LOS DE 1940.
Cuando a mi edad uno se pone a pensar en su infancia, en los primeros recuerdos que aparecen en mi mente, uno se da cuenta de los múltiples cambios, de los logros conseguidos por nuestra sociedad en tres cuartos de siglo, y siente un cierto consuelo porque aunque hoy tenemos muchos problemas, mucho desempleo y mucha incertidumbre, entonces teníamos muchos más infinitamente más, y hemos sido capaces de superarlo, de mejorarlo y de evolucionar en beneficio de todos y, en especial, los más necesitados.
En aquella época no había agua corriente en nuestras viviendas, no había nada más que una bombilla con luz eléctrica en la casa, el resto de las habitaciones se iluminaban con un candil,
No había cuartos de baño para un correcto aseo, ni frigoríficos,, ni lavadoras, ni televisores, ni aire acondicionado, ni butano,........... Solo había una radio, miseria, carencia de todo, hasta de lo más necesario, pan y alimento para la gente que pasaba hambre, que moría de hambre, porque una guerra fratricida había llenado de luto, odio, de rencor y de miedo nuestros hogares, nuestras vidas y hasta nuestro corazón..........
Hoy gracias al esfuerzo de todos y al desarrollo conseguido por una sociedad que evoluciona y progresa, y gracias a Dios, tenemos unas viviendas confortables, toda clase de electrodomésticos que hacen más fáciles las labores del hogar, televisión, teléfonos móviles y coches, muchos coches que nos permiten ir a todas partes, por nuestros propios medios y que son también unas muy útiles herramientas para nuestro trabajo. Aunque también es cierto que por desgracia no todos tienen ese hogar y esas comodidades. Habrá que seguir luchando porque un día, no muy lejano, todas las personas puedan alcanzar y gozar de estos privilegios.
En aquella época no había Seguridad Social, si te ponías enfermo había que llamar y pagar el médico, el practicante y las medicinas, no existía ayuda alguna al desempleo, el jornal había que salir a buscarlo, día a día, a la plaza del pueblo
Esto hoy se ha superado, en casi su totalidad, existe una Seguridad Social que se ocupa de nuestra salud, que pone a nuestro servicio e los médicos y sanitarios necesarios y una red de hospitales para nuestra atención. El desempleo cuenta con unos subsidios para que las personas sin trabajo puedan al menos tener garantizado el sustento. Aunque aquí también hay que avanzar más porque hay familias que al final se quedan sin subsidio y tienen que acudir a Caritas o a otras asociaciones de caridad para poder seguir viviendo.
En el capítulo de la educación en Fuensanta en aquellas fechas había solo 8 escuelas, cuatro de varones y cuatro de hembras y además eran unitarias o sea que un maestro/a atendía a niños/as de todas las edades, el Instituto estaba en Jaén, y la Universidad en Granada. No existían becas los padres tenían que pagar los estudios. Hoy en Fuensanta hay un colegio con 30 profesores, un Instituto para que todos los niños del pueblo puedan hacer la ESO y en Jaén ya tienen su Universidad. Hay becas para que los menos pudientes puedan también acceder a sus estudios superiores.
Esta es la realidad actual y su comparación con aquellos años de la posguerra pone de manifiesto que hemos avanzado mucho, que es cierto que tenemos problemas por solucionar y que hay que seguir luchando por solucionarlos y por conseguir que un día todos tengamos un trabajo, un hogar y un pan que llevarnos a la boca, porque eso es lo que la Constitución nos promete.
Cuando a mi edad uno se pone a pensar en su infancia, en los primeros recuerdos que aparecen en mi mente, uno se da cuenta de los múltiples cambios, de los logros conseguidos por nuestra sociedad en tres cuartos de siglo, y siente un cierto consuelo porque aunque hoy tenemos muchos problemas, mucho desempleo y mucha incertidumbre, entonces teníamos muchos más infinitamente más, y hemos sido capaces de superarlo, de mejorarlo y de evolucionar en beneficio de todos y, en especial, los más necesitados.
En aquella época no había agua corriente en nuestras viviendas, no había nada más que una bombilla con luz eléctrica en la casa, el resto de las habitaciones se iluminaban con un candil,
No había cuartos de baño para un correcto aseo, ni frigoríficos,, ni lavadoras, ni televisores, ni aire acondicionado, ni butano,........... Solo había una radio, miseria, carencia de todo, hasta de lo más necesario, pan y alimento para la gente que pasaba hambre, que moría de hambre, porque una guerra fratricida había llenado de luto, odio, de rencor y de miedo nuestros hogares, nuestras vidas y hasta nuestro corazón..........
Hoy gracias al esfuerzo de todos y al desarrollo conseguido por una sociedad que evoluciona y progresa, y gracias a Dios, tenemos unas viviendas confortables, toda clase de electrodomésticos que hacen más fáciles las labores del hogar, televisión, teléfonos móviles y coches, muchos coches que nos permiten ir a todas partes, por nuestros propios medios y que son también unas muy útiles herramientas para nuestro trabajo. Aunque también es cierto que por desgracia no todos tienen ese hogar y esas comodidades. Habrá que seguir luchando porque un día, no muy lejano, todas las personas puedan alcanzar y gozar de estos privilegios.
En aquella época no había Seguridad Social, si te ponías enfermo había que llamar y pagar el médico, el practicante y las medicinas, no existía ayuda alguna al desempleo, el jornal había que salir a buscarlo, día a día, a la plaza del pueblo
Esto hoy se ha superado, en casi su totalidad, existe una Seguridad Social que se ocupa de nuestra salud, que pone a nuestro servicio e los médicos y sanitarios necesarios y una red de hospitales para nuestra atención. El desempleo cuenta con unos subsidios para que las personas sin trabajo puedan al menos tener garantizado el sustento. Aunque aquí también hay que avanzar más porque hay familias que al final se quedan sin subsidio y tienen que acudir a Caritas o a otras asociaciones de caridad para poder seguir viviendo.
En el capítulo de la educación en Fuensanta en aquellas fechas había solo 8 escuelas, cuatro de varones y cuatro de hembras y además eran unitarias o sea que un maestro/a atendía a niños/as de todas las edades, el Instituto estaba en Jaén, y la Universidad en Granada. No existían becas los padres tenían que pagar los estudios. Hoy en Fuensanta hay un colegio con 30 profesores, un Instituto para que todos los niños del pueblo puedan hacer la ESO y en Jaén ya tienen su Universidad. Hay becas para que los menos pudientes puedan también acceder a sus estudios superiores.
Esta es la realidad actual y su comparación con aquellos años de la posguerra pone de manifiesto que hemos avanzado mucho, que es cierto que tenemos problemas por solucionar y que hay que seguir luchando por solucionarlos y por conseguir que un día todos tengamos un trabajo, un hogar y un pan que llevarnos a la boca, porque eso es lo que la Constitución nos promete.