EL RELLENO
Era costumbre por Pascua de Semana Santa que en las casas de Fuensanta, se hiciera una comida muy especial que consistía en un cocido, con sus garbanzos, gallina o pollo y su pringada, que en el proceso de su elaboración servía para cocer dentro de la misma olla una especie de embutido llamado Relleno que ahora explicaré como se hacía y que su masa se introducía dentro del estómago del cerdo, de la matanza, que envolvía y protegía el contenido del preciado embutido.
Yo recuerdo que la elaboración era complicada, había que cortar lomo de cerdo y chorizos de los que se guardaban en las orzas y esto con mucho pan rallado, con muchos huevos y con sus correspondientes aliños, se convertía en una masa amarillenta que era la que se introducía en la tripa del morcón del cerdo y se cosía la boca con un hilo grueso para evitar que durante la cocción se saliese el embutido introducido. Al mismo tiempo se hacía masa suficiente para poder rellenar los cascarones de los huevos utilizados que, una vez llenos, se introducían también en la gran olla que de forma lenta, por varias horas, al rescoldo de la lumbre de palos de olivo, que era lo que entonces se utilizada en aquellas lumbres-cocinas de nuestras casas, daba fin a la preparación y terminación de aquel exquisito, variado y muy alimenticio plato.
A la hora de consumirlo se hacía primero una sopa con la sangre del pollo o gallina sacrificado y se le echaban sopas de pan, yemas batidas de huevo, y un poco de vinagre, y este era el primer plato.
Después se servían los garbanzos, los huevos rellenos, la carne y la pringada y se sacaba el relleno que se dejaba enfriar y que en días sucesivos, a modo de embutido, se iba consumiendo en trozos los cuales contenían también un trozo de la envoltura del estómago del cerdo que también se comía y que todo era un auténtico manjar.
Yo recuerdo que mi madre de este plato, en plan gracioso, decía que estaba hecho de muchas cosa buenas y que luego el resultado hacía que saliese una cosa regular. Pero esto era una broma porque aquel relleno, no el que yo he comido después comercializado en algún restaurante o tienda, era un plato de una exquisitez extraordinaria.
Yo no se si se seguirá haciendo todavía en Fuensanta, supongo que las casa en las que aún hacen matanza del cerdo lo harán igual que antes, yo desde luego hace ya 30 años que no lo he visto ni lo he comido pero enhorabuena para los que todavía lo disfruten y que el Relleno lo coman en trozos pequeños para que les dure más.
Era costumbre por Pascua de Semana Santa que en las casas de Fuensanta, se hiciera una comida muy especial que consistía en un cocido, con sus garbanzos, gallina o pollo y su pringada, que en el proceso de su elaboración servía para cocer dentro de la misma olla una especie de embutido llamado Relleno que ahora explicaré como se hacía y que su masa se introducía dentro del estómago del cerdo, de la matanza, que envolvía y protegía el contenido del preciado embutido.
Yo recuerdo que la elaboración era complicada, había que cortar lomo de cerdo y chorizos de los que se guardaban en las orzas y esto con mucho pan rallado, con muchos huevos y con sus correspondientes aliños, se convertía en una masa amarillenta que era la que se introducía en la tripa del morcón del cerdo y se cosía la boca con un hilo grueso para evitar que durante la cocción se saliese el embutido introducido. Al mismo tiempo se hacía masa suficiente para poder rellenar los cascarones de los huevos utilizados que, una vez llenos, se introducían también en la gran olla que de forma lenta, por varias horas, al rescoldo de la lumbre de palos de olivo, que era lo que entonces se utilizada en aquellas lumbres-cocinas de nuestras casas, daba fin a la preparación y terminación de aquel exquisito, variado y muy alimenticio plato.
A la hora de consumirlo se hacía primero una sopa con la sangre del pollo o gallina sacrificado y se le echaban sopas de pan, yemas batidas de huevo, y un poco de vinagre, y este era el primer plato.
Después se servían los garbanzos, los huevos rellenos, la carne y la pringada y se sacaba el relleno que se dejaba enfriar y que en días sucesivos, a modo de embutido, se iba consumiendo en trozos los cuales contenían también un trozo de la envoltura del estómago del cerdo que también se comía y que todo era un auténtico manjar.
Yo recuerdo que mi madre de este plato, en plan gracioso, decía que estaba hecho de muchas cosa buenas y que luego el resultado hacía que saliese una cosa regular. Pero esto era una broma porque aquel relleno, no el que yo he comido después comercializado en algún restaurante o tienda, era un plato de una exquisitez extraordinaria.
Yo no se si se seguirá haciendo todavía en Fuensanta, supongo que las casa en las que aún hacen matanza del cerdo lo harán igual que antes, yo desde luego hace ya 30 años que no lo he visto ni lo he comido pero enhorabuena para los que todavía lo disfruten y que el Relleno lo coman en trozos pequeños para que les dure más.