MI TIO MIGUEL...

MI TIO MIGUEL

Miguel Lemus, hermano de mi madre, único varón de la familia Lemus Camacho vivía en la Calle Real, frente al estanco de mi tía Antonia. Tuvo dos hijos varones uno Ramón que murió con dos o tres añitos de una meningitis y el otro Miguel, más conocido en el pueblo como Miguelín, que en la actualidad vive de sus fincas, está jubilado, y tiene tres hijos Miguel, Delfín y María Elena. Este fue siempre mi primo preferido porque somos más parejos en edad aunque yo le llevo a él 4 años. Maruja su esposa y nosotros hemos hecho viajes juntos, hemos compartido con ellos buenos momentos de asueto y de diversión y algún día contaré un  crucero, el primer crucero, que hicimos junto con ellos y el practicante Paco Martinez Parra y esposa, hace ya al menos 35 años, que fue un magnífico bautizo marítimo y una aventura inolvidable.

Los padres de Miguelín, mis tíos María y Miguel, explotaban una taberna, en el domicilio familiar que yo recuerdo un tanto original porque el vino se extraía directamente de unos barriles grandes, de al menos 50 litros, que estaban situados en sentido horizontal y que tenían unas pipetas de madera, a modo grifos, que girándolas permitían ir llenando las botellas de vino, de la calidad deseada, elegida de  los distintos barriles.
Recuerdo también que en el interior del local en vez de mesas había barriles también puestos de pié y allí se depositaban los vasos, la botella y las tapas, los clientes se lo bebían sentados en sillas a su alrededor.
Mi tía María iba haciendo las tapas y el tío Miguel entraba y salía, constantemente de la cocina llevándolas a los clientes, tenían muy buena fama los aperitivos de Miguel Lemus y había uno en concreto extraordinario que era las almendras con piel tostadas al horno que él procuraba que tuviesen un tueste, perfecto, que yo recuerdo porque él cuando íbamos por su casa nos solía sacar un platito de aquél delicioso manjar.
Esta era la casa que hoy pertenece a Antonio Lara, padre de nuestra amiga Belén, donde él tuvo mucho tiempo un negocio de alimentación.
Mi tío se mudó al Paseo de Colón, donde está la casa actual de su familia, y puso una fábrica de gaseosa y sifones, que era la bebida refrescante de aquella época y yo me pasaba allí con el muchos ratos viendo como preparaba y llenaba las botellas. Más adelante alternaba las gaseosa con la cerveza la Cruz del Campo y trabajaba mucho repartiendo después por todo el pueblo las bebidas con un carrillo de mano.

Murió joven allá por el año 1972, tendría unos 60 años y tía María siguió viviendo en aquella caserona con mi primo hasta su fallecimiento. De los dos conservo gratos recuerdos mi tío era serio pero cariñoso y tenía un bigote muy fino y complicado de arreglar, mi tía era amiga de las bromas y siempre tenía la sonrisa a flor de piel. Qué tiempos aquellos.