LA ERA MARIANICA
Ha sido siempre nuestro pueblo muy especial, y aunque pequeño, siempre ha dado ejemplo de un espíritu vivo y activo, de un sentimiento colectivo de aventura, de participación y de presencia, fuera de nuestro entorno local como necesitando llevar nuestra presencia más allá de nuestras fronteras haciéndose notar en cualquier sitio donde han estado presentes los fuensanteños.
Una vez terminada la fatídica y absurda Guerra Civil, el gobierno organizó la llamada División Azul cuyo objetivo era luchar contra la Unión Soviética y que se formó por jóvenes voluntarios españoles que fueron enviados a Rusia para participar en la Segunda Guerra Mundial.
Era una temeridad porque una vez terminada aquí la guerra el emprender una aventura que les llevaría a un nuevo conflicto bélico, innecesario y peligroso, solo se explica por la juventud de aquellos muchachos y por ese espíritu aventurero y de acción del que yo hablaba en un principio.
Lo cierto es que allí también estuvo presente Fuensanta, y que yo recuerde tres fuensanteños dieron aquél paso y se la jugaron innecesariamente allá en las estepas rusas.
Estos compatriotas, ya fallecidos todos, eran Máximo Extremera, Ángel Sánchez y Antonio Tomé..
Máximo una vez terminada aquella aventura se hizo militar y allí dedicó su vida profesional que terminó en Córdoba donde después he tenido la ocasión de ver a su hijo que está emparentado con la familia de mi mujer porque un nieto o nieta de Máximo se casó con un hijo de un primo hermano de Laly.
Ángel Sánchez, para nosotros los fuensanteños Angelillo, estuvo colocado como funcionario del ayuntamiento, toda su vida., a la vez que el hombre trabajaba como un negro para poder sacar adelante a su familia y los estudios de sus hijos, a los que les dio carrera y recuerdo como lo veía por la calle Real llevando un carrillo de manos y repartiendo la cerveza San Miguel a los bares del pueblo después de terminada su jornada en el ayuntamiento. A su hija menor se debe la imagen de la Virgen de la Fuensanta hecha en bronce que hay dentro de la Fuente de la Negra.
Antonio Tomé, a este lo conocí mucho más porque se casó con una prima hermana mía, de la que tuvo dos hijos, varón y hembra, y fue guarda rural en Fuensanta donde tenía muchos amigos ya que siempre fue un hombre muy simpático y muy abierto que era querido por todo el pueblo. Una vez jubilado marcó a Torredonjimeno donde viven sus hijos a los que desde estas líneas les mando un abrazo.
Hay una anécdota de este periplo protagonizada por dos de ellos Máximo y Ángel que pone de manifiesto lo que los fuensanteños quieren a su pueblo, y lo que representa para nosotros todo lo que tiene que ver con esa tierra maravillosa que nos vio nacer.
Estaban ya en Rusia y ninguno de los dos estaba en la misma compañía, ni sabían donde se encontraban sus paisanos. Sucedió que Máximo que era un hombre muy corpulento, con una voz muy potente, por lo visto se puso a discutir con un compañero y en la trifulca todo airado le dijo: “Cómo te de un guantazo vas a ir a parar a la Era Marianica” que estaría a unos 10.000 Kms. Pero mira por donde Ángel que no estaba muy lejos lo oyó y dio un grito y un salto diciendo, donde está mi paisano. Acto seguido salió corriendo hacia él y se fundieron los dos en un gran abrazo. Ya ha desaparecido la Era Marianica pero todos los fuensanteños, de aquella época, la recordaremos y la llevaremos siempre en nuestro corazón.
Ha sido siempre nuestro pueblo muy especial, y aunque pequeño, siempre ha dado ejemplo de un espíritu vivo y activo, de un sentimiento colectivo de aventura, de participación y de presencia, fuera de nuestro entorno local como necesitando llevar nuestra presencia más allá de nuestras fronteras haciéndose notar en cualquier sitio donde han estado presentes los fuensanteños.
Una vez terminada la fatídica y absurda Guerra Civil, el gobierno organizó la llamada División Azul cuyo objetivo era luchar contra la Unión Soviética y que se formó por jóvenes voluntarios españoles que fueron enviados a Rusia para participar en la Segunda Guerra Mundial.
Era una temeridad porque una vez terminada aquí la guerra el emprender una aventura que les llevaría a un nuevo conflicto bélico, innecesario y peligroso, solo se explica por la juventud de aquellos muchachos y por ese espíritu aventurero y de acción del que yo hablaba en un principio.
Lo cierto es que allí también estuvo presente Fuensanta, y que yo recuerde tres fuensanteños dieron aquél paso y se la jugaron innecesariamente allá en las estepas rusas.
Estos compatriotas, ya fallecidos todos, eran Máximo Extremera, Ángel Sánchez y Antonio Tomé..
Máximo una vez terminada aquella aventura se hizo militar y allí dedicó su vida profesional que terminó en Córdoba donde después he tenido la ocasión de ver a su hijo que está emparentado con la familia de mi mujer porque un nieto o nieta de Máximo se casó con un hijo de un primo hermano de Laly.
Ángel Sánchez, para nosotros los fuensanteños Angelillo, estuvo colocado como funcionario del ayuntamiento, toda su vida., a la vez que el hombre trabajaba como un negro para poder sacar adelante a su familia y los estudios de sus hijos, a los que les dio carrera y recuerdo como lo veía por la calle Real llevando un carrillo de manos y repartiendo la cerveza San Miguel a los bares del pueblo después de terminada su jornada en el ayuntamiento. A su hija menor se debe la imagen de la Virgen de la Fuensanta hecha en bronce que hay dentro de la Fuente de la Negra.
Antonio Tomé, a este lo conocí mucho más porque se casó con una prima hermana mía, de la que tuvo dos hijos, varón y hembra, y fue guarda rural en Fuensanta donde tenía muchos amigos ya que siempre fue un hombre muy simpático y muy abierto que era querido por todo el pueblo. Una vez jubilado marcó a Torredonjimeno donde viven sus hijos a los que desde estas líneas les mando un abrazo.
Hay una anécdota de este periplo protagonizada por dos de ellos Máximo y Ángel que pone de manifiesto lo que los fuensanteños quieren a su pueblo, y lo que representa para nosotros todo lo que tiene que ver con esa tierra maravillosa que nos vio nacer.
Estaban ya en Rusia y ninguno de los dos estaba en la misma compañía, ni sabían donde se encontraban sus paisanos. Sucedió que Máximo que era un hombre muy corpulento, con una voz muy potente, por lo visto se puso a discutir con un compañero y en la trifulca todo airado le dijo: “Cómo te de un guantazo vas a ir a parar a la Era Marianica” que estaría a unos 10.000 Kms. Pero mira por donde Ángel que no estaba muy lejos lo oyó y dio un grito y un salto diciendo, donde está mi paisano. Acto seguido salió corriendo hacia él y se fundieron los dos en un gran abrazo. Ya ha desaparecido la Era Marianica pero todos los fuensanteños, de aquella época, la recordaremos y la llevaremos siempre en nuestro corazón.
Tremendo episodio el de la división azul. En mi pueblo fue un joven que no volvió, desapdesapareció y yo de pequeña recuerdo a la madre que muchos años después seguía esperando al hijo. saludos.