DESDE MI ATALAYALA ...

DESDE MI ATALAYALA
FERIA DE SEVILLA.
En Abril es imposible no acordarse de Sevilla, porque Sevilla celebra su feria, porque en Sevilla se inicia la temporada taurina, que a mi tanto me gusta, y que allí tiene una de las plazas más emblemáticas de todo el orbe taurino, y porque Sevilla siempre, para mi, es mucho Sevilla. Claro que este año empieza el día 30 de Abril y va a ser más de Junio que de Abril.
Si Sevilla es maravillosa, en Abril con su perfume a primavera y a azahar, con sus trajes de gitana, sus caballos, sus corridas de toros, su manzanilla, sus sevillanas, su gracia y su arte, en feria, es que Sevilla “ no se pué aguantá.”
Hay mucho bulo en torno esta feria porque dicen es muy cerrada, muy de ellos, y que resulta muy difícil entrar en una caseta, vivirla desde dentro, y disfrutarla en todo su jugo, en toda su integridad y hay mucho de engaño en eso. Es cierto que una caseta es algo muy íntimo porque está patrocinada, preparada, costeada y hasta montada, por un grupo de personas familiares o amigos, o ambas cosas a la vez, que como no se monta en plan negocio hay que preservar la apertura al público en general pero si tú tienes un amigo que te invita a ella, tú eres uno más allí y nadie te pone impedimento alguno. Es lógico por tanto, desde mi punto de vista, que este tipo de casetas de la feria impidan la entrada a todo el público, además eso se hace así en Sevilla y en todas las ferias Andalucía y de España.
Pero si uno va a Sevilla, y se mete en el recínto ferial, que por cierto ya su portada, sus farolillos y sus calles, son todo un monumento, allí va a encontrar cientos de casetas, de asociaciones culturales, deportivas, profesionales, sindicales o políticas, que si tienen abierta la puerta al público y allí se puede bailar, beber, cantar, y disfrutar de una noche de fiesta en Sevilla y en su feria de Abril.
Yo estuve solo una vez en la feria de Sevilla hace ya 12 años. Fui con mi esposa y de una forma totalmente imprevista, que es como muchas veces te salen mejor las cosas. Íbamos para Málaga, era en Abril y comentamos mira ahora es la feria de Sevilla, y al acercarnos a Antequera, que es donde sale la carretera, dije yo: Y si nos vamos a Sevilla. Entonces Laly me contesta: Pues vámonos
Y así lo hicimos, tiro dirección Sevilla y mi Sra coge el teléfono móvil y buscamos un hotel y allí nos presentamos. Serían las 12 de la mañana, el hotel ya era una fiesta, dejamos las maletas y como el mismo hotel tenía un autobús que te llevaba a la feria, cada media hora gratis, a las 12.30 ya estábamos en el ferial.
Aquello era un espectáculo extraordinario, los coches de caballos, los jinetes a la grupa con lindas mujeres, grupos bailando sevillanas por la calle, las casetas y el bullicio era algo inusitado. Entramos en muchas casetas, no privadas, pero en todas ellas había un ambiente extraordinario, tapeamos muy bien y a las 3.30 cogimos el autobús del hotel y nos fuimos a descansar.
Luego yo me fuí a los toros y vi una corrida extraordinaria en la Maestranza de Sevilla, casi ná, donde hasta los asientos hacen palmas y experimenté que no es lo mismo ver los toros en Sevilla que en cualquier otra plaza de España.
De regreso a hotel, nos preparamos, cogimos de nuevo el autobús, nos fuimos a la feria, seguimos disfrutando de todo aquella alegría propia de Sevilla y de su feria, bailamos hasta sevillanas y a las tres de la mañana, cansados pero contentos nos fuimos al hotel.
A la mañana siguiente, después de haber conocido in situ, la feria de Sevilla, regresamos a Estepona que era nuestro destino inicial. Y nosotros no olvidaremos nunca aquel día maravilloso de la feria de Sevilla.