EL VALOR DE LA AMISTAD
La amistad es algo maravilloso que nos ayuda a vivir, a compartir con otras personas nuestras inquietudes y nuestros sentimientos a la vez que nos sirven de apoyo, de aliento y de ayuda, en momentos complicados o difíciles que ellos nos hacen más llevaderos y, si es posible, nos permiten solucionarlos.
Se habla de la auténtica amistad esa que no existe por interés o por conveniencia sino de forma totalmente desinteresada, y sincera por verdaderos lazos de afecto, de respeto y de generosidad.,
A este respeto la amistad es muy diversa y variada y se puede mantener constante en el tiempo y en el cariño aunque las persones se encuentren a muchos kilómetros de distancia y aunque no se hayan vuelto a ver en muchos años.
Eso me ha sucedido a mi con una familia de Somaén /Soria), con quienes yo establecí relación, hace ya 50 años, y que aun seguimos conservando intacto nuestro cariño y nuestra amistad.
Sucedido todo en el año 1965, cuando yo aprobé las oposiciones de Maestro y, aquel año a todos los que salimos con plaza en Jaén nos enviaron a Castilla para dotar de profesores a aquella zona de España. A mí me tocó ir a Somaén (Soria), un pueblecito maravilloso situado entonces en la carretera general que unía Madrid con Zaragoza. Y allí me trasladé con cierto pesar por la distancia, por el cambio de clima, por la pequeñez del municipio unos 200 habitantes, pero tengo que admitir y divulgar a los cuatro vientos, que sus gentes, su trato con los demás, su respeto, su educación, y su honestidad me ganaron desde el primer día y me hicieron pasar allí los dos cursos más gratificantes de toda mi vida profesional, porque todos eran maravillosos, y aprendí mucho de ellos y de su nobleza.
Estuve yo allí parando a modo de pensión en un restaurante que había en la misma carretera general, que no se dedicaban nada más que a la comida y al servicio de cafeterían pero conmigo hicieron una excepción y me proporcionaron una habitación donde me trataron siempre, no como inquilino, sino como familia.
Yo ha través de Internet he venido manteniendo durante muchos años un contacto con esta familia soriana por medio de su hija mayor Mari Sol, que cuando yo estuve allí tenia unos 10 años y ella me ha tenido al corriente de lo que pasaba en Somaén de algunos de los amigos que yo tuve allí aquellos años, de alumnos que pasaron por mi escuela, y de sus padres que todavía viven y aunque mayores se encuentran estupendamente.
Y ha sucedido que estos días hemos tenido la enorme satisfacción de encontrarnos aquí con Mari Sol y su Marido Pedro, que han venido a Fiengirola para pasar unos días de vacaciones.
Hacía 50 años que no nos habíamos visto, no os podéis imaginar la emoción y la intensidad del momento porque se trataba de recuperar y disfrutar de un cariño y una realidad que habíamos mantenido intacta durante 50 años.
Hemos pasado unos días inmejorables, los hemos acompañado por los sitios más emblemáticos de esta Costa del Sol, lo hemos vivido y disfrutado intensamente y hemos quedado en que ahora, en cuanto podamos, vamos a ir nosotros a Zaragoza, donde viven en la actualidad, para que nos lleven a Somaén a pasar un día en aquel pueblecito del que tengo tantos recuerdos buenos y al que llevo desde hace tantos años dentro de mi corazón. Abrazaremos también a sus padres y a su tía Ana María que trabajaba con ellos en el restaurante.
Gracias MariSol por tu visita, gracias Somaén por tu despedida que nunca olvidaré, y gracias a Dios que nos ha permitido vivir tantos años de una auténtica amistad..
La amistad es algo maravilloso que nos ayuda a vivir, a compartir con otras personas nuestras inquietudes y nuestros sentimientos a la vez que nos sirven de apoyo, de aliento y de ayuda, en momentos complicados o difíciles que ellos nos hacen más llevaderos y, si es posible, nos permiten solucionarlos.
Se habla de la auténtica amistad esa que no existe por interés o por conveniencia sino de forma totalmente desinteresada, y sincera por verdaderos lazos de afecto, de respeto y de generosidad.,
A este respeto la amistad es muy diversa y variada y se puede mantener constante en el tiempo y en el cariño aunque las persones se encuentren a muchos kilómetros de distancia y aunque no se hayan vuelto a ver en muchos años.
Eso me ha sucedido a mi con una familia de Somaén /Soria), con quienes yo establecí relación, hace ya 50 años, y que aun seguimos conservando intacto nuestro cariño y nuestra amistad.
Sucedido todo en el año 1965, cuando yo aprobé las oposiciones de Maestro y, aquel año a todos los que salimos con plaza en Jaén nos enviaron a Castilla para dotar de profesores a aquella zona de España. A mí me tocó ir a Somaén (Soria), un pueblecito maravilloso situado entonces en la carretera general que unía Madrid con Zaragoza. Y allí me trasladé con cierto pesar por la distancia, por el cambio de clima, por la pequeñez del municipio unos 200 habitantes, pero tengo que admitir y divulgar a los cuatro vientos, que sus gentes, su trato con los demás, su respeto, su educación, y su honestidad me ganaron desde el primer día y me hicieron pasar allí los dos cursos más gratificantes de toda mi vida profesional, porque todos eran maravillosos, y aprendí mucho de ellos y de su nobleza.
Estuve yo allí parando a modo de pensión en un restaurante que había en la misma carretera general, que no se dedicaban nada más que a la comida y al servicio de cafeterían pero conmigo hicieron una excepción y me proporcionaron una habitación donde me trataron siempre, no como inquilino, sino como familia.
Yo ha través de Internet he venido manteniendo durante muchos años un contacto con esta familia soriana por medio de su hija mayor Mari Sol, que cuando yo estuve allí tenia unos 10 años y ella me ha tenido al corriente de lo que pasaba en Somaén de algunos de los amigos que yo tuve allí aquellos años, de alumnos que pasaron por mi escuela, y de sus padres que todavía viven y aunque mayores se encuentran estupendamente.
Y ha sucedido que estos días hemos tenido la enorme satisfacción de encontrarnos aquí con Mari Sol y su Marido Pedro, que han venido a Fiengirola para pasar unos días de vacaciones.
Hacía 50 años que no nos habíamos visto, no os podéis imaginar la emoción y la intensidad del momento porque se trataba de recuperar y disfrutar de un cariño y una realidad que habíamos mantenido intacta durante 50 años.
Hemos pasado unos días inmejorables, los hemos acompañado por los sitios más emblemáticos de esta Costa del Sol, lo hemos vivido y disfrutado intensamente y hemos quedado en que ahora, en cuanto podamos, vamos a ir nosotros a Zaragoza, donde viven en la actualidad, para que nos lleven a Somaén a pasar un día en aquel pueblecito del que tengo tantos recuerdos buenos y al que llevo desde hace tantos años dentro de mi corazón. Abrazaremos también a sus padres y a su tía Ana María que trabajaba con ellos en el restaurante.
Gracias MariSol por tu visita, gracias Somaén por tu despedida que nunca olvidaré, y gracias a Dios que nos ha permitido vivir tantos años de una auténtica amistad..