¡TIERRA TRÁGAME!
Creo que a todos nos ha pasado alguna vez que hemos metido la pata, sin darnos cuenta, teniendo delante a alguien al que ese comentario o actuación le perjudicaba, o le afectaba sentimentalmente, y es en ese momento cuando uno se siente tan mal estando sobre las faz de la tierra que hubiera deseado desaparecer de ella y casi hubiéramos aceptado que nos tragara.
Voy a contar tres anécdotas en los que se pone de manifiesto, de forma clara y evidente, que las tres personas que las protagonizaron pasaron por un momento similar al que antes hacía yo alusión.
La primera me sucedió a mi. Fui yo a las Casillas de Martos a tomar la medida de unas escaleras de mármol de las que fabricábamos nosotros en nuestro almacén y como allí estaba de Director un amigo mío, me dije no puedo irme de aquí sin visitar a mi amigo Juan. Una ver realizada mi gestión empresarial me dirijo al colegio y como tenía la puerta cerrada, Llamo al timbre y me vino a ver una profesora, madura, guapa, esbelta y simpática, que me abrió la puerta y me dijo donde podía ver a mi amigo. Llego ante él nos saludamos y yo sin ningún reparo y hasta con cierto morbo, y el machismo que desafortunadamente nos caracteriza a los hombres, le digo: Juan me ha abierto la puerta una compañera que la verdad es que está buenísima. Y el me contesta:, con una sonrisa un tanto sarcástica” a mi me lo vas a decir que es mi mujer.”........
La segunda le pasó a un gran amigo mío, fuensanteño también, muy buena persona, bastante inocente, por desgracia ya fallecido, que me cuenta lo siguiente: Mira lo que me ha pasado hoy. Vengo de Jaén con mi coche y observo cuando me cruzo con otro vehículo, que me enciende sus luces centelleantes. Y cuando paso por Torredelcampo, porque entonces no había autovía y teníamos que pasar por el pueblo, me dice él, veo a un pareja de la guardia civil de tráfico y paro me acerco a ellos y les pregunto: Miren vengo desde Jaén y todo el que se cruza conmigo me enciende momentáneamente las luces, creen Vds. que me pasa algo en el coche. Y uno de ellos me dice: No se preocupe que lo único que pasaba es que le estaban avisando de que nosotros estábamos aquí......
La tercera fue muy graciosa dado por la edad avanzada la persona que la originó, indudablemente la dijo con un sano egoísmo porque ella me necesitaba para que les siguiera sirviendo de chófer en sus desplazamientos. Era mi suegra, me acababan de diagnosticar un cáncer y cuando llegamos a su casa y se lo contamos, ella con la naturalidad del mundo de un anciano me dice: Manolo y cuando tú te mueras quien nos va a llevar a nosotros de viaje..........
Bueno pues eso es todo, no me digáis que a vosotros nunca os pasó nada igual, porque casi ni me lo creo. Por suerte para mí mi suegra la pobre, ya fallecida hace diez años, se equivocó en su previsión porque eso pasó hace ya 23 años y gracias a Dios todavía estoy aquí.
Creo que a todos nos ha pasado alguna vez que hemos metido la pata, sin darnos cuenta, teniendo delante a alguien al que ese comentario o actuación le perjudicaba, o le afectaba sentimentalmente, y es en ese momento cuando uno se siente tan mal estando sobre las faz de la tierra que hubiera deseado desaparecer de ella y casi hubiéramos aceptado que nos tragara.
Voy a contar tres anécdotas en los que se pone de manifiesto, de forma clara y evidente, que las tres personas que las protagonizaron pasaron por un momento similar al que antes hacía yo alusión.
La primera me sucedió a mi. Fui yo a las Casillas de Martos a tomar la medida de unas escaleras de mármol de las que fabricábamos nosotros en nuestro almacén y como allí estaba de Director un amigo mío, me dije no puedo irme de aquí sin visitar a mi amigo Juan. Una ver realizada mi gestión empresarial me dirijo al colegio y como tenía la puerta cerrada, Llamo al timbre y me vino a ver una profesora, madura, guapa, esbelta y simpática, que me abrió la puerta y me dijo donde podía ver a mi amigo. Llego ante él nos saludamos y yo sin ningún reparo y hasta con cierto morbo, y el machismo que desafortunadamente nos caracteriza a los hombres, le digo: Juan me ha abierto la puerta una compañera que la verdad es que está buenísima. Y el me contesta:, con una sonrisa un tanto sarcástica” a mi me lo vas a decir que es mi mujer.”........
La segunda le pasó a un gran amigo mío, fuensanteño también, muy buena persona, bastante inocente, por desgracia ya fallecido, que me cuenta lo siguiente: Mira lo que me ha pasado hoy. Vengo de Jaén con mi coche y observo cuando me cruzo con otro vehículo, que me enciende sus luces centelleantes. Y cuando paso por Torredelcampo, porque entonces no había autovía y teníamos que pasar por el pueblo, me dice él, veo a un pareja de la guardia civil de tráfico y paro me acerco a ellos y les pregunto: Miren vengo desde Jaén y todo el que se cruza conmigo me enciende momentáneamente las luces, creen Vds. que me pasa algo en el coche. Y uno de ellos me dice: No se preocupe que lo único que pasaba es que le estaban avisando de que nosotros estábamos aquí......
La tercera fue muy graciosa dado por la edad avanzada la persona que la originó, indudablemente la dijo con un sano egoísmo porque ella me necesitaba para que les siguiera sirviendo de chófer en sus desplazamientos. Era mi suegra, me acababan de diagnosticar un cáncer y cuando llegamos a su casa y se lo contamos, ella con la naturalidad del mundo de un anciano me dice: Manolo y cuando tú te mueras quien nos va a llevar a nosotros de viaje..........
Bueno pues eso es todo, no me digáis que a vosotros nunca os pasó nada igual, porque casi ni me lo creo. Por suerte para mí mi suegra la pobre, ya fallecida hace diez años, se equivocó en su previsión porque eso pasó hace ya 23 años y gracias a Dios todavía estoy aquí.