MANOLITO ...

MANOLITO
Fue Manolito, uno de mis mejores amigos, él me llamaba “pariente” adjetivo este que de alguna marera quería expresar que lo nuestro era algo más que una gran amistad, era algo así como un parentesco que nos vinculaba casi como de la familia. Y efectivamente para mi su madre Genoveva, sus hermanas Mari Geno y Margarita y su hermano Eduardo siempre tuvieron un lugar muy privilegiado en mis relaciones personales y amistosas..
Manolo y su familia cuando yo estudiaba en Jaén, con 15 ó 16 años vivían allí en la calle San Fernando y yo iba mucho a su casa cuando todavía su padre Eduardo vivía que tenia en la Calle San Clemente una tienda de tejidos. Era para mi aquella casa como un refugio da algo procedente de Fuensanta y me lo pasaba muy bien jugando y charlando con todos los miembros de la familia. Es más yo llegué a tener amistad con las hijas de su vecino Aiyon que regentaba una tienda de componentes eléctricos en Jaén y que aun hoy la sigue teniendo uno de sus nietos. Esta familia tenía cinco ó seis hijas que estaban mucho en casa de Manolito y todavía cuando me las encuentro por Jaén algunas de ellas se acuerdan de mi y me saludan.
Después de la muerte de su padre Manolito y toda su familia se trasladaron a Fuensanta a la casa de su abuela, madre de Genoveva, y entonces la relación se hizo más continua y más directa. Claro que después Manolo marchó a Granada a estudiar medicina y yo tuve que marchar a otros pueblos a ejercer como Maestro pero de todas formas nos veíamos en vacaciones en el pueblo donde ellos siguieron viviendo muchos años. Manolo se casó con una chica majísima y muy inteligente, también médico, se llama Nieves y es de Granada, y se fueron a vivir a Barcelona. Un matrimonio ejemplar, muy enamorados, tuvieron cinco hijos, dos varones y tres hembras, que son todos un modelo de personas educadas, cariñosas y simpáticas, como era de esperar de unos padres tan especiales.
Yo recuerdo que en esta etapa, que estábamos más distantes, yo les fui a visitar a Barcelona donde habíamos ido a una boda de un primo de mi mujer, Laly, y el encuentro fue maravilloso porque los dos teníamos muchas ganas de abrazarnos. Tengo que contar una anécdota de aquel viaje porque se nos hizo tarde y decidimos quedarnos a dormir en Barcelona y al día siguiente acercarnos a Viladecans donde dejamos a mis suegros. La sorpresa fue que cuando intentamos buscar un hotel todos estaban ocupados y no había forma de encontrar una habitación pero como venía con nosotros su hermano Eduardo, que era y es Policía Secreta, dijo verás como esto se va a acabar, y efectivamente al llegar al siguiente el se acercó a recepción, sacó su placa de policía y le dijo al recepcionista mire necesito una habitación para estas dos personas amigos míos, y en el acto nos dieron una suite extraordinaria.
Después en uno de los viajes que hacían a Fuensanta Manolo y Nieves tuvieron un accidente de coche y el quedó ya con un un defecto en la cadera que le hacia andar con cierta cojera y Nieves, a raíz de aquello, sigue padeciendo problemas de columna aunque no les impidieron, a ninguno de los dos, ejercer su profesión con total normalidad.
Con el tiempo ellos se trasladaron a Málaga y allí también viven sus hermanos, todos muy cerca y muy unidos. Yo les visitaba con alguna frecuencia a su casa cuando veníamos por Málaga y ellos iban también mucho por Fuensanta donde yo vivía y ejercía mi profesión de Maestro.
Pero la fatalidad hizo que este gran amigo mío tuviera una hepatitis y recibiera un trasplante de hígado que le permitió seguir viviendo, con toda normalidad, durante unos años pero al final vino el desenlace y lo perdimos muy joven, tendría unos setenta años y una familia que todavía necesitaba a su padre, que le llora, y le sigue echando de menos.
Yo le visité en su casa del Palo unos días antes de morir y me dijo: Pariente me muero, esto ya no tiene solución. Yo traté de darle algún ánimo y de decirle que eso no iba a pasar pero el era médico y lo sabía mejor que yo. Cuando me separé de él, para regresar a Estepona, vine llorando por el camino porque sabía que ya nunca lo volvería a ver. Pariente donde quiera que estés te mando un abrazo muy fuerte.