vida con la que hoy disfrutamos, ya no hay hambre en nuestro pueblo, ya no hay miseria, hay muchos coches y camiones para el transporte, hay supermercados y tiendas donde surtirse de todo, y aunque todavía tenemos que pensar en alcanzar cotas más altas de bienestar, yo me temo que en otros 60 años no seamos capaces de hacer una evolución y un progreso similar al que hemos hecho desde 1950 hasta hoy. Ojalá me equivoque.