Un soneto enloquecido para mentes traspuestas
Bendito, aquel que halló a Dulcinea
por más comodidad y con reposo
a la Mayor de Zarza en el Toboso,
y cambiar sus Cáceres por tu aldea.
Bendito, sea aquel que antojos vea
en las aguas claras, al poderoso
Don Quijote, el rey voluntarioso
ganando aquella desigual pelea.
Bendito, quien fielmente deseara
ser señor Amadís, que tu pediste
al conocido hidalgo Don Quijote.
Que aun siendo ido o loco, o no estuviera,
alegre siendo el tiempo que fue triste
soñando cuando fuera galeote.
Bendito, aquel que halló a Dulcinea
por más comodidad y con reposo
a la Mayor de Zarza en el Toboso,
y cambiar sus Cáceres por tu aldea.
Bendito, sea aquel que antojos vea
en las aguas claras, al poderoso
Don Quijote, el rey voluntarioso
ganando aquella desigual pelea.
Bendito, quien fielmente deseara
ser señor Amadís, que tu pediste
al conocido hidalgo Don Quijote.
Que aun siendo ido o loco, o no estuviera,
alegre siendo el tiempo que fue triste
soñando cuando fuera galeote.