EL DEPORTE.
Ahora que a mi vejez ha tenido la feliz idea de practicar deporte apuntándome a un gimnasio, cosa que nunca hice con la intensidad que debiera y que hubiera querido cuando joven, he llegado a la conclusión de que el ejercicio físico y el deporte son importantísimos para la salud física y mental de las personas, a cualquier edad, y que ha sido un gran error en la antigüedad no dar a esta disciplina la categoría y la atención que merecía dentro de los planes de educación y estudio por ser vital para la formación integral del individuo,
Cuando yo iba a la escuela no existía nada de deporte o de ejercicio físico dentro de mi plan de estudios. No existía ni siquiera un modesto campo de fútbol. Solo se prestaba atención a la instrucción cultural, leer, escribir, las cuatro reglas, un texto enciclopédico para la enseñanza primaria y esto era todo. Todo para tratar de formar y desarrollar la inteligencia pero nada para cuidar y preparar el físico, la otra parte importante del ser humano.
Cierto que eran momentos difíciles, momentos de penurria económica y que lo primero era encontrar la forma de subsistir, pero aquellos años 50 fueron totalmente nulos para que los niños pudiésemos dedicarnos a alguna actividad deportiva o física que no fuera otra que dar patadas a una pelota de goma, no un balón, por las calles o plazas del pueblo. Las porterías dos piedras y las redes los cristales de las casas de los vecinos.
Con el tiempo se empezó a prestar más atención a el deporte y después de nuestra entrada en la U. E. nuestro país ha dado un gran salto en este sentido, hoy en Fuensanta hay campo de Fútbol, polideportivo y hasta gimnasio. En el Colegio y en el Instituto hay profesores de Educación Física que imparten su asignatura como una materia más y los niños y jóvenes fuensanteños tienen asegurada su formación y atención física.
Y sucede que cuando te pones a practicar deporte o ejercicio físico te das cuenta de los beneficios que esto conlleva para tu persona y para el desarrollo de todas las actividades: fortaleces tu corazón, desarrollas tus músculos y facilitas el movimiento de tus articulaciones, eliminas azúcar, colesterol, y grasas y hasta tienes más apetito, duermes mejor e incluso mejoras tu equilibrio mental e intelectual. O sea que ese esfuerzo diario que voluntariamente te hace sudar, te hace perder calorías, te reporta una serie de beneficios que justifican con creces tu voluntad de mejorar tu estado físico y de procurarte una mejor calidad de vida. Porque además sucede que esto produce adicción, te engancha de tal manera que estás deseando de ir a pasar dos horas sudando y el día que no puedes, por lo que sea, te sientes mal porque parece que as dejado de hacer algo bueno.
Yo recomiendo a todo el mundo, primero que deje de fumar, que yo fui un gran fumador y conseguí dejarlo, (de esto ya hablaré otro día) y segundo que practique algún deporte o ejercicio físico, toda su vida, porque eso le dará salud y la salud es el bien más preciado que tenemos los seres vivos.
Ahora que a mi vejez ha tenido la feliz idea de practicar deporte apuntándome a un gimnasio, cosa que nunca hice con la intensidad que debiera y que hubiera querido cuando joven, he llegado a la conclusión de que el ejercicio físico y el deporte son importantísimos para la salud física y mental de las personas, a cualquier edad, y que ha sido un gran error en la antigüedad no dar a esta disciplina la categoría y la atención que merecía dentro de los planes de educación y estudio por ser vital para la formación integral del individuo,
Cuando yo iba a la escuela no existía nada de deporte o de ejercicio físico dentro de mi plan de estudios. No existía ni siquiera un modesto campo de fútbol. Solo se prestaba atención a la instrucción cultural, leer, escribir, las cuatro reglas, un texto enciclopédico para la enseñanza primaria y esto era todo. Todo para tratar de formar y desarrollar la inteligencia pero nada para cuidar y preparar el físico, la otra parte importante del ser humano.
Cierto que eran momentos difíciles, momentos de penurria económica y que lo primero era encontrar la forma de subsistir, pero aquellos años 50 fueron totalmente nulos para que los niños pudiésemos dedicarnos a alguna actividad deportiva o física que no fuera otra que dar patadas a una pelota de goma, no un balón, por las calles o plazas del pueblo. Las porterías dos piedras y las redes los cristales de las casas de los vecinos.
Con el tiempo se empezó a prestar más atención a el deporte y después de nuestra entrada en la U. E. nuestro país ha dado un gran salto en este sentido, hoy en Fuensanta hay campo de Fútbol, polideportivo y hasta gimnasio. En el Colegio y en el Instituto hay profesores de Educación Física que imparten su asignatura como una materia más y los niños y jóvenes fuensanteños tienen asegurada su formación y atención física.
Y sucede que cuando te pones a practicar deporte o ejercicio físico te das cuenta de los beneficios que esto conlleva para tu persona y para el desarrollo de todas las actividades: fortaleces tu corazón, desarrollas tus músculos y facilitas el movimiento de tus articulaciones, eliminas azúcar, colesterol, y grasas y hasta tienes más apetito, duermes mejor e incluso mejoras tu equilibrio mental e intelectual. O sea que ese esfuerzo diario que voluntariamente te hace sudar, te hace perder calorías, te reporta una serie de beneficios que justifican con creces tu voluntad de mejorar tu estado físico y de procurarte una mejor calidad de vida. Porque además sucede que esto produce adicción, te engancha de tal manera que estás deseando de ir a pasar dos horas sudando y el día que no puedes, por lo que sea, te sientes mal porque parece que as dejado de hacer algo bueno.
Yo recomiendo a todo el mundo, primero que deje de fumar, que yo fui un gran fumador y conseguí dejarlo, (de esto ya hablaré otro día) y segundo que practique algún deporte o ejercicio físico, toda su vida, porque eso le dará salud y la salud es el bien más preciado que tenemos los seres vivos.