NO A LA DEPRESIÓN LA VIDAVALE LA PENA
Hay momentos en la vida en que parece ser que todo se nos pone en contra, que todo se nos viene abajo y que no merece la pena seguir luchando, seguir intentándolo, seguir. sufriendo. Esto es lo que a veces nos sucede a todos paro está demostrado que hay que superar esos conatos depresivos, penase que todo es pasajero, que tras la tempestad viene la calma y que lo que en ese momento es un escollo difícil de superar, aparentemente, pasadas unas horas, unos días o unas semanas, todo vielve a resplandecer, todo cambia de color y el problema desaparece por si solo o se transforma en una pequeñez que por nada del mundo nos debe preocupar.
Hoy yo me levanté con mal pié, me dolía el estómago que es uno de los males que te pone con más mala uva, me llamó mi César diciéndome que estaban operando a su hijo Pablo de 11 años de apendicitis, ese angelito que ya estaba sufriendo cuando el día anterior estaba tan sano.
Después se nos rompió la luz del cuarto de baño dando varias explosiones porque se produjo un cortocircuito y la verdad es que llevábamos un día de perros pero a última hora un mensaje por Internet nos trajo la noticia más esperada y deseada desde hace ya casi 4 años, y entonces todo se llenó de felicidad, de esperanza y de consuelo y entonces comprendí que por muy mal que te vaya la vida, la situación familiar, o el trabajo, nunca hay que renunciar, nunca hay que desesperar ni tirar la toalla, porque en un momento todas tus ilusiones se pueden convertir en realidad y hacerte la persona más feliz del mundo..
Hay que vivir, hay que luchar, intentarlo cada día, hay que emplear la razón, la honestidad, el respeto, la verdad y el corazón, en el intento y con esas armas, una oración y un acercamiento a ese Dios, que de una u otra
forma todos tenemos, es muy difícil no conseguir la victoria final.. Merece la pena, vale la pena porque mientras hay vida siempre, siempre, hay esperanza..
Hay momentos en la vida en que parece ser que todo se nos pone en contra, que todo se nos viene abajo y que no merece la pena seguir luchando, seguir intentándolo, seguir. sufriendo. Esto es lo que a veces nos sucede a todos paro está demostrado que hay que superar esos conatos depresivos, penase que todo es pasajero, que tras la tempestad viene la calma y que lo que en ese momento es un escollo difícil de superar, aparentemente, pasadas unas horas, unos días o unas semanas, todo vielve a resplandecer, todo cambia de color y el problema desaparece por si solo o se transforma en una pequeñez que por nada del mundo nos debe preocupar.
Hoy yo me levanté con mal pié, me dolía el estómago que es uno de los males que te pone con más mala uva, me llamó mi César diciéndome que estaban operando a su hijo Pablo de 11 años de apendicitis, ese angelito que ya estaba sufriendo cuando el día anterior estaba tan sano.
Después se nos rompió la luz del cuarto de baño dando varias explosiones porque se produjo un cortocircuito y la verdad es que llevábamos un día de perros pero a última hora un mensaje por Internet nos trajo la noticia más esperada y deseada desde hace ya casi 4 años, y entonces todo se llenó de felicidad, de esperanza y de consuelo y entonces comprendí que por muy mal que te vaya la vida, la situación familiar, o el trabajo, nunca hay que renunciar, nunca hay que desesperar ni tirar la toalla, porque en un momento todas tus ilusiones se pueden convertir en realidad y hacerte la persona más feliz del mundo..
Hay que vivir, hay que luchar, intentarlo cada día, hay que emplear la razón, la honestidad, el respeto, la verdad y el corazón, en el intento y con esas armas, una oración y un acercamiento a ese Dios, que de una u otra
forma todos tenemos, es muy difícil no conseguir la victoria final.. Merece la pena, vale la pena porque mientras hay vida siempre, siempre, hay esperanza..