VOLVIÓ EL VERANO...

VOLVIÓ EL VERANO

Supongo que a todo os habrá pasado como a mí, este verano resucitado nos ha devuelto la ilusión, la esperanza y la alegría, de comprobar como las cosas van normalizándose, que podemos abrazarnos, que el bicho está siendo controlado, que las vacunas nos defienden ante él y la mayoría hemos colaborado en esa defensa siguiendo las pautas que se nos han marcado para llegar a ver la luz al final del túnel. Esto no ha terminado, por supuesto, hemos de seguir plantando cara a este enemigo invisible y mortal, pero no perdamos esa alegría y esa felicidad que nos ha producido esta reactivación, de la casi normalidad, que hace más de dos años habíamos perdido y temíamos no poder recuperar nunca más.

En primer lugar agradecer a todo al personal sanitario de este país, su entrega, su eficacia, su desvelo y su sacrificio por tratar de salvarnos de este mal y por permitir con su trabajo que hayamos podido llegar hasta aquí. Millones de gracias

Lo primero y más importante de toda esta recuperación ha sido el poder abrazar y besar a nuestros nietos, hijos, familiares y amigos de los que estuvimos separados y apartados durante más de un año. Las relaciones familiares, las relaciones con los compañeros, con los amigos y el poder tomar una copa o una comida juntos. Y el ver como el mundo laborar está tomando su ritmo de normalidad y el trabajo vuelve a dejar oír sus clásicos ruidos y movimientos en las fábricas, en las carreteras y en los edificios en construcción, como señal inequívoca de que seguimos viviendo, seguimos luchando y seguimos soñando.

Que maravilla ver este verano la afluencia de bañistas a la playa, la oleada de turistas extranjeros que han vuelto a pasar sus vacaciones en España, la afluencia de los clientes en los restaurantes, en los bares y ahora en el inicio de las competiciones deportivas, en los espectáculos y en los toros, estamos viendo como los aficionados vuelven a aparecer en sus asientos y vuelven a convertirse en participantes activos en todos los escenarios.

Hoy paseando por Estepona he visto una ciudad llena de vitalidad, de energía y de futuro, el tráfico colapsado, los hoteles al 100x100, las playas llenas de bañistas heterogéneos, viejos y jóvenes, nacionales y extranjeros, los chiringuitos a tope, los restaurantes completos y la gente alegre, contenta, feliz, porque todos hemos recuperado una vida pasada que últimamente nos habían arrebatado.

Pidamos que esto continúe a mejor, hasta alcanzar la normalidad absoluta, y pensemos que la vida sigue, que la felicidad sigue ahí, que la ilusión y lo bueno no se lo ha llevado el virus, porque eso va siempre ligado a nuestra existencia y a nuestra lucha hacia un futuro mejor. Para ello no bajar la guardia, recuperar el bienestar perdido, con esfuerzo y con trabajo, y pedir por esas 90.000 personas que murieron en nuestro país, a causa de esta terrible pandemia, porque han pagado, injustamente con su vida, la factura dolorosa de esta penosa enfermedad. Que Dios los tenga en su santa gloria y que a todos nos de salud, bienestar y felicidad.