LO QUE LA TELE SE LLEVÓ...

LO QUE LA TELE SE LLEVÓ
Hay que ver, haciendo una mirada retrospectiva, lo que ha supuesto para toda la sociedad la constante presencia entre nosotros de esa ventana tan indiscreta llamada televisión en casa.
En mi infancia cuando solo disponíamos de una radio para comunicarnos con el exterior, las cosas eran muy distintas, la familia estaba llena de protagonismo, de constante interpretación y programación de nuestras vivencias, de nuestros problemas, y hasta de nuestras diversiones, y todas ellas estaban impregnadas de unos cánones educativos y éticos que traspasaban los lazos estrictamente familiares y se extendían al ámbito laboral y social.
Entonces era casi obligado en todas las familias el reunirse a diario en torno a la mesa, para hablar de nuestros problemas, para realizar todos juntos algún trabajo de casa, para dar consejos y soluciones para los más pequeños y a veces hasta para representar o interpretar algún acto cultural educativo o de entretenimiento para toda la familia.
Una noche limpiábamos las lentejas que el abuelo había recogido en la cosecha le íbamos quitando todas las impurezas para poder guardarlas en botes para su posterior consumo. Otras cogíamos la hojas de las mazorcas de maíz para llenar los colchones que nos sirvieran para descansar y otras asistíamos todos atentos e ilusionados a la lectura del capítulo siguiente de la novela por entregas que habíamos recibido recientemente de aquella historia de bandoleros, de toreros o de aventuras que se estaba pagando por capítulos y que una vez terminados los envíos se llevaban los capítulos y te devolvían impreso un tocho enorme que era esa historia al completo.
Esa era nuestra tele particular, antes de que se inventara y era nuestra forma de charlar, de entendernos, de vivir y solucionar nuestros problemas y de divertirnos los sábados, los domingos y los días de fiesta y no me negaréis que aquello era infinitamente mejor que lo de ahora para la familia y para la sociedad.
Ahora estamos dirigidos, controlados manipulados por la televisión de tal manera que la familia se encuentra repartida entre los programas de fútbol, los de corazón, los de dibujos animados y los tele basura como Sálvame. Amén de un bombardeo de noticias a cual más preocupantes, de una política cada vez más corrupta y una publicidad que te come el coco y te predispones a consumir sin control, sin necesidad. ese dinero tan escaso.
Y la familia no interesa, hay que destruirla, hay que desestructurarla porque así es más vulnerable y más fácil de herir y de manipular. Y a la porra el respeto, el orden, la educación, las normas, los principios éticos y morales, porque a río revuelto ganancia de pescadores. Y así nos va por eso había que reflexionar y recuperar lo que podamos de todo “lo que la tele se llevó.