VIAJAR ES IMPORTANTE
El viaje es una forma fácil y placentera de aprender, sin esfuerzo y sin estudio, porque “una imagen vale más que mil palabras” y eso unido al contacto con la naturaleza, con la civilización, con las culturas, con las costrumbres y las peculiaridades del resto de los humanos, nos enriquece en todos los sentidos y hace que la cultura fluya en nosotros de forma natural y además feliz.
Los viajes son no siempre por placer, por turismo, sino que hay viajes por trabajo, por obligación o por necesidad, pero independientemente del motivo que los origine todos los viajes son buenos para
educarnos, instruirnos y desarroLLar nuestra personalidad. Por eso no hemos de olvidar que viajar es para todos necesario e importante.
Yo que he tenido la suerte de viajar por muchos paises de Europa, algo de Africa y de América, además de por casi todas las autonomías de nuestra querida España, voy a rnarrar a través de facebook y “Mi Atalaya,” las vivencias y esperiencias de esos viajes y las enseñanzas que ellos nos han proporcionado a Laly y a mi, porque al decir verdad la que me enseñó a viajar y a tener pasión por el viaje fue ella, y también mi suegro que era un viajero empedernido. Gracias a ellos yo también me convertí en un asiduo viajero.
Nuestro primer viaje en avión fue a Canarias, las islas de Lanzarote y Tenerife, fue un viaje especial porque fue totalmente gratuito, al salit agraciado en el sorteo que cada año hacía Caja Sur para sus clientes y que a mi me tocó en 1985.
Para realizarlo nos fuimos a Córdoba, al hotel Losl Lebreros de 4 estrellas, propiedad del torero el Cordobés y de allí en un autobís. los viajeros, unos 50 agraciados, salimos hasta Sevilla y allí cogimos el avión que nos llevaría a Lanzarote. Yo con mucho miedo por ser mi primer viaje aéro, y porque siempre me produce miedo el montar en avión, aún ahora cuando ya llevo muchos vuelos a mis espaldas.
Llegamos a Lanzarote una isla muy particular, de origen volcánico, y tras el recibimiento en un mesón de carretera donde nos nos agasajaron con una copa y donde probamos el famoso mojo picón, llegamos a un extraordinrio hotel donde estaríamos añejados durante nuestra estancia en esa Isla.
Todo era maravilloso, las comidas, los viajes, las visitas a los Jaméos del Agua, obra del artista lanzaroteño César Manrique, ya fallecido, al que se le deben las más grandes edificaciones turísticas importantes de las Canarias. Allí montamos en camello, como es casi obligatorio, y visitamos también el Parque de Tinanfalla fue impresionante por su particulas paisaje que más parece estár e la Luna que en canarias, recorrido con coches todo terreno al estilo de los safari africanos. Estuvimos allí tres dias en esta isa volcanica ssin parar de visitar todos sus rincones y lo más güay, todo lo realizábamos totalmente gratuito y en restaurantes y establecimientos túrísticos de primera categoría.
De allí partimos, de nuevo con miedo en avión a Tenerife, la ísla más turística de todas y en ella visitamos todo lo más importante el Puerto de la Cruz, el valle de la Orotava, el Casino y parque Tagore y el inigualable pico del Teide. En cuya base en un restaurante del Parador de Turismo nos dieron una comida maravillosa de esas que uno no se puede costear porque la langosta no entra en el menú de nuestro bolsillo.
Aquí otra obra del original César me llamó poderosamente la atención fue un restaurante dentro del Complejo Lagos Martianez que rstaba hecho debajo del agua de tal manera que tu estabas comiendo y habiía usa ventanas circulares, como las de los barc, os en las que podías ver que estabas inmerso en el mar.
Como notas aclaratorias de la categoría de aquel viaje decir que el Champán y las frutas, no faltaban nunca de la mesa de nuestra habitación, en especial los plátanos tan ricos de nuestras Islas Canarias.
Terminamos aquel maravilloso viaje, siempre guiados y acompañados por un Sr. que era rmpleado de Caja Sur y que era el que los organizaba, y volvimos a nuestra casa, muy agradecidos a la Caja de Ahorros de Córdoba, muy orgullosos de todo lo que allí habíamos visto y disfrutado, y también con un cierto complejo de inferioridad porque nosotros no conocíamos tanto lujo y esa forma tan ostentosa de vida. pero tal vez eso nos hiciera comprender las maravillas de poder seguir viajaando aunque de forma más humilde.
El viaje es una forma fácil y placentera de aprender, sin esfuerzo y sin estudio, porque “una imagen vale más que mil palabras” y eso unido al contacto con la naturaleza, con la civilización, con las culturas, con las costrumbres y las peculiaridades del resto de los humanos, nos enriquece en todos los sentidos y hace que la cultura fluya en nosotros de forma natural y además feliz.
Los viajes son no siempre por placer, por turismo, sino que hay viajes por trabajo, por obligación o por necesidad, pero independientemente del motivo que los origine todos los viajes son buenos para
educarnos, instruirnos y desarroLLar nuestra personalidad. Por eso no hemos de olvidar que viajar es para todos necesario e importante.
Yo que he tenido la suerte de viajar por muchos paises de Europa, algo de Africa y de América, además de por casi todas las autonomías de nuestra querida España, voy a rnarrar a través de facebook y “Mi Atalaya,” las vivencias y esperiencias de esos viajes y las enseñanzas que ellos nos han proporcionado a Laly y a mi, porque al decir verdad la que me enseñó a viajar y a tener pasión por el viaje fue ella, y también mi suegro que era un viajero empedernido. Gracias a ellos yo también me convertí en un asiduo viajero.
Nuestro primer viaje en avión fue a Canarias, las islas de Lanzarote y Tenerife, fue un viaje especial porque fue totalmente gratuito, al salit agraciado en el sorteo que cada año hacía Caja Sur para sus clientes y que a mi me tocó en 1985.
Para realizarlo nos fuimos a Córdoba, al hotel Losl Lebreros de 4 estrellas, propiedad del torero el Cordobés y de allí en un autobís. los viajeros, unos 50 agraciados, salimos hasta Sevilla y allí cogimos el avión que nos llevaría a Lanzarote. Yo con mucho miedo por ser mi primer viaje aéro, y porque siempre me produce miedo el montar en avión, aún ahora cuando ya llevo muchos vuelos a mis espaldas.
Llegamos a Lanzarote una isla muy particular, de origen volcánico, y tras el recibimiento en un mesón de carretera donde nos nos agasajaron con una copa y donde probamos el famoso mojo picón, llegamos a un extraordinrio hotel donde estaríamos añejados durante nuestra estancia en esa Isla.
Todo era maravilloso, las comidas, los viajes, las visitas a los Jaméos del Agua, obra del artista lanzaroteño César Manrique, ya fallecido, al que se le deben las más grandes edificaciones turísticas importantes de las Canarias. Allí montamos en camello, como es casi obligatorio, y visitamos también el Parque de Tinanfalla fue impresionante por su particulas paisaje que más parece estár e la Luna que en canarias, recorrido con coches todo terreno al estilo de los safari africanos. Estuvimos allí tres dias en esta isa volcanica ssin parar de visitar todos sus rincones y lo más güay, todo lo realizábamos totalmente gratuito y en restaurantes y establecimientos túrísticos de primera categoría.
De allí partimos, de nuevo con miedo en avión a Tenerife, la ísla más turística de todas y en ella visitamos todo lo más importante el Puerto de la Cruz, el valle de la Orotava, el Casino y parque Tagore y el inigualable pico del Teide. En cuya base en un restaurante del Parador de Turismo nos dieron una comida maravillosa de esas que uno no se puede costear porque la langosta no entra en el menú de nuestro bolsillo.
Aquí otra obra del original César me llamó poderosamente la atención fue un restaurante dentro del Complejo Lagos Martianez que rstaba hecho debajo del agua de tal manera que tu estabas comiendo y habiía usa ventanas circulares, como las de los barc, os en las que podías ver que estabas inmerso en el mar.
Como notas aclaratorias de la categoría de aquel viaje decir que el Champán y las frutas, no faltaban nunca de la mesa de nuestra habitación, en especial los plátanos tan ricos de nuestras Islas Canarias.
Terminamos aquel maravilloso viaje, siempre guiados y acompañados por un Sr. que era rmpleado de Caja Sur y que era el que los organizaba, y volvimos a nuestra casa, muy agradecidos a la Caja de Ahorros de Córdoba, muy orgullosos de todo lo que allí habíamos visto y disfrutado, y también con un cierto complejo de inferioridad porque nosotros no conocíamos tanto lujo y esa forma tan ostentosa de vida. pero tal vez eso nos hiciera comprender las maravillas de poder seguir viajaando aunque de forma más humilde.