NUESTROS GUATEQUES
Ahora cuando los jóvenes tienen tanta libertad y tanta facilidad para relacionarse entre si, cuando ya en la adolescencia pueden salir y entrar juntos en las fiestas, en los bares, en las discotecas, hasta altas horas de la madrugada, esto que voy a contar, a los jóvenes de hoy les parecerá un cuento chino, pero los que sean de mi edad comprenderán, por qué lo padecieron igual que yo, que estoy diciendo la pura realidad.
Nosotros en principio teníamos la enseñanza separada las escuelas eran de niños y de niñas, los juegos eran igualmente masculinos y femeninos y esto de prolongaba también en la juventud porque la enseñanza de tipo medio y superior seguía separando los sexos, yo cuando fui a Jaén a estudiar magisterio la escuela de formación del profesorado seguía siendo una masculina y otra femenina.
Esta separación prolongada de niños y niñas establecía unas barreras injustificadas, vigiladas constantemente por los padres y por la sociedad, que causaban un gran daño en nuestra formación integral y moral. Esto hacía que llegásemos a los 14 ó 15 años sin haber tenido ningún contacto de amistad o de afectividad con las chicas de nuestra edad.
Era entonces cuando surgía la necesidad de romper esa absurda barrera y empezar a buscar la manera de ir acercándonos, unos con otros, porque todo nuestro ser y nuestra naciente pero poderosa fuerza de juventud nos lo exigía.
Fue entonces cuando hacen su aparición los pikús o tocadiscos, que eran unos aparatosque permitían escuchar la música poniendo un disco y enchufando el aparato a la corriente. Y los jóvenes vimos la posibilidad de decir a nuestros padres que nos dejasen celebrar en nuestras casas, en presencia de ellos, unas reuniones, de chicos y chicas, que se llamaron guateques y que permitían que bailáramos juntos y tomáramos una gaseosa de naranja o de limón, que era lo que entonces bebíamos.
Mis amigos y yo decidimos comprar a plazos nuestro propio tocadiscos y así no tendíamos que alquilarlo cada vez que quisiéramos utilizarlo. Y así lo hicimos, pero el problema vendría después cuando teníamos que reunir el dinero para pagar la letra, algunos andábamos estudiando fuera y era muy difícil juntar el dinero. Lo cierto es que, si nó uno otro, adelantábamos prestado la cuota del que no podía y el tocadiscos se pagó, aunque la verdad es que luego esos préstamos no todos se llagaron a recuperar.
Aquellos eran nuestros primeros escarceos amorosos, y lo más que sacábamosera algún roce y un beso robado bailando, pero la verdad es que para nosotros eso era alcanzar el cielo con las manos. Qué infelices éramos conformándonos con tan poco, pero al mismo tiempo que felices éramos con tan poco.
Ahora cuando los jóvenes tienen tanta libertad y tanta facilidad para relacionarse entre si, cuando ya en la adolescencia pueden salir y entrar juntos en las fiestas, en los bares, en las discotecas, hasta altas horas de la madrugada, esto que voy a contar, a los jóvenes de hoy les parecerá un cuento chino, pero los que sean de mi edad comprenderán, por qué lo padecieron igual que yo, que estoy diciendo la pura realidad.
Nosotros en principio teníamos la enseñanza separada las escuelas eran de niños y de niñas, los juegos eran igualmente masculinos y femeninos y esto de prolongaba también en la juventud porque la enseñanza de tipo medio y superior seguía separando los sexos, yo cuando fui a Jaén a estudiar magisterio la escuela de formación del profesorado seguía siendo una masculina y otra femenina.
Esta separación prolongada de niños y niñas establecía unas barreras injustificadas, vigiladas constantemente por los padres y por la sociedad, que causaban un gran daño en nuestra formación integral y moral. Esto hacía que llegásemos a los 14 ó 15 años sin haber tenido ningún contacto de amistad o de afectividad con las chicas de nuestra edad.
Era entonces cuando surgía la necesidad de romper esa absurda barrera y empezar a buscar la manera de ir acercándonos, unos con otros, porque todo nuestro ser y nuestra naciente pero poderosa fuerza de juventud nos lo exigía.
Fue entonces cuando hacen su aparición los pikús o tocadiscos, que eran unos aparatosque permitían escuchar la música poniendo un disco y enchufando el aparato a la corriente. Y los jóvenes vimos la posibilidad de decir a nuestros padres que nos dejasen celebrar en nuestras casas, en presencia de ellos, unas reuniones, de chicos y chicas, que se llamaron guateques y que permitían que bailáramos juntos y tomáramos una gaseosa de naranja o de limón, que era lo que entonces bebíamos.
Mis amigos y yo decidimos comprar a plazos nuestro propio tocadiscos y así no tendíamos que alquilarlo cada vez que quisiéramos utilizarlo. Y así lo hicimos, pero el problema vendría después cuando teníamos que reunir el dinero para pagar la letra, algunos andábamos estudiando fuera y era muy difícil juntar el dinero. Lo cierto es que, si nó uno otro, adelantábamos prestado la cuota del que no podía y el tocadiscos se pagó, aunque la verdad es que luego esos préstamos no todos se llagaron a recuperar.
Aquellos eran nuestros primeros escarceos amorosos, y lo más que sacábamosera algún roce y un beso robado bailando, pero la verdad es que para nosotros eso era alcanzar el cielo con las manos. Qué infelices éramos conformándonos con tan poco, pero al mismo tiempo que felices éramos con tan poco.