GENALGUACIL
Hoy traigo a esta Atalaya un tema interesante y un tanto insólito que creo os va a gustar y que va a poner de manifiesto que aún en los pueblos pequeños, apartados y situados en escarpados parajes, también tienen sus encantos que conviene airear y dar a conocer inventando formas y fórmulas, atractivas y originales, que ayuden a conseguir los objetivos de atracción de turistas y visitantes que reactiven la vida y la economía del municipio. Y si eso se intenta desde un sentido artístico y cultural, mucho mejor.
Hoy os hablo he Genalguacil un municipio malagueño de solo 500 habitantes, situado a unos 30 Kms de Estepona, incrustado en la margen izquierda del río Genal, dentro de las estribaciones de la Sierra Bermeja, a una altitud de 800 metros, que te permite pasar de la playa a la montaña en tan solo 10 ó 15 minutos y que hacen posible compaginar y disfrutar, de mar y montaña, al mismo tiempo. Todo un lujo de la naturaleza.
Para llegar allí sales de Estepona por el paraje de los Reales y en seguida por una carretera de montaña, perfectamente asfaltada y cuidada, te encuentras inmerso en la Sierra Bermeja, en esta época, con una exuberante vegetación donde abundan los pinos, especialmente el pinsapo, los castaños, las encinas y los alcornoques, que dan un colorido al paisaje digno de la paleta de un ilustre pintor, impregnado por el olor característico del campo en Mayo que culmina el placer de ese disfrute directo de la naturaleza que tanto enaltece y estimula nuestros sentidos y despeja nuestra mente.
Toda una relajación de cuerpo y alma que te va llevando en volandas hacia ese destino que, en cuarenta minutos, te transporta a un ambiente casi medieval exento de ruidos, de algarabía y de modernidad, a que la Costa del Sol nos tiene acostumbrados. Y tras ese viaje tan tranquilo y tan reparador, se vislumbra la blancura inmaculada del destino.
El tema es que este pequeño y bonito pueblo serrano, incluido dentro de las ruta de los “pueblos blancos,”celebraba por estas fechas sus feria y fiesta, antes del dichoso Coronaviruss, que son originales y distintas a las tradicionales que se celebran en toda España porque aquí una semana antes de la fecha el Ayuntamiento invita a artistas nacionales e internacionales a que vengan a crear sus obras en el pueblo, facilitándoles materiales y hospedaje con la condición de que esas obras se qeden para siempre en el pueblo que las mantiene bien en las calles, como un museo al aire libre, o bien bajo techado dentro del museo municipal. No me negaréis que la idea es maravillosa y que la forma de propiciar el arte es magistral, innovadora y original.
Genaguacil siempre merece la pena, y su particular forma de promocionarse nos puede servir para buscar nosotros una nueva manera de imitarlos.
Hoy traigo a esta Atalaya un tema interesante y un tanto insólito que creo os va a gustar y que va a poner de manifiesto que aún en los pueblos pequeños, apartados y situados en escarpados parajes, también tienen sus encantos que conviene airear y dar a conocer inventando formas y fórmulas, atractivas y originales, que ayuden a conseguir los objetivos de atracción de turistas y visitantes que reactiven la vida y la economía del municipio. Y si eso se intenta desde un sentido artístico y cultural, mucho mejor.
Hoy os hablo he Genalguacil un municipio malagueño de solo 500 habitantes, situado a unos 30 Kms de Estepona, incrustado en la margen izquierda del río Genal, dentro de las estribaciones de la Sierra Bermeja, a una altitud de 800 metros, que te permite pasar de la playa a la montaña en tan solo 10 ó 15 minutos y que hacen posible compaginar y disfrutar, de mar y montaña, al mismo tiempo. Todo un lujo de la naturaleza.
Para llegar allí sales de Estepona por el paraje de los Reales y en seguida por una carretera de montaña, perfectamente asfaltada y cuidada, te encuentras inmerso en la Sierra Bermeja, en esta época, con una exuberante vegetación donde abundan los pinos, especialmente el pinsapo, los castaños, las encinas y los alcornoques, que dan un colorido al paisaje digno de la paleta de un ilustre pintor, impregnado por el olor característico del campo en Mayo que culmina el placer de ese disfrute directo de la naturaleza que tanto enaltece y estimula nuestros sentidos y despeja nuestra mente.
Toda una relajación de cuerpo y alma que te va llevando en volandas hacia ese destino que, en cuarenta minutos, te transporta a un ambiente casi medieval exento de ruidos, de algarabía y de modernidad, a que la Costa del Sol nos tiene acostumbrados. Y tras ese viaje tan tranquilo y tan reparador, se vislumbra la blancura inmaculada del destino.
El tema es que este pequeño y bonito pueblo serrano, incluido dentro de las ruta de los “pueblos blancos,”celebraba por estas fechas sus feria y fiesta, antes del dichoso Coronaviruss, que son originales y distintas a las tradicionales que se celebran en toda España porque aquí una semana antes de la fecha el Ayuntamiento invita a artistas nacionales e internacionales a que vengan a crear sus obras en el pueblo, facilitándoles materiales y hospedaje con la condición de que esas obras se qeden para siempre en el pueblo que las mantiene bien en las calles, como un museo al aire libre, o bien bajo techado dentro del museo municipal. No me negaréis que la idea es maravillosa y que la forma de propiciar el arte es magistral, innovadora y original.
Genaguacil siempre merece la pena, y su particular forma de promocionarse nos puede servir para buscar nosotros una nueva manera de imitarlos.