EL DESTAPE
Es obvio que esta nueva estación del año que se acerca, nos viene a desnudar y a destapar de esa excesiva protección corporal ocasionada por el Invierno, el crudo invierno padecido este año, y por la bella e ilusionante primavera en la que este año también se ha pasado en lluvia y en frío, al menos, en su primera mitad.
El verano es para mí la mejor estación del año porque yo amo el calor, el baño en el mar o en la piscina, el ir medio en pelotas durante todo el día y en disfrutar de esos días largos, intensos, festivos, en los que vivimos más en la calle, más en contacto directo unos con otros y en los que a los que le gustan los toros, como a mí, se hace realidad ese burdo refrán taurino que dice; Para los toros sol, moscas y “tábarros”como el puño. Un poco bestia, diría yo, pero que resume en tres palabras el tiempo que es ideal para ese espectáculo tan denigrado actualmente pero que es la esencia de nuestra cultura, de nuestra tradición y de nuestra idiosincrasia.
Ya en Mayo las mujeres salen a la calle más ligeritas de ropa, dejando entre ver sus lineas y curvas, su esbeltez y su belleza, impregnando el ambiente de una sutil sensualidad que alegra la vista y despierta el subconsciente hacia una imaginaria o posible concupiscencia idílica o amorosa.
Y el olor, ese olor característico de un ambiente perfumado de múltiples olores que hacen bueno aquel dicho de un escritor, español que decía:" Qué bien huelen las señoras".
Eso es solo el aperitivo para lo que sucede después ya en pleno verano, donde es destape llega a ser mucho mayor y donde en playas y piscinas se pueden admirar cuerpos esculturales con solo un diminuto biquini y en casos especiales hasta monoquini.
La verdad es que alguien dirá pero este viejo verde todavía se fija en estas cosas, y yo le respondería que el ser humano, por muy viejo que sea, siempre mantiene viva su imaginación y su sexualidad aunque solo sea alimentada por su naturaleza humana y por sus recuerdos. Pero es bello admirar a una mujer, con todo el respeto y la dignidad que ella merece.
También los hombres en el verano, en estos últimos tiempos de forma más general, tienden a cambiar si pantalón tradicional por uno corto, su camisa por una camiseta. Y sus zapatos por unas chanclas, amen de un bañador para poder remojarse también fuera de la bañera o la ducha. Lo que pasa es que el hombre, a mi modo de ver, no se puede comparar con la mujer en eso de belleza y de finura, pero otras cosas tendremos también cuando las enamoramos a ellas.
Este es para mi el retrato de la calle en el verano, mucho más vivo, más atractivo y más apetecible que el invernal, porque la vida es más intensa y porque a todos nos conviene y nos gusta vivir.
A este respecto yo tengo que confesar que a mi desde niño lo que más ilusión me hacía era lo de las sandalias, porque me daban una sensación de frescor y de liberación de los calcetines y los zapatos o botas que veníamos utilizando en los meses invernales. Yo ya de adolescente acudía al zapatero para que me hiciera unas sandalias personalizadas, que eran una sola tira de cuero cruzando el pié de lado a lado.
Con el tiempo ya se encontraban en el mercado sandalias de todo tipo y por último las chanclas en las que un solo dedo sujetado por un pequeño tope permite fijar el pié a la suela y caminar sin más ataduras. Este es mi calzado preferido, este es el que yo uso por lo menos siete u ocho meses al año y a pesar de que ya me falta muy poco para los ochenta me permiten caminar con seguridad y sobre todo con frescura.
Feliz destape a tdos para este verano que ya tenemos a la puerta de la esquina.
Es obvio que esta nueva estación del año que se acerca, nos viene a desnudar y a destapar de esa excesiva protección corporal ocasionada por el Invierno, el crudo invierno padecido este año, y por la bella e ilusionante primavera en la que este año también se ha pasado en lluvia y en frío, al menos, en su primera mitad.
El verano es para mí la mejor estación del año porque yo amo el calor, el baño en el mar o en la piscina, el ir medio en pelotas durante todo el día y en disfrutar de esos días largos, intensos, festivos, en los que vivimos más en la calle, más en contacto directo unos con otros y en los que a los que le gustan los toros, como a mí, se hace realidad ese burdo refrán taurino que dice; Para los toros sol, moscas y “tábarros”como el puño. Un poco bestia, diría yo, pero que resume en tres palabras el tiempo que es ideal para ese espectáculo tan denigrado actualmente pero que es la esencia de nuestra cultura, de nuestra tradición y de nuestra idiosincrasia.
Ya en Mayo las mujeres salen a la calle más ligeritas de ropa, dejando entre ver sus lineas y curvas, su esbeltez y su belleza, impregnando el ambiente de una sutil sensualidad que alegra la vista y despierta el subconsciente hacia una imaginaria o posible concupiscencia idílica o amorosa.
Y el olor, ese olor característico de un ambiente perfumado de múltiples olores que hacen bueno aquel dicho de un escritor, español que decía:" Qué bien huelen las señoras".
Eso es solo el aperitivo para lo que sucede después ya en pleno verano, donde es destape llega a ser mucho mayor y donde en playas y piscinas se pueden admirar cuerpos esculturales con solo un diminuto biquini y en casos especiales hasta monoquini.
La verdad es que alguien dirá pero este viejo verde todavía se fija en estas cosas, y yo le respondería que el ser humano, por muy viejo que sea, siempre mantiene viva su imaginación y su sexualidad aunque solo sea alimentada por su naturaleza humana y por sus recuerdos. Pero es bello admirar a una mujer, con todo el respeto y la dignidad que ella merece.
También los hombres en el verano, en estos últimos tiempos de forma más general, tienden a cambiar si pantalón tradicional por uno corto, su camisa por una camiseta. Y sus zapatos por unas chanclas, amen de un bañador para poder remojarse también fuera de la bañera o la ducha. Lo que pasa es que el hombre, a mi modo de ver, no se puede comparar con la mujer en eso de belleza y de finura, pero otras cosas tendremos también cuando las enamoramos a ellas.
Este es para mi el retrato de la calle en el verano, mucho más vivo, más atractivo y más apetecible que el invernal, porque la vida es más intensa y porque a todos nos conviene y nos gusta vivir.
A este respecto yo tengo que confesar que a mi desde niño lo que más ilusión me hacía era lo de las sandalias, porque me daban una sensación de frescor y de liberación de los calcetines y los zapatos o botas que veníamos utilizando en los meses invernales. Yo ya de adolescente acudía al zapatero para que me hiciera unas sandalias personalizadas, que eran una sola tira de cuero cruzando el pié de lado a lado.
Con el tiempo ya se encontraban en el mercado sandalias de todo tipo y por último las chanclas en las que un solo dedo sujetado por un pequeño tope permite fijar el pié a la suela y caminar sin más ataduras. Este es mi calzado preferido, este es el que yo uso por lo menos siete u ocho meses al año y a pesar de que ya me falta muy poco para los ochenta me permiten caminar con seguridad y sobre todo con frescura.
Feliz destape a tdos para este verano que ya tenemos a la puerta de la esquina.