VUELTA A LOS RUEDOS
Ayer se celebró en Estepona, a 50 metros de mi casa, una extraordinaria corrida de toros, la primera en la provincia de Málaga después del Coronavirus que permitidme que la narre, para todos aquellos que como yo sean aficionados a esta maravillosa fiesta de los toros, que es nuestra, que es única, y que no debemos permitir que nadie nos la quite.
Rengo que decir que la organización y el seguimiento de las normas de protección que hay establecidas para luchar contra la pandemia se cumplieron escrupulosamente.
Se redujo el aforo solo a 2000 persona una fila si y otra no pero guardando también entre los espectadores la distancia de seguridad. Se nos comprobó a cada una la temperatura detectar a los que tuvieran fiebre y se obligó en todo momento a que se mantuviese siempre puesta la mascarilla.
Así que la seguridad se controló y se llevó a raja tabla.
La corrida empezó a las 21,30 evitando las horas de más calor y se lidiaron 6 toros de Algarra de la finca de Sevilla de los cuales dieron un buen juego el 1º, el 4º y el 5º, siendo más flojos los otros 3, sobre todo el 6 que fue un manso total.
El cartel lo formaban 3 figuras del toreo importantes Salvador Vega, esteponero, que reaparece después de un periodo retirado pero que había demostrado en sus años en activo que era un gran artista y un gran torero. Cayetano Rivera hijo de Paquirri y hermano de Francisco que el año pasado tuvo una temporada muy exitosa y Pablo Aguado que triunfo la temporada pasada en Sevilla cortando 4 orejas una tarde,
El triunfador absoluto fue Vega, que demostró su valía y su veteranía con dos faenas sobre todo la de 4º que bordó el toreo con mucho temple, con mucho arte y con mucha seguridad con la espada que le permitieron contar dos orejas y dos orejas y rabo.
También triunfó Cayetano en el 5º cortando 2 orejas tras una faena de entrega, de valor, de toreria y tras una excelente estocada.
Quien no tuvo ninguna suerte en su lote fue Pablo Aguado que se marchó de la plaza sin tocar pelo con dos burieles, sobre todo el 6º totalmente manso e imposible de lidiar.
Una demostración de que las fiestas y la de los toros puede seguir funcionando plantando cara al bicho, si hay una buena organización como ha sido este caso, porque necesitamos distracción, diversión, y optimismo, ante esta desgracia que todos padecemos porque si no vamos a caer todos en una depresión que sería fatal para los retos que nos esperan, que no son nada halagüeños pero que hay que vencer con esfuerzo, con tesón, también con responsabilidad, y sobre todo haciendo que nada se pare, que todo se ponga en marcha, que la economía pueda ir saliendo de este hoyo tremendo en que estamos inmersos. Porque es la mejor manera de pensar en un futuro de esperanza y de soluciones. Y mucho ánimo porque ayer yo si noté que los ánimos están tocados, que no se palpaba la alegría de antes, que algo hay dentro de nosotros que nos atenaza y nos aflige y eso hay que echarlo fuera y volver a vivir pero no pensando en la muerte sino en la vida. Esa vida que teníamos tan bien organizada y que esta inesperada tragedia nos ha toro en mil pedazos.
Olé a la fiesta, olé a Estepona y olé a la perfecta y protegida organización
Ayer se celebró en Estepona, a 50 metros de mi casa, una extraordinaria corrida de toros, la primera en la provincia de Málaga después del Coronavirus que permitidme que la narre, para todos aquellos que como yo sean aficionados a esta maravillosa fiesta de los toros, que es nuestra, que es única, y que no debemos permitir que nadie nos la quite.
Rengo que decir que la organización y el seguimiento de las normas de protección que hay establecidas para luchar contra la pandemia se cumplieron escrupulosamente.
Se redujo el aforo solo a 2000 persona una fila si y otra no pero guardando también entre los espectadores la distancia de seguridad. Se nos comprobó a cada una la temperatura detectar a los que tuvieran fiebre y se obligó en todo momento a que se mantuviese siempre puesta la mascarilla.
Así que la seguridad se controló y se llevó a raja tabla.
La corrida empezó a las 21,30 evitando las horas de más calor y se lidiaron 6 toros de Algarra de la finca de Sevilla de los cuales dieron un buen juego el 1º, el 4º y el 5º, siendo más flojos los otros 3, sobre todo el 6 que fue un manso total.
El cartel lo formaban 3 figuras del toreo importantes Salvador Vega, esteponero, que reaparece después de un periodo retirado pero que había demostrado en sus años en activo que era un gran artista y un gran torero. Cayetano Rivera hijo de Paquirri y hermano de Francisco que el año pasado tuvo una temporada muy exitosa y Pablo Aguado que triunfo la temporada pasada en Sevilla cortando 4 orejas una tarde,
El triunfador absoluto fue Vega, que demostró su valía y su veteranía con dos faenas sobre todo la de 4º que bordó el toreo con mucho temple, con mucho arte y con mucha seguridad con la espada que le permitieron contar dos orejas y dos orejas y rabo.
También triunfó Cayetano en el 5º cortando 2 orejas tras una faena de entrega, de valor, de toreria y tras una excelente estocada.
Quien no tuvo ninguna suerte en su lote fue Pablo Aguado que se marchó de la plaza sin tocar pelo con dos burieles, sobre todo el 6º totalmente manso e imposible de lidiar.
Una demostración de que las fiestas y la de los toros puede seguir funcionando plantando cara al bicho, si hay una buena organización como ha sido este caso, porque necesitamos distracción, diversión, y optimismo, ante esta desgracia que todos padecemos porque si no vamos a caer todos en una depresión que sería fatal para los retos que nos esperan, que no son nada halagüeños pero que hay que vencer con esfuerzo, con tesón, también con responsabilidad, y sobre todo haciendo que nada se pare, que todo se ponga en marcha, que la economía pueda ir saliendo de este hoyo tremendo en que estamos inmersos. Porque es la mejor manera de pensar en un futuro de esperanza y de soluciones. Y mucho ánimo porque ayer yo si noté que los ánimos están tocados, que no se palpaba la alegría de antes, que algo hay dentro de nosotros que nos atenaza y nos aflige y eso hay que echarlo fuera y volver a vivir pero no pensando en la muerte sino en la vida. Esa vida que teníamos tan bien organizada y que esta inesperada tragedia nos ha toro en mil pedazos.
Olé a la fiesta, olé a Estepona y olé a la perfecta y protegida organización